lunes, 3 noviembre 2025

Juan Astray, exlegionario: «España no es un país seguro, para nada»

El exlegionario español Juan Astray advierte sobre la falta de preparación del país ante posibles conflictos y crisis globales. Con experiencia militar en zonas de guerra, sostiene que España vive una peligrosa sensación de falsa seguridad.

En un momento histórico marcado por tensiones internacionales, guerras tecnológicas y nuevas formas de amenaza, las palabras de un exlegionario resuenan con fuerza. Juan Astray, veterano del ejército español con años de servicio en misiones de alto riesgo, no duda en afirmar que “España no es un país seguro, para nada”.

Su diagnóstico sobre España no surge del alarmismo, sino de la experiencia. Astray ha visto de cerca la crudeza de los conflictos armados y entiende lo que significa estar preparado —o no— ante una crisis. En su opinión, el problema radica en una mezcla de desinterés político, falta de formación ciudadana y despreocupación social frente a los escenarios de riesgo actuales.

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España es un país confiado en exceso

España es un país confiado en exceso
Fuente: agencias

Para Astray, España vive una especie de espejismo. “Nos creemos a salvo porque no hay guerra en nuestras fronteras, pero eso no significa que estemos preparados”, explica. Y señala que la seguridad nacional no se mide solo en armas o soldados, sino en la capacidad de respuesta ante catástrofes, ciberataques o desabastecimientos.

En su visión, el país ha abandonado la cultura de la defensa. “Hoy la gente confía en que el Estado o la OTAN resolverán todo, pero la seguridad empieza en cada hogar. Nadie sabe qué hacer si falla la electricidad o si se corta el suministro de agua durante días”.

Astray subraya que España carece de una estrategia civil sólida ante crisis de gran escala: “No hay protocolos claros, ni planes de supervivencia doméstica. En otros países, la población tiene formación básica para actuar ante emergencias. Aquí, no”.

Lecciones desde el frente

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La experiencia del exlegionario le enseñó que la preparación mental y logística es tan importante como la fuerza militar. “En misiones internacionales aprendí que el enemigo no siempre lleva uniforme. A veces es la desinformación, el miedo o la falta de previsión”, relata.

Según Astray, el contexto actual —con conflictos abiertos en Europa del Este y Oriente Medio, y crecientes tensiones globales— exige una sociedad más consciente de su vulnerabilidad. “La gente piensa que la guerra es algo lejano, pero las consecuencias, como el impacto económico o los ciberataques, llegan igual.”

Advierte, además, que la seguridad interior se ve amenazada por la desunión política y la pérdida de valores colectivos: “Un país dividido no puede protegerse. La defensa también es una cuestión de cohesión social y de confianza mutua”.

Pese a su tono crítico, Astray no se declara pesimista. Cree que España aún puede fortalecer su sistema de seguridad si fomenta una educación cívica basada en la responsabilidad y la prevención. “La defensa no es solo tarea de los militares. Todos formamos parte de ella, desde el ciudadano que se informa hasta quien ayuda en una crisis local”, sostiene.


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