martes, 28 octubre 2025

«Dr. Roberto Sánchez (61), cardiólogo: ‘Ese dolor en el pecho que ignoras mientras conduces no es estrés. Es tu corazón avisándote. En 6 meses, sin cambios, será un infarto»

Esa molestia que achacas al estrés podría ser tu corazón pidiendo ayuda. El diagnóstico del Dr. Sánchez es claro: ignorar un dolor en el pecho recurrente te acerca a un infarto en seis meses.

Ese dolor en el pecho que ignoras mientras conduces no es estrés, es una advertencia que muchos prefieren no escuchar. Lo atribuyes a los nervios del tráfico o a una mala digestión, pero las palabras del cardiólogo Roberto Sánchez, a sus 61 años, resuenan con una claridad aterradora. Para él, esta señal es el lenguaje que utiliza tu corazón para pedir auxilio mucho antes de que sea demasiado tarde. Pero, ¿cuánto tiempo te queda realmente?

La respuesta es más corta de lo que imaginas y te va a helar la sangre. El doctor Sánchez lo resume en una frase que es un auténtico ultimátum: «En seis meses, sin cambios, será un infarto». Imagina esa extraña presión en el pecho como una cuenta atrás. Según el experto, la mayoría de los pacientes llega a urgencias con los mismos síntomas que habían ignorado durante meses y que podrían haber evitado el desastre. La pregunta es si tú serás uno de ellos.

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Casi nadie quiere pensar en lo peor. Por eso, cuando aparece esa opresión torácica, la primera reacción es buscar excusas: el trabajo, la ansiedad, esa cena copiosa de anoche. El Dr. Roberto Sánchez ha visto este patrón demasiadas veces. Advierte que el error más común es autodiagnosticarse y minimizar un síntoma potencialmente mortal que requiere atención médica inmediata. Es una negación peligrosa que te roba un tiempo valiosísimo.

Pero, ¿cómo distinguirlos? Un pinchazo en el corazón derivado del estrés suele ser agudo y localizado, mientras que la señal de alarma cardiovascular es diferente. Como insiste el cardiólogo Roberto Sánchez, un malestar sordo y opresivo que puede irradiarse al brazo izquierdo, la mandíbula o la espalda no deja lugar a dudas. Ese no es un ataque de pánico; es tu cuerpo suplicando que pares y escuches.

EL PELIGRO SILENCIOSO AL VOLANTE QUE NADIE VE VENIR

El coche se ha convertido en un escenario trágicamente común para ignorar el dolor en el pecho. Fuente: Freepik
El coche se ha convertido en un escenario trágicamente común para ignorar el dolor en el pecho. Fuente: Freepik

El momento de conducir es especialmente delicado. Estás sentado, con la tensión acumulada en los hombros y el estrés del tráfico disparado. Es el caldo de cultivo perfecto para que un síntoma cardíaco se manifieste y, a la vez, el peor sitio para justificarlo. El doctor Sánchez lo explica: la postura y la carga mental al volante camuflan una señal de infarto como una simple molestia muscular, un error de juicio fatal.

Las consecuencias de no actuar ante ese dolor en el pecho en plena carretera son dobles. No solo te enfrentas a un posible infarto, sino al riesgo de provocar un accidente que afecte a otros. Por eso la advertencia del Dr. Roberto Sánchez es tan directa. Para él, ignorar que tu corazón te está avisando mientras manejas una máquina de una tonelada es una temeridad que va más allá de tu propia salud.

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Cuando el doctor Roberto Sánchez habla de seis meses, no lo hace para generar pánico, sino para ilustrar un proceso fisiológico real. Una arteria no se obstruye de un día para otro. Ese malestar en el pecho es el resultado de un estrechamiento progresivo. Durante este tiempo, las placas de colesterol siguen creciendo y endureciéndose en tus arterias coronarias, reduciendo poco a poco el flujo de sangre que alimenta tu corazón.

Si decides no hacer nada, el desenlace es el que predice el cardiólogo. Ese dolor en el pecho intermitente se volverá más frecuente, más intenso, hasta que un día un coágulo termine el trabajo y bloquee por completo el paso de la sangre. En ese momento, el tejido cardíaco afectado comenzará a morir por falta de oxígeno, provocando un infarto agudo de miocardio. Un evento que era evitable.

NO ES COSA DE OTROS: EL PERFIL DE QUIEN IGNORA LAS SEÑALES

Creer que eres "demasiado joven" o "demasiado sano" para sufrir un dolor en el pecho de origen cardíaco es una trampa. Fuente: Freepik
Creer que eres «demasiado joven» o «demasiado sano» para sufrir un dolor en el pecho de origen cardíaco es una trampa. Fuente: Freepik

El estereotipo del hombre mayor con sobrepeso que sufre un ataque al corazón ha hecho mucho daño. El Dr. Sánchez, con 61 años y una vida dedicada a la cardiología, atiende en su consulta a hombres y mujeres de 40 y 50 años, deportistas, delgados y aparentemente sanos. Advierte que el estrés crónico, el tabaquismo o la genética son factores de riesgo invisibles que te colocan en la diana sin que te des cuenta.

La negación es el factor psicológico más peligroso. Frases como «ya se me pasará» o «no será nada» son el preludio de muchas tragedias que el doctor Roberto Sánchez ha presenciado. Esta dolencia cardíaca no avisa dos veces de la misma forma. Para el especialista, la falsa sensación de invulnerabilidad es el principal enemigo de la prevención cardiovascular, mucho más que el colesterol o la hipertensión.

EL MOMENTO DE ACTUAR ES AHORA, MAÑANA PUEDE SER TARDE

Una vez que el corazón ha hablado a través del dolor en el pecho, la pelota está en tu tejado. Fuente: Freepik
Una vez que el corazón ha hablado a través del dolor en el pecho, la pelota está en tu tejado. Fuente: Freepik

¿Qué hacer entonces ante la más mínima sospecha? La recomendación del Dr. Roberto Sánchez es clara y directa: acudir a un médico sin demora. No tienes que esperar a que la señal de infarto sea de libro. Un electrocardiograma o una prueba de esfuerzo son herramientas sencillas y rápidas. Gracias a ellas, un diagnóstico precoz puede detectar el problema y ponerle solución con un tratamiento, evitando que llegues a la fatídica fecha límite.

Así que la próxima vez que estés al volante y sientas esa incomodidad pectoral, no subas el volumen de la radio para distraerte. Recuerda la advertencia de un cardiólogo que ha visto demasiadas vidas truncadas por ignorar un aviso. Porque ese dolor en el pecho no es el problema, es la última oportunidad que te da tu cuerpo. Y el reloj, como bien sabes, ya ha empezado a correr.


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