viernes, 31 octubre 2025

Xavi Carretero, nutricionista: “Somos más bacterias que humanos; tenemos diez veces más bacterias que células”

- El nutricionista Xavi Carretero desmonta los grandes mitos de la nutrición y defiende una visión más humana, consciente y personalizada del metabolismo.

Las bacterias cuentan tu historia mucho antes de que empieces a contar calorías. Hay frases que te descolocan. Xavi Carretero lanza una de esas apenas empieza a hablar:
“Las calorías no existen. Tu cuerpo no sabe qué es una caloría porque el alimento no es energía, es combustible”.

Lo dice sin solemnidad, casi con una sonrisa, sabiendo que esa idea rompe muchos esquemas. Pero enseguida lo explica: el cuerpo humano no entiende de números, entiende de procesos. “Podrías comer exactamente lo mismo que otra persona y reaccionar de forma completamente diferente”, comenta mientras gesticula. “Porque lo que manda no son las calorías, sino cómo tu cuerpo usa lo que come”.

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Y ahí entra en escena una protagonista de la que pocos hablan: la microbiota intestinal. Ese universo microscópico que vive dentro de nosotros y del que, según él, depende buena parte de nuestra salud. “Somos más bacteria que humano”, dice entre risas. “Tenemos diez veces más bacterias que células. Yo siempre digo que soy una bacteria con patas”.

Un “motor interno” que no se puede copiar ni medir

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La microbiota, ese universo invisible que determina cómo procesamos los alimentos. Fuente: Canva

Carretero insiste en que la microbiota se forma en los tres primeros años de vida y deja una huella para siempre. Si ese ecosistema se desequilibra —por estrés, antibióticos o una mala alimentación—, todo se resiente: desde la digestión hasta el estado de ánimo.

“Por eso no tiene sentido aplicar la misma dieta a todo el mundo”, asegura. “No hay dos personas iguales. Lo que a ti te sienta bien, a mí puede destrozarme”.

En su clínica, Reganera, la báscula ha pasado a un segundo plano. No importa tanto el número como entender cómo funciona ese motor interno. “El peso es un parámetro erróneo. Lo importante es cómo está tu metabolismo”, explica. Y añade algo que resume su filosofía: “Si arreglas tu metabolismo, tu cuerpo funciona mejor”.

Él lo compara con reparar una máquina: no sirve de nada cambiar piezas al azar, hay que entender qué falla. Su pasado como analista de riesgos —sí, antes de dedicarse a la nutrición— le ayuda a mirar el cuerpo con mentalidad de investigador. “Busco el origen del problema, no el síntoma”, dice.

Desmontando mitos, sin pelos en la lengua

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Un metabolismo equilibrado es el reflejo de un cuerpo que funciona en armonía. Fuente: Canva.

A lo largo de la conversación, Carretero va tirando abajo ideas que damos por hechas.

El gluten. “A todo el mundo le afecta el intestino, a todo el mundo”, repite sin titubear. Explica que el trigo actual, modificado genéticamente para producir más, daña el intestino aunque no se note. “El cuerpo se adapta al daño y deja de avisar. Que no tengas síntomas no significa que no te esté afectando”.

Los carbohidratos. No son el enemigo, pero tampoco inocentes. “El cuerpo gestiona un pico de glucosa como si fuera un tóxico”, dice. Si el azúcar en sangre sube demasiado rápido, el páncreas lo transforma en grasa visceral. Su truco es tan simple que sorprende: dejar enfriar el arroz o la patata antes de comerlos, y acompañarlos con algo de fibra. “Una ensalada al lado cambia totalmente la película”.

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Encontrar el equilibrio entre alimentación, descanso y emociones es la clave. Fuente: Canva.

El ayuno intermitente. “El problema es que se ha entendido mal”, comenta. “No se trata de comer menos, sino de dejar tiempo para que el cuerpo limpie”. Según él, los procesos de reparación intestinal no se activan hasta pasadas cuatro horas después de comer. “Estamos diseñados para llenar el estómago —del tamaño de dos puños— y poder pasar días sin comer.” El cuerpo no necesita tanto como creemos, pero sí necesita calma.

La carne. “Es necesaria, claro, porque aporta aminoácidos esenciales y vitaminas del grupo B”, explica. Pero, como todo, depende del intestino. Si hay disbiosis, el exceso de carne roja puede generar toxicidad.La clave siempre está en el equilibrio”.

Volver a lo sencillo

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Volver a la naturaleza es, quizás, el consejo más simple y poderoso. Fuente: Canva.

Al final, su mensaje es desarmante por lo simple: “Intenta comprar alimentos que no tengan etiquetas.” Es decir, que cuanto menos procesado, mejor. “Compra las cosas lo más cerca posible de su naturaleza”, aconseja. “Fruta, verdura, pescado, huevos… Lo de siempre. Lo que comían nuestros abuelos”.

Pero no se queda ahí. Carretero enlaza la alimentación con algo más profundo: el estado emocional. “El origen de todos los problemas del intestino está en el sistema nervioso.” “El estrés es un gran destructor de mi máquina que me va a alimentar”, afirma con tono sereno.

Por eso, insiste, no basta con comer bien: hay que vivir bien. Dormir, respirar, no ir siempre corriendo. “Tu cuerpo te habla todo el rato. El problema es que ya no lo escuchamos”.

Y uno sale de la charla con la sensación de que tiene razón. Tal vez la salud no dependa tanto de contar calorías ni de seguir modas, sino de reconectar con lo esencial: comer con conciencia, descansar, y recordar que el cuerpo, si se le da lo que necesita, sabe perfectamente cómo cuidarse solo.

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