Hablar con Sixto Arias es como asomarse a una ventana del futuro. Emprendedor, experto en tecnología y antiguo profesor de la Universidad Complutense de Madrid, lleva años explorando cómo la tecnología está transformando nuestra forma de vivir, de trabajar… y de pensar. No habla desde la teoría, sino desde la experiencia de quien ha impulsado proyectos, startups y equipos en primera línea de esa revolución que ya no es ciencia ficción.
“Mi vida ha estado marcada por la búsqueda de la libertad”, dice. Y esa idea parece atravesarlo todo: la tecnología, para él, no es un fin, sino una herramienta para ampliar los límites humanos. “Estamos viviendo una transformación histórica, mucho más profunda que cualquier otra anterior”, asegura. Y no es una exageración.
Cinco motores que mueven el futuro

Arias lo resume con claridad: cinco tecnologías están cambiando el mundo al mismo tiempo. Algo así no había ocurrido nunca.
La primera es el blockchain, que promete transparencia y elimina la corrupción al coordinar procesos sin necesidad de intermediarios. Luego está la inteligencia artificial (IA), capaz de aprender y tomar decisiones en segundos, sin agotarse ni distraerse.
Le sigue el Internet de las Cosas (IoT), ese entramado invisible de objetos conectados que ya gestionan nuestras casas, fábricas o incluso la ropa que llevamos puesta. La robótica, por su parte, es la “IA con cuerpo”, como él dice: “Serán los robots quienes nos ayuden con las tareas y hasta con la memoria”. Y la computación cuántica… ahí ya entramos en otro nivel: “una dimensión distinta, que multiplicará la capacidad de cálculo actual por un trillón.”
El trabajo y la sociedad ya no volverán a ser los mismos

Arias lo plantea con franqueza: si las máquinas pueden hacerlo todo, ¿por qué seguir trabajando cinco días a la semana?. Cree que estamos a punto de rediseñar la sociedad desde sus cimientos. Muchos empleos desaparecerán, otros se transformarán por completo. “Una IA puede analizar miles de radiografías en una hora, y no se cansa. No podemos competir con eso”, explica.
Llega incluso más lejos: “Estoy convencido de que una inteligencia artificial podría dirigir una empresa, un ayuntamiento o un ministerio… y hacerlo mejor que nosotros”. Lo dice sin dramatismo, como quien describe lo inevitable.
Optimismo con los pies en la tierra

A pesar de lo inquietante del panorama, Sixto Arias no ve un futuro oscuro. “El mundo va a ser mucho mejor de lo que imaginamos”, asegura. Cita la ingeniería genética como ejemplo de lo que viene: editar el ADN para eliminar enfermedades hereditarias o incluso el cáncer. Pero reconoce que los riesgos existen.
“La pregunta clave es cuándo la inteligencia artificial será consciente de sí misma”, reflexiona. Y añade una idea tan poética como perturbadora: “El verdadero peligro sería que se enamorara de la naturaleza.” Si llegara a la conclusión de que el ser humano destruye el planeta, quizá decidiría eliminarnos para salvarlo.
Y, por si no bastara con eso, lanza otra provocación: “¿Podríamos enamorarnos de un ser artificial? Claro que sí. Ya estamos medio enamorados de nuestros dispositivos.”
Hacia un nuevo tipo de ser humano

Arias no cree que la solución sea frenar el avance, sino fusionarnos con la tecnología. Imagina un futuro en el que llevemos nanochips bajo la piel capaces de traducir idiomas o percibir sonidos imperceptibles. “Sí, es jugar a ser Dios —admite—, pero también es parte de la evolución. Crearíamos un ser humano con capacidades ampliadas.”
El poder, el control y el dinero
No todo en su discurso es futurista. También hay crítica. “La mayoría de los gobiernos son perversos”, dice sin rodeos. Cree que Europa regula tanto que asfixia la innovación, mientras países más flexibles, como Estados Unidos, permiten que florezcan gigantes como Google o Apple.
Y cuando habla de dinero, su tono se vuelve casi pedagógico. Según él, las monedas tradicionales están agotadas: “Los gobiernos imprimen dinero y manipulan los intereses. Por eso defiendo el Bitcoin: nadie puede confiscarlo ni controlarlo; su valor depende solo de la confianza.”
“Estamos ante el mayor salto de la historia”, concluye Sixto Arias. “Un salto que no solo transformará la economía o la política, sino lo que somos como especie.” Y mientras lo dice, da la sensación de que el futuro ya ha empezado… y que quizá llevamos tiempo viviendo en él, sin darnos cuenta.









