El periodista y exconsejero de RTVE José Manuel Martín Medem (Madrid, 1952) acaba de publicar ‘Cincuenta años contra RTVE (1975/2025). Del desastre del bipartidismo al decretazo del gobierno de coalición’ (Ediciones El Boletín, 2025).
Este libro que se presenta mañana en Madrid destaca por su lucidez y honestidad, y sirve para reflexionar sobre el progresivo desmantelamiento del servicio público de radiotelevisión en España.
P: ¿Cómo resumirías la evolución de RTVE desde la Transición hasta hoy? Dices que el PSOE ha tenido una visión neoliberal de la radiotelevisión pública y sabemos que el PP ha manipulado y saqueado todas las televisiones públicas que ha tenido a su alcance.
R: El PSOE ha tomado las peores iniciativas y el PP las ha prolongado y empeorado. Jordi García Candau fue quien más daño hizo durante más tiempo, entre 1990 y 1996, cuando era director general, que sería un cargo equivalente al de presidente. La UCD utilizó la RTVE franquista para ayudarle en la Transición y tras el triunfo de Felipe González en 1982, el PSOE impuso su modelo: control de la información, poder absoluto del Consejo de Administración, lluvia de contratos de producción a empresas externas y amigas, y también reducciones de plantilla.
P: ¿Y el PP a partir de 1996?
R: El PP no cree en la televisión pública. El aznarismo fue manipulación y amiguismo. Su actuación ha sido claramente negativa. Han manipulado TVE igual que lo hizo el PSOE. Ahí está el caso de Alfredo Urdaci, por ejemplo. Una de las cosas tremendas que hizo el PSOE y mantuvo el gobierno de coalición fue la Ley General de Comunicación Audiovisual, que asumió el modelo del PP: las televisiones autonómicas pueden tener servicio público, externalizarlo, privatizarlo o directamente no tenerlo. En Castilla y León, por ejemplo, existen canales privados financiados por la Junta.
P: ¿Qué valoración haces del zapaterismo? Tiene muy buena fama por su talante, pero hizo fechorías: otorgó contratos a empresas ligadas a un nuevo rival, La Sexta, y quitó la publicidad a RTVE para contentar a Telecinco y Antena 3 por el nacimiento de Cuatro y la propia Sexta.
R: En esos tiempos hubo un control de la información más sutil, más elegante. El problema es que Zapatero hizo una buena ley en 2006, pero luego no la llevó a cabo. Esa ley aseguraba autonomía frente al Gobierno y la Administración General del Estado, y eso se iba a garantizar con un Consejo Estatal de Medios Audiovisuales, como ocurre en otros países de la UE. Pero no lo aplicó: no creó ese consejo.
El Parlamento aprobó un mandato marco que obligaba al Congreso a negociar un contrato-programa para establecer financiación y un plan estratégico. No se cumplió ni la ley, ni el contrato-programa, ni el presupuesto estable y suficiente. Cada gobierno ha hecho lo que ha querido con los presupuestos, sin continuidad.
Desde Zapatero, además, se dio la publicidad al duopolio comercial formado por Mediaset y Atresmedia, y desde entonces RTVE ha dejado de recibir unos 4.000 millones de euros. Zapatero hizo una barbaridad: el ‘voluntariamente obligatorio’ ERE por criterios de edad, a partir de los 52 años. Desbarató la estructura de RTVE. Si hubieran querido hacer un ERE serio, habrían analizado qué áreas sobraban. Pero al hacerlo por edades, hubo áreas que quedaron desmanteladas. Zapatero anunciaba cosas que luego no cumplía.
P: ¿Y con Rajoy? El gallego tuvo varias etapas, desde un aparente centrismo hasta poner al frente a José Antonio Sánchez, el enterrador de Telemadrid de Esperanza Aguirre.
R: Llegó con decretazo, como ha hecho el gobierno de coalición, para cambiar el mecanismo de elección del Consejo de Administración: de los dos tercios a la mayoría absoluta, como ha hecho Pedro Sánchez. El Consejo estaba al servicio de Rajoy. Él no tenía presupuesto fijado. Entre unos y otros redujeron el presupuesto un 40%.
