Valencia conmemora estos días el primer aniversario de la dana que arrasó L’Horta Sud y dejó 229 víctimas mortales. Doce meses después, la tragedia se recuerda con emoción, con un funeral de Estado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias y con una agenda mediática que ha vuelto a situar a la Comunidad Valenciana en el centro informativo.
El foco no está solo en la catástrofe natural, sino también en la gestión política que la acompañó, y en los silencios que todavía persisten. La prensa valenciana y nacional, por norma general, ha mostrado una madurez profesional poco habitual en los aniversarios de tragedias recientes.
El periódico valenciano Levante-EMV, gracias a su redacción, se ha consolidado como el diario de referencia en la investigación sobre la gestión del Consell durante las horas críticas de la riada. Su revelación de que el president Carlos Mazón acompañó a la periodista Maribel Vilaplana al aparcamiento mientras los servicios de emergencia recibían miles de llamadas desesperadas ha marcado un punto de inflexión informativo. La noticia, confirmada por fuentes de del entorno de Vilaplana, evidencia la descoordinación de un mentiroso y negligente gobierno regional que llegó tarde a casi todo.
Esa exclusiva, unida a la valiente encuesta publicada por Las Provincias, que refleja que más del 60% de los votantes del PP desea que Mazón deje el cargo, ha resquebrajado el blindaje mediático que el president mantenía hasta hace pocos meses.
Incluso el director de ABC, Julián Quirós, exdirector de Las Provincias, ha pedido públicamente su relevo. La grieta se ha abierto también en medios cada día más conservadores, como El Mundo o El Confidencial, que han abandonado la comodidad partidista para analizar con rigor los fallos de coordinación institucional que agravaron el desastre.
Entre los proyectos más destacados de este aniversario figura el documental de eldiario.es, ‘¿Dónde estaba Mazón?’, emitido también por TV3, que reconstruye las 24 horas previas y posteriores a la riada a través de testimonios de víctimas, técnicos de emergencias y periodistas. La producción, con un tono sobrio, plantea la misma pregunta que sobrevuela el relato judicial y político de este año: ¿qué hacía el president mientras la Comunidad Valenciana se ahogaba?
La televisión autonómica À Punt ha sufrido, en paralelo, una evolución tan simbólica como preocupante. Tras una impecable cobertura inicial de la dana, cadena ha vivido un proceso de desmantelamiento y politización bajo el tándem PP-Vox. Los relevos en la dirección informativa han introducido un sesgo visible, con tertulias más afines al discurso gubernamental y un retroceso en pluralidad aliñado por una colección de retransmisiones taurinas.
ONDA CERO Y LA SER SE VUELCAN
En la radio, el compromiso de Carlos Alsina con las víctimas ha brillado con luz propia. El periodista de Onda Cero regresó ayer a la zona cero para emitir ‘Más de uno’ desde localidades como Alfafar o Paiporta, cumpliendo la promesa que hizo hace un año: no olvidarse de quienes lo perdieron todo.
Durante estos doce meses, Alsina ha viajado en diez ocasiones a la comarca, ha documentado la lenta reconstrucción de colegios y mercados y ha mantenido viva la memoria de los fallecidos. Su ficción sonora ‘Cómo brillaba’, estrenada en Navidad, se convirtió en un homenaje coral a la resistencia valenciana.

También la Cadena SER ofreció anoche un ejercicio de periodismo de servicio público con su especial ‘Hora 25’ desde Benetússer. Aimar Bretos arrancó el programa en Paiporta y no se cortó sobre la gestión de la Generalitat. «Todavía hay muchos ángulos oscuros. Puntos negros que han estado rodeados de mentiras y de cambios de relato. La mayoría de ellos, sobre dónde estaba el president de la Generalitat, Carlos Mazón, mientras miles de personas hacían lo imposible para salvarse. Qué estaba haciendo. Qué le preocupaba en ese momento. Es la pregunta que se hacen los familiares de las víctimas. Es la pregunta que nos hacemos todos», siguió.
En el otro extremo del dial, la COPE y Trece TV han optado por mantener un perfil más complaciente con el president valenciano, en parte por la afinidad entre la Generalitat y los medios de la Conferencia Episcopal. Los espacios de Carlos Herrera o ‘El Cascabel’ han preferido minimizar las críticas y trasladar la responsabilidad de la catástrofe al Gobierno central.
En lo político, Mazón (respaldado por la manipulada televisión autonómica valenciana y un trío de digitales madrileños compuesto por Okdiario, Prnoticias y Edatv) se aferra al silencio cómplice de Alberto Núñez Feijóo, que se siente inseguro frente a Isabel Díaz Ayuso y apoya al president para asegurarse su complicidad por un eventual choque futuro interno contra la verdadera líder de la oposición.
La imagen de Mazón, deteriorada por la gestión de la emergencia y por la falta de transparencia posterior, contrasta con la solidez que intenta proyectar el Partido Popular a nivel nacional. En privado, voces de Génova admiten que el presidente valenciano se ha convertido en un problema más que en un activo.
El aniversario de la dana deja, por tanto, dos lecciones. La primera, que el periodismo, en líneas generales, ha cumplido su papel: investigar, acompañar, recordar. La segunda, que el silencio institucional puede ser tan devastador como la propia tormenta.
Mientras los medios regresan a L’Horta Sud para reconstruir la memoria, el principal responsable político de aquella tragedia sigue parapetado tras un muro de mentiras.

 
                                    

 
 



