martes, 28 octubre 2025

Juan Manuel García Pincho (49), experto en comunicación no verbal: “Cuando alguien intenta ocultar una emoción, la parte izquierda del rostro suele delatar lo que realmente siente”

- El experto en comunicación no verbal Juan Manuel García Pincho explica cómo el cuerpo revela lo que la mente intenta ocultar.

La emoción siempre encuentra un resquicio para mostrarse, incluso cuando intentamos ocultarla. Hablar sin palabras. Pocos lo hacen tan bien como Juan Manuel García Pincho, considerado el mayor experto en comunicación no verbal y análisis del comportamiento en España, y autor del libro Ciencias del comportamiento. Su mensaje es tan simple como poderoso: el cuerpo no miente. Y aprender a leerlo —dice— puede cambiar por completo la manera en que nos relacionamos, influimos o negociamos.

“La verdad está escrita en el cuerpo y en el rostro. Solo hay que aprender a leerla.”

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García Pincho habla con una calma contagiosa, como quien sabe que la clave no está en mirar más, sino en mirar mejor. “La gente dice más con su cuerpo que con su boca. El secreto está en aprender a escuchar con los ojos”, insiste.

El cuerpo no sabe mentir

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El cuerpo comunica antes que las palabras. Fuente: Canva

Los pies y las piernas hablan primero

Si hay algo que este experto tiene claro, es que los pies son los grandes traidores del cuerpo. “Son la parte más honesta”, afirma sin dudar. Las manos o el rostro pueden fingir, pero los pies y las piernas actúan antes de que la mente intervenga.

En una situación tensa, basta con observarlos: apuntan hacia la salida si queremos irnos o hacia la persona con la que nos sentimos cómodos. “En una reunión o en una cita, los pies se acercan inconscientemente hacia quien nos atrae”, explica.

Incluso un gesto tan común como cruzar las piernas puede contar una historia distinta según el contexto. Si lo hacemos mientras alguien habla, puede indicar incomodidad o desacuerdo. Pero si lo hacemos de pie y tranquilos, es todo lo contrario: señal de confianza.
“El cerebro no te deja cruzar las piernas si percibe peligro”, aclara. “Cuando hay amenaza, prepara al cuerpo para correr o luchar.”

El rostro, ese espejo que traiciona

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Los ojos revelan lo que intentamos ocultar. Fuente: Canva

En el rostro, el lenguaje emocional es más discreto, pero también más revelador. García Pincho explica que las emociones no se muestran igual en ambos lados de la cara. “Cuando alguien intenta ocultar lo que siente, es la parte izquierda del rostro la que lo delata. Está controlada por el hemisferio derecho del cerebro, el que gestiona las emociones.”

Por eso, al analizar a alguien, aconseja mirar el ojo izquierdo, no el derecho. Ese ojo, dice, “muestra lo que realmente siente la persona”, mientras el otro refleja la emoción que quiere proyectar. Una especie de máscara, pero más educada.

La percepción lo cambia todo

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Entender sin absorber: la clave de la empatía táctica. Fuente: Canva

En la negociación, la influencia o el liderazgo, entender el lenguaje del cuerpo puede marcar la diferencia. García Pincho lo resume en una frase:

“Si controlas la imagen que proyectas, controlas cómo te perciben. Y si controlas cómo te perciben, ganas ventaja. Porque, aunque la realidad importa, la percepción manda.”

Nuestro cerebro, recuerda, es vago por naturaleza. Siempre elegirá lo fácil frente a lo correcto. “Entre lo apropiado y lo sencillo, elige lo fácil. Así que, si quieres influir, haz que entenderte sea fácil.”

Mitos, verdades y gestos que no significan lo que crees

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Cada gesto cuenta una historia única. Fuente: Canva

El experto desmonta uno de los errores más extendidos: no existe un diccionario universal de gestos. Tocarse la nariz no siempre implica mentir, y cruzar los brazos no es necesariamente una barrera.
“Cada persona tiene su propio patrón de comportamiento”, explica. “Y cada gesto debe interpretarse según el contexto y el momento.”

Además, las emociones, según la neurociencia actual, no son reacciones automáticas, sino construcciones del cerebro basadas en experiencias pasadas. Por eso, un mismo gesto puede significar cosas completamente distintas en dos personas.

Y aunque mucho se puede controlar, hay algo que no engaña: las pupilas, el rubor o la sudoración. “Ahí está la verdad biológica”, concluye con media sonrisa.

Empatía táctica: entender sin absorber

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En su visión del comportamiento humano, García Pincho introduce un matiz crucial: no toda empatía es buena.
“No se trata de sentir lo que el otro siente, sino de entenderlo sin dejarte arrastrar por ello”, explica. La llama empatía cognitiva o táctica.

Sentir demasiado puede nublar el juicio, sobre todo en entornos profesionales. Entender sin implicarse, en cambio, permite actuar con lógica. “Un psicópata no siente, pero sabe perfectamente qué siente el otro. Por eso manipula tan bien.”


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