Si le quitas a la empresa la mitad de la plantilla con Zapatero y Rajoy le quita un 40% del dinero, la capacidad operativa se reduce. Entonces se externaliza, como continuó Rajoy, dando 400 millones de euros anuales a productoras privadas. El 90% de esas productoras se reparten entre las amigas del gobierno de turno. Ahora José Pablo López tiene más programas externos, con Mediapro a la cabeza.
P: ¿Y el gobierno de Pedro Sánchez? El presidente ha ejercido cual montaña rusa en la casa: de la votación fallida de 2018 a la polémica administradora única Rosa María Mateo, pasando por el ‘submarino pepero’ José Manuel Pérez Tornero o el decretazo que convierte a RTVE en una Corporación presidencialista. Creo que a José Pablo López hay que alabarle la subida de audiencia, la mejora del autoestima colectiva que ha propiciado, la valentía para romper con monopolios de privadas en determinadas franjas de alto consumo de actualidad e impulsar algunos tonos progresistas y plurinacionales en medio de un ecosistema mediático tan conservador y centralista. Pero la creciente gubernamentalización de la parrilla y el presunto amiguismo hacia Mediapro y La Osa Producciones, en mi opinión, lo enturbian todo.
R: En 2018 Sánchez admitió en la negociación con Pablo Iglesias que había que democratizar RTVE. Entonces negociaron un Consejo de Administración con mayoría a la izquierda del PSOE, pero al volver el texto del Senado al Congreso se perdieron dos votos socialistas y no se aprobó la reforma. En el decreto de esa reforma se metió una cláusula para nombrar a Rosa María Mateo por tres meses, y estuvo tres años.
El concurso público fue falseado, y al final la negociación entre partidos (PP, PSOE, Unidas Podemos, PNV) creó un Consejo de Administración por cuotas. Por primera vez, Moncloa perdió la mayoría y obligaron a dimitir a Pérez Tornero. Ramón Colom fue tránsfuga, y Elena Sánchez no admitió hacer lo que le exigía Moncloa. Solo les quedaba Concepción Cascajosa. Por primera vez Moncloa pierde el control del Consejo de Administración, llega el decretazo y a tomar por el culo.
Ese decretazo viola la legislación europea y las normas sobre medios de comunicación. Quitan al Consejo sus atribuciones y ahora tenemos un emperador en vez de un presidente. Él (José Pablo López) controla los informativos, decide los contratos con productoras externas y la programación. Antes lo hacía el Consejo. Ahora está en manos de él. Nosotros, los consejeros, cobramos 700 euros mensuales de dietas, y ellos más de 80.000 al año.
P: Has sido consejero de RTVE en dos etapas muy diferentes: entre 1994 y1996 por Izquierda Unida y entre 2021 y 2024 por Unidas Podemos). ¿Con qué te quedas de cada una?
R: En la primera tuve el apoyo total del grupo de Izquierda Unida, directamente de Julio Anguita, y luego de los diputados Felipe Alcaraz y Antonio Romero. Entendieron la importancia del servicio público y me apoyaron. Tenía en contra a Rosa Aguilar, que preparaba su desembarco en el PSOE y conspiraba con Rubalcaba, cuyo ministerio manejaba RTVE con García Candau. Logramos parar el plan estratégico de Candau, que hundía más a RNE, reducía plantilla y aumentaba la producción externa.

En aquel Consejo, de 12 miembros dimitieron tres, y de los nueve restantes cuatro votaban a favor de Candau y cuatro en contra. Yo tenía el voto decisivo y bloqueé el desbarajuste. En la segunda etapa, 2021-2024, cuando Iglesias dejó de ser vicepresidente, dejó de interesarle el tema. No tuve apoyo de Podemos, Sumar ni IU. Me dejaron solo y al final me dejaron caer cuando aprobaron el decretazo con el apoyo de Sumar y Podemos.
P: ¿Qué diagnóstico haces del espacio a la izquierda del PSOE? Dices que no tiene plan mediático, pero Podemos ha construido un pequeño imperio mediático en torno al Canal Red y Yolanda Díaz se deja mimar por los enemigos del pablismo, como Atresmedia y Prisa.
R: Solo ha habido tres momentos de iniciativa a la izquierda del PSOE en comunicación: en 1980, cuando UCD y PSOE pactaron el Estatuto de RTVE; entonces el grupo parlamentario del PCE quiso sumarse al acuerdo por los cálculos de Santiago Carrillo, pero en el partido nos opusimos. Hicimos un documento advirtiendo de todo lo que iba a ocurrir.
