Las apps que instalamos a diario en el móvil se han convertido en una puerta de entrada a nuestra vida, pero ¿a qué precio? Para Sergio López, especialista en privacidad de 39 años, la respuesta es escalofriante. Según su investigación, muchas de esas herramientas que parecen inofensivas tienen un propósito oculto, y es que las aplicaciones que piden acceso a tus contactos venden tu agenda por tan solo 0,001 euros, un negocio turbio que la mayoría desconoce por completo. ¿Te imaginas toda tu red personal en manos de desconocidos?
La cifra que revela López pone los pelos de punta y nos obliga a replantearnos la confianza que depositamos en ciertas utilidades para smartphone. Lo que para ti es la agenda con el teléfono de tu madre, tus amigos o tu médico, para otros es solo mercancía. El experto lo tiene claro, y asegura que así engordan el mercado negro digital con la información privada de millones de usuarios, un flujo constante de datos que alimenta estafas, spam y campañas de phishing. Sigue leyendo y descubre cómo te afecta.
¿QUÉ PRECIO TIENE REALMENTE TU AGENDA DE CONTACTOS?
Lo que consideramos nuestro círculo más íntimo no vale casi nada en el mercado negro, al menos por separado. Sergio López insiste en el bajísimo coste que pagan por nuestros contactos, una miseria que sin embargo genera fortunas al venderse al por mayor. Es una dinámica perversa, donde el verdadero negocio no está en la calidad de un contacto, sino en el volumen masivo de agendas recopiladas, creando bases de datos gigantescas y perfectamente segmentadas.
¿Por qué querrían estas empresas una lista de teléfonos y correos? La respuesta va más allá del simple spam. Estas bases de datos son el combustible para industrias enteras que viven de la información ajena, y es que los ciberdelincuentes utilizan estos contactos para lanzar ataques de phishing mucho más creíbles y personalizados, suplantando identidades o engañando a tus conocidos para que caigan en sus trampas. Como advierte López, el riesgo es enorme y afecta a toda tu red.
EL PERMISO INOCENTE QUE ABRE LA PUERTA AL CAOS

Piénsalo un momento: una linterna que pide acceso a tu agenda, un juego que quiere ver tus llamadas o un editor de fotos que exige permiso para leer tus SMS. No tiene ningún sentido, pero pulsamos «aceptar» por pura inercia. Es en ese instante cuando, según Sergio López, entregamos las llaves de nuestra privacidad, porque el permiso de acceso a los contactos es la vulnerabilidad más explotada por las aplicaciones fraudulentas, un coladero que no para de crecer en 2025.
Las repercusiones de ese clic son inmediatas y silenciosas. En cuestión de segundos, la información de todos tus contactos es extraída y enviada a un servidor remoto, lista para ser empaquetada y vendida. El especialista en privacidad lo confirma, estas apps actúan como auténticos caballos de Troya, y lo más peligroso es que el usuario nunca recibe una notificación de que sus datos han sido transferidos, operando con total impunidad mientras el mercado negro se nutre.
ASÍ FUNCIONA EL NEGOCIO OCULTO DETRÁS DE UN «ACEPTAR»
El proceso es de una simpleza que asusta. Una vez das tu consentimiento, el software de tu teléfono extrae nombres, números, correos y hasta las notas que tengas asociadas a cada contacto. Todo ese paquete de información se vende a intermediarios, conocidos como data brokers, que a su vez lo revenden al mejor postor. Sergio López lo denuncia sin tapujos, el mercado negro digital es un ecosistema complejo donde tu agenda se convierte en una simple mercancía, alimentando una economía sumergida millonaria.
Pero, ¿quién compra esta información y para qué la utiliza exactamente? Los clientes son variados y sus intenciones, casi siempre, maliciosas. Hablamos de redes de telemarketing agresivo, estafadores que preparan timos telefónicos o incluso grupos organizados que se dedican al robo de identidad. El precio de 0,001€ que menciona López es por contacto, pero una base de datos con un millón de agendas puede alcanzar cifras desorbitadas en foros clandestinos, un negocio redondo para los delincuentes.
INCIBE DA LA VOZ DE ALARMA: ¿ESTAMOS VENDIENDO NUESTRA VIDA?

El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) lleva tiempo alertando sobre los riesgos de los permisos abusivos en las aplicaciones móviles que manejamos. Sus informes de 2025 señalan un aumento preocupante de software malicioso disfrazado de herramienta útil, cuyo único fin es la recolección de datos. De hecho, las advertencias oficiales se centran en la falta de transparencia de los desarrolladores sobre el uso real que le darán a nuestra información, un problema de base que nos deja completamente indefensos.
Frente a este panorama, la responsabilidad recae en nosotros. Sergio López es tajante al afirmar que ni las leyes ni las tiendas de apps pueden protegernos por completo si no cambiamos nuestros hábitos. La clave, según el experto, es la prevención activa y la desconfianza por defecto. No podemos seguir ignorando las señales, pues la dejadez del usuario es el mayor aliado de quienes comercian con nuestra vida privada, una pasividad que nos convierte en víctimas fáciles.
LA DEFENSA ES POSIBLE: CÓMO BLINDAR TU MÓVIL ANTE EL SAQUEO
El primer paso es tan sencillo como evidente: revisar los permisos concedidos. Dedica unos minutos a entrar en los ajustes de tu móvil y comprueba una por una qué herramientas digitales tienen acceso a tus contactos, micrófono o ubicación. Te sorprenderá descubrir cuántas de ellas no lo necesitan para nada. Como recomienda el propio López, revocar el acceso a las aplicaciones sospechosas es la medida más efectiva y rápida para cortar la fuga de datos, un gesto simple que marca una gran diferencia.
Más allá de la revisión, es fundamental adoptar un enfoque proactivo. Antes de instalar cualquier programa en el smartphone, lee las reseñas de otros usuarios y desconfía de aquellas que prometen mucho a cambio de nada. La advertencia final de Sergio López es un buen resumen de la situación, la mejor barrera contra el abuso digital es un usuario informado, crítico y consciente del valor de su privacidad, porque en el mundo digital, como en la vida, nadie regala nada.

 
                                    





 
 



