domingo, 2 noviembre 2025

Dr. Shigeaki Hinohara, referente mundial en medicina preventiva: «Para la mayoría de las personas mayores de 60 años, esa primera hora al abrir los ojos es un momento de fragilidad fisiológica»

- El legado del doctor japonés que enseñó a cuidar el cuerpo con atención, gratitud y calma.

El doctor que enseñó a escuchar el cuerpo antes de que gritara. Murió en 2017, a los 105 años, pero hablar del Dr. Shigeaki Hinohara es como hablar de alguien que sigue ahí, en cada consejo sabio que nos recuerda que el cuerpo —ese compañero silencioso— siempre intenta avisarnos antes de romperse. Médico japonés, incansable y lúcido hasta el final, dedicó su vida a algo tan elemental y tan olvidado: enseñar a las personas a escuchar las señales del cuerpo antes de que sea demasiado tarde.

“Los accidentes cerebrovasculares no llegan sin aviso”, decía con voz calma. “El cuerpo lo grita, pero nosotros estamos demasiado ocupados para oírlo.”

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Cuando el cuerpo susurra (y nosotros no lo oímos)

Dr. Shigeaki Hinohara
Escuchar al cuerpo es el primer paso hacia una vida más larga y plena. Fuente: Canva

Hinohara no hablaba de prevención con palabras frías. Lo hacía como quien te cuenta algo importante en confianza. “No esperes al dolor —decía—, el cuerpo avisa mucho antes.”

Y tenía ejemplos muy concretos. Contaba que el primer signo de un posible accidente cerebrovascular no es el dolor, ni el mareo, ni un desmayo. Es algo mucho más pequeño y engañoso: una torpeza repentina.

Esa vez que de pronto se te cae el vaso sin saber por qué. O cuando intentas coger un cepillo y se te escurre. Pequeños gestos, pequeñas pérdidas de precisión, que muchos achacan a “los años” o al cansancio. Para él, eso no era vejez, era una alarma.

“El cerebro —decía— es el director de orquesta. Si de pronto las manos desafinan, es porque el director está perdiendo el compás.”

Detectar ese aviso —lo que él llamaba un mini derrame, un pequeño infarto cerebralpuede salvar la vida. Las primeras 48 horas después del síntoma son, según explicaba, una carrera contra el tiempo.

El momento más frágil del día: justo al despertar

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Diez minutos de calma al despertar pueden cambiar todo tu día. Fuente: Canva

Hinohara tenía algo de poeta cuando hablaba de medicina. Decía que el cuerpo, al amanecer, vive una “tormenta silenciosa”. Después de horas de sueño, estamos deshidratados, la sangre se espesa, y el cortisol —esa hormona del estrés que sube sola— empieza a empujar la presión hacia arriba.

“El cerebro despierta antes que tú”, solía decir con una sonrisa leve. “Y esa primera hora, especialmente después de los 60, es un momento en el que hay que moverse despacio, con cariño.”

No hablaba solo de ciencia, sino de sentido común. De aprender a empezar el día con respeto.

Los pequeños errores de la mañana que nos alejan de la salud

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El movimiento suave mantiene joven al cuerpo y despierta la mente. Fuente: Canva

El doctor enumeraba algunos hábitos cotidianos que pueden parecer inofensivos, pero que, con los años, pesan más de lo que imaginamos.

1. No beber agua al levantarse.
“Antes de cualquier cosa —decía—, incluso antes del café, bebe agua natural. Es el gesto más simple y más poderoso que puedes hacer por tu circulación.”

2. Quedarse quieto demasiado tiempo.
Pasar la primera hora del día sentado o acostado hace que la sangre se quede “estancada”. Su recomendación: moverse suave, girar los tobillos, estirar los brazos, dejar que el cuerpo despierte sin brusquedad. “La longevidad no depende de la fuerza —decía—, sino del flujo.”

3. Saltarse el desayuno.
“El cerebro necesita alimento. No es hambre, es energía.” Bastaba con algo pequeño: medio huevo, unas nueces, un poco de yogur. “No es un banquete, es una señal para el cuerpo: el día ha comenzado.”

4. Revisar el móvil nada más abrir los ojos.
A eso lo llamaba “lanzarse directo al estrés”. “El cerebro necesita silencio antes de recibir ruido”, advertía. Solo diez minutos de calma pueden cambiar el tono de todo el día.

La medicina que no viene en frascos

El medico que enseno a vivir despacio Merca2.es
Agradecer al cuerpo cada mañana también es una forma de medicina. Fuente: Canva

Hinohara no recetaba milagros. Recetaba rutinas con sentido. Creía que prevenir no era una estrategia médica, sino un gesto de gratitud.

“Cambiar la forma de despertar —decía— no es un sacrificio. Es una manera de agradecerle al cuerpo por seguir aquí, acompañándonos.”

Hasta sus últimos días, seguía caminando cada mañana al hospital, saludando pacientes, tomando notas, sonriendo con esa calma que solo tienen quienes han entendido algo profundo: que el cuerpo no es un enemigo, sino un aliado que nos avisa cuando algo va mal.

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“A veces —decía—, la medicina más poderosa no está en una pastilla, sino en una rutina bien vivida.”

Y quizá por eso su mensaje sigue tan vivo. Porque detrás de cada consejo suyo hay algo más que ciencia: hay humanidad.
Una forma distinta de mirar la salud.
Una invitación a despertar despacio, a beber agua, a mover los pies, a respirar antes de empezar el día.
A escuchar —por fin— al cuerpo, antes de que tenga que gritar.


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