jueves, 30 octubre 2025

Dra. Sara Szal, ginecóloga: “Los desequilibrios hormonales pueden revertirse más rápido de lo que muchas mujeres imaginan”

- La doctora Sara Szal explica cómo el estrés, los anticonceptivos y el estilo de vida influyen en la salud hormonal y el bienestar femenino.

Los cambios hormonales hablan, aunque a veces no sepamos escucharlos. La doctora Sara Szal, ginecóloga y especialista en salud hormonal, se sentó recientemente frente al comunicador Jay Shetty en uno de los episodios más comentados de su pódcast. La conversación, entre científica y humana, giró en torno a algo que todos sentimos pero pocos comprendemos: el delicado equilibrio hormonal. Con un tono sereno y didáctico, Szal logró lo que pocos médicos consiguen: traducir el lenguaje del cuerpo a palabras sencillas.

Las hormonas son como mensajes de texto que el cuerpo se envía a sí mismo”, explicaba con una sonrisa. A través de esas señales invisibles —junto a proteínas, nutrientes y péptidos— nuestro organismo mantiene su armonía. Pero, cuando algo interrumpe esa red de comunicación, aparecen los síntomas: desde el síndrome de ovario poliquístico o la endometriosis, hasta la fatiga crónica o la baja testosterona.

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El estrés, el enemigo silencioso

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La salud hormonal depende del equilibrio entre cuerpo, mente y entorno. Fuente: Canva

De todos los factores que pueden alterar ese equilibrio, el estrés es el que más lo desbarata. Su protagonista es el cortisol, la conocida “hormona del estrés”. En circunstancias normales, sigue un ciclo natural: sube por la mañana, baja al caer la noche. Pero cuando vivimos bajo presión constante, el sistema se desajusta: el cortisol se dispara o se agota. “Es el desgaste del sistema de estrés del cuerpo”, lo llama Szal.

Y no basta con tenerlo “dentro del rango normal”. Lo que realmente importa, dice, es mantenerlo en su punto óptimo. “Hay que buscar esa zona de ‘ricitos de oro’, donde las hormonas no estén ni demasiado altas ni demasiado bajas”. Ese equilibrio frágil —ni exceso ni carencia— es, según ella, la clave de la salud hormonal y del bienestar general.

El gran conector del cuerpo

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El estrés crónico es uno de los principales enemigos de las hormonas. Fuente: Canva

El cortisol es algo así como el hilo que conecta todas las piezas del sistema hormonal. Cuando se descontrola, puede arrastrar consigo a otras hormonas: el estrógeno, la progesterona o la testosterona. Por eso, incluso mujeres jóvenes pueden notar alteraciones en su fertilidad, su estado de ánimo o su deseo sexual.

Sin embargo, Szal deja espacio para la esperanza. “Los desequilibrios hormonales pueden mejorar rápidamente”, asegura. Con pequeños cambios en la alimentación o el descanso, las hormonas metabólicas —como la insulina— pueden estabilizarse en cuestión de días. Las reproductivas suelen tardar algo más, entre cuatro y seis semanas, pero el cuerpo responde. Siempre responde.

Relaciones, respiración y estilo de vida

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Las relaciones positivas ayudan a reducir el cortisol y mejorar el ánimo. Fuente: Canva

La doctora insiste en que no todo pasa por los análisis o los tratamientos. “La respiración, el yoga, la meditación y las relaciones sanas son medicinas hormonales”, comenta. Las relaciones positivas, explica, ayudan a “coregular” el estrés y a mantener el cortisol bajo control. En cambio, los vínculos tóxicos o desgastantes pueden elevarlo hasta niveles dañinos.

Szal diferencia también entre dos tipos de estrés: el eustrés, el “estrés bueno” que nos empuja y motiva, y el estrés crónico, ese que desgasta sin propósito. Ambos dejan huellas hormonales distintas. “El cuerpo no solo reacciona a lo que pasa —dice—, también a cómo lo vivimos”.

Anticonceptivos hormonales: lo que no siempre se cuenta

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La alimentación antiinflamatoria puede mejorar los niveles hormonales. Fuente: Canva

Uno de los momentos más interesantes del diálogo fue cuando abordó los efectos del anticonceptivo hormonal. Según Szal, se habla poco del impacto real que puede tener en el organismo. Explica que la píldora aumenta la globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG), lo que reduce la testosterona libre. Esto puede mejorar el acné, sí, pero también reducir el deseo sexual y provocar sequedad vaginal en muchas mujeres, efectos que a veces persisten meses después de dejarla.

La doctora advierte además que la píldora puede agotar nutrientes esenciales como el magnesio o las vitaminas del grupo B, alterar la función mitocondrial y aumentar los marcadores de inflamación. “Son efectos poco explicados a las pacientes”, lamenta. Por eso, insiste: “Cada mujer merece información completa antes de empezar un anticonceptivo hormonal”.

Como alternativas, menciona métodos no hormonales como el DIU de cobre, que no interfiere con el sistema endocrino y presenta una alta satisfacción entre las usuarias. Y frente a los problemas de acné o dolores menstruales, propone empezar con lo básico: una alimentación antiinflamatoria, rica en omega-3 y micronutrientes.

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