Adoración Mendoza, voluntaria: “Mientras tenga fuerzas, seguiré ayudando”

A sus 90 años, esta vecina de Tomelloso continúa activa en proyectos sociales y demuestra que la edad nunca ha sido un obstáculo para servir a los demás

Adoración Mendoza, voluntaria: “Mientras tenga fuerzas, seguiré ayudando”
Adoración Mendoza, voluntaria: “Mientras tenga fuerzas, seguiré ayudando”

En un lugar de La Mancha, y a pesar de que muchos pensamos que la vida se para conforme nos hacemos mayores, aparece la historia de una mujer que contradice toda estadística. La historia de Adoración Mendoza que, con 90 años, se ha convertido hoy en día en la voluntaria activa más anciana de España. Su testimonio no solo nos sorprende, sino que nos interpela: ¿qué significa envejecer dignamente, con sentido y utilidad hacia las personas? Esta breve semblanza pretende rescatar su recorrido y arrastrar consigo lecciones que huyan de los años.

VOLUNTARIA, UN PUNTO DE INFLEXIÓN

Adoración Mendoza, voluntaria: “Mientras tenga fuerzas, seguiré ayudando”
Fuente: Freepik

Adoración no fue siempre voluntaria. Su implicación comunitaria, de hecho, llegó mucho más tarde de lo habitual. Fueron los 72 años, tras enviudar y perder lazos familiares, el momento en el que tomó la decisión de dedicar sus días al resto de la gente. A falta de callar, porque no se resignó a vivir el aislamiento, queriendo buscar una razón para levantarse cada mañana, el voluntariado se convirtió para ella en su puente hacia la esperanza y la compañía.

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Desde ese punto de partida, Adoración fue abrazando diferentes causas: colaboró con Cruz Roja, participó en la Asociación Española Contra el Cáncer y se hizo eco de iniciativas de conservación del medio ambiente. Pero su mayor dedicación hoy se encuentra con AFAS (Asociación de Familiares y Amigos de Personas con Discapacidad), donde acompaña a las misas, paseos o celebraciones. Su presencia, en ese sentido, no es pasiva: ella aporta ternura, constancia y cercanía con los gestos.

Y no solo eso: también se ha relacionado con los mayores de Tomelloso. Acompañamientos a citas médicas, charlar o simplemente hacer compañía en momentos más rutinarios se cuentan como una de sus actividades. Porque el voluntariado para Adoración no es algo que se pase, sino un eje vital. Ella misma dice que el voluntariado “fue mi salvación” y esa frase es prueba evidente de que no hay edad para reinventarse.

AVENTURA A LOS NOVENTA

Adoración Mendoza, voluntaria: “Mientras tenga fuerzas, seguiré ayudando”
Fuente: Freepik

A muchas personas las aparente excesivas las ideas de retos físicos o emocionales a los noventa años. Para Adoración, en cambio, la edad no es esa línea de llegada que espera la llegada de los desafíos, sino la invitación a un nuevo reto. Para celebrar su noventa cumpleaños, cumplió un sueño que había estado esperando mucho, volar en globo: el gesto simbólico de quien continúa en el aire, con el viento que sopla bajo sus pies.

No hizo sólo eso: también voló un tramo del Camino de Santiago, claro que no como un peregrino más, sino transportada en una silla Joëlette por un grupo de voluntarios de la AFAS. El gesto importa más que la forma: afirma que le hizo sentir el hecho de vivir, el hecho de tener un propósito.

Este tipo de aventuras, la verdad, siembra un mensaje contundente: el envejecimiento no es resignación, sino un espacio en el que la voluntad humana puede darse la mano con la creatividad. Así, con su ejemplo, Adoración lanza una invitación: «que se hagan voluntarios, gente que salga de su casa y que no importa la edad». Esa frase expresa su visión del valor del compromiso que no tiene calendario.