“Un esguince no es poca cosa”: el Dr. Jazfyr Bringas Martínez explica por qué una simple torcedura puede cambiarlo todo
A veces ocurre en un segundo: un mal paso, un giro brusco, un resbalón. Notas el chasquido, el ardor inmediato… y te dices que no es para tanto. “Solo me torcí”, pensamos. Pero lo que parece un contratiempo menor puede volverse una larga pesadilla. Lo sabe bien el Dr. Jazfyr Bringas Martínez, cirujano articular y especialista en robótica, que cada semana atiende a pacientes convencidos de que “se les pasará solo” y que acaban pagando muy caro ese descuido.
“Un esguince no es una simple torcedura. Es una lesión real del tejido que sostiene la articulación. Si no se atiende, el cuerpo cicatriza mal… y esa cicatriz termina recordándotelo el resto de tu vida”, explica con tono sereno pero firme.
Cuando el cuerpo se dobla más de lo que puede

Un esguince ocurre cuando una articulación se dobla o gira más de la cuenta, forzando los ligamentos, esas “corditas” invisibles que unen hueso con hueso y nos dan estabilidad. “Si se estiran, se rompen o se desgarran, la articulación pierde su equilibrio natural”, señala el doctor.
Dependiendo de la magnitud del daño, hay tres grados:
- Grado 1: el ligamento solo se estira, pero recupera su forma.
- Grado 2: hay un pequeño desgarro, y el tejido ya no trabaja igual.
- Grado 3: la ruptura supera el 50 %, y la articulación queda prácticamente sin sujeción.
Aunque cualquier articulación puede sufrirlo —desde el tobillo hasta el hombro o la muñeca—, el tobillo es el más castigado. “Es el que soporta todo tu peso y el que más castigamos”, apunta Bringas con una sonrisa resignada.
Cuando el cuerpo “cura” mal

El cuerpo siempre intenta repararse, pero no siempre lo hace bien. “Cuando el ligamento se cicatriza sin tratamiento, lo hace como una herida en la piel: queda rígido, sin elasticidad”, explica. Esa rigidez hace que el tejido se vuelva más frágil, predispuesto a volver a lesionarse.
Y así comienza un círculo vicioso: esguinces repetidos, inflamación crónica, desgaste articular… y al cabo de los años, dolor constante o incluso deformidad. “He visto pacientes jóvenes con tobillos de anciano, todo por no atender a tiempo una torcedura”, comenta el cirujano.
“El cuerpo te cura, sí, pero no siempre de la mejor manera. A veces lo que necesitas no es dejarlo en paz, sino ayudarlo a hacerlo bien.”
Qué hacer (y qué no hacer)

El primer paso, aunque parezca obvio, es consultar a un médico. No todos los esguinces se curan igual. Durante las primeras 32 horas hay tres aliados básicos: hielo, reposo e inmovilización. Después, todo depende del grado de la lesión:
- En un grado 1, bastan una o dos semanas de reposo y rehabilitación.
- En un grado 2, se requiere al menos un par de semanas y fisioterapia guiada.
- En un grado 3, puede ser necesaria una resonancia magnética y, en muchos casos, cirugía.
Cuando hay que operar, el procedimiento consiste en reconstruir el ligamento con suturas y anclajes reabsorbibles, creando un puente que devuelva la estabilidad. Pero el doctor insiste: “La cirugía es solo la mitad del camino. La otra mitad es la rehabilitación.”
La rehabilitación: el paso que muchos olvidan

El Dr. Bringas lo dice con humor, pero en serio:
“Si no piensas hacer rehabilitación, no te operes conmigo. No hay cirugía que aguante la falta de constancia.”
Tras la operación o el tratamiento inicial, los primeros quince días son sin apoyo, pero con movimientos controlados. Y para volver al deporte o la actividad intensa, la recuperación total puede tardar entre tres y seis meses.
La rehabilitación no es un trámite. Es el momento en que el cuerpo aprende a confiar otra vez en sí mismo. Sin ella, la lesión vuelve.
Escuchar al cuerpo, el mejor tratamiento
Muchos minimizan el dolor y siguen adelante. Pero el Dr. Bringas insiste: “El cuerpo avisa. Lo que hoy ignoras, mañana se convierte en algo más serio.”
Por eso, la tendencia médica actual busca movilizar pronto, pero con cuidado. Ni quedarse quieto demasiado tiempo ni forzar el regreso. “Sanar bien es un equilibrio entre paciencia y disciplina”, resume el especialista.