El segundo momento fue en mi primera etapa en el Consejo, cuando intentaron reducir plantilla, presupuesto y la producción propia. Y el tercero, cuando Iglesias impulsó la democratización de RTVE, pero Sánchez incumplió y se perdieron los votos.
En realidad, a la izquierda del PSOE nunca ha habido una política de comunicación. Es un agujero en España y en el resto del mundo, salvo excepciones como la Unidad Popular de Allende en Chile, que sí entendió la importancia de la cultura y la comunicación.
P: ¿Y cómo valoras la actitud de Yolanda Díaz en RTVE?
R: A Yolanda Díaz todo lo que diga Sánchez en RTVE le parece bien. A ella le interesa llevarse bien con los medios hegemónicos para que la traten bien. En el caso de Iglesias, él intentó hacer de la comunicación su bandera, pero me ha dicho en privado que su gran frustración es no haber conseguido convencer a los suyos de la importancia de la comunicación política.
Ellos tienen Canal Red y pelean. En cambio, Sumar se entrega a las decisiones de Sánchez. Iglesias ha negociado y, aunque piense que no hay remedio en RTVE, ha logrado visibilidad: él y otros de Canal Red están en La 1 y RNE. Yolanda no ha hecho ni eso: de Sumar no hay nadie en las tertulias. Pablo, al menos, ha negociado para que se les vea.
P: RTVE siempre está en la diana de poderosos enemigos: la oposición al Gobierno y, si tiene audiencia, a las grandes corporaciones privadas. Nadie defiende a RTVE.
R: Los que gobiernan la utilizan; los que están en la oposición la denuncian, y cuando cambian de sitio hacen lo mismo. Cuando están arriba, se aprovechan; cuando están abajo, la critican. Nunca se hizo un pacto de Estado para establecer un auténtico servicio público. Incluso en la BBC o en la radiotelevisión alemana, la mejor de la UE, el gobierno tiene influencia, pero con respeto al criterio periodístico. Allí hay producción propia y presupuestos dignos.
Aquí se ha utilizado RTVE como instrumento. Aznar la puso bajo el cobijo de la SEPI y ahora también depende del Ministerio de Transición Digital, de Óscar López. No hay en toda la UE un ejemplo de televisión pública que dependa de algo como la SEPI. No tiene sentido.
P: ¿Qué opinas del actual presidente de RTVE, José Pablo López?
R: Él tiene gran experiencia como programador. Ha acumulado infoentretenimiento en La 1. El mandato marco impide producir servicios informativos de forma externa, con lo cual las privadas hacen los programas de infoentretenimiento.
Ahora empieza el día con ‘La hora de La 1’, sigue con ‘Mañaneros’, el ‘Telediario, ‘Directo al grano’, ‘Malas lenguas’, y acaba con la segunda edición del ‘Telediario’. Es una gran acumulación de programas de opinión, donde los propios presentadores también opinan, y hay que reconocerle que ha logrado buena audiencia.
En TVE, siempre que gobierna el PSOE, la ven los seguidores del PSOE y cuando manda el PP pasa lo mismo. Ahora, la gente del Gobierno progresista está encantada con la programación. Está teniendo un gran éxito, aunque también se ha dado tremendas hostias: le fracasó su gran apuesta, ‘La familia de la tele’, y otras tantas.
P: Si te nombraran administrador único de RTVE, ¿qué harías?
R: Habría que hacer tres o cuatro cosas: una nueva ley que recupere la ley de Zapatero que no se aplicó, para dar autonomía real respecto al Gobierno; que RTVE no dependa de la SEPI ni del Ministerio de Transición Digital; recuperar el mandato marco del Congreso, que no se ha aplicado; y establecer un presupuesto permanente y hacer un plan estratégico centrado en la producción propia mayoritariamente.
Se puede contratar producción privada y productoras, pero hay que recuperar la idea de servicio público. Ahora el mensaje a la plantilla con tanto fichaje externo dice que «lo mejor es acogerse a la jubilación anticipada, porque aquí no hay futuro». Mucha gente está agazapada.







