
El envejecimiento ya no es el que era. En la segunda mitad del siglo XX, llegar a los 70 era casi una aventura; Hoy, cumplir los 90 comienza a no ser noticia. En este sentido, la voz del doctor José Manuel Ribera Casado —uno de los grandes referentes de la geriatría en nuestro país— suena más que nunca. “La mitad de las personas que nazcan en esta época vivirán una media de 86 años si son mujeres, y de 82 si son hombres”, recuerda el catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, quien a sus 85 años sigue estando presente en congresos y foros cuyos temas versan el estudio del envejecimiento.
UN PAÍS QUE ENVEJECE, PERO TAMBIÉN SE TRANSFORMA

España ha conseguido en solo cuatro décadas pasar del 7% de población mayor de 65 años a acercarse al 20%. El envejecimiento de la población no es solo una tendencia: es la realidad que está definiendo el presente y el futuro del país con ayuda a la geriatría. Sin embargo, lo que más le llama la atención al doctor Ribera no es solamente la cantidad, sino la calidad. “Las personas llegan a edades muy avanzadas, en bastante buen estado, en mucho mejor estado que hace 40 ó 50 años”, apunta segun especialistas en geriatria.
Este cambio no es fruto de la casualidad. Hay detrás décadas de avances en medicina, prevención y educación para la salud. Las enfermedades que antes mataban, como los infartos o ciertos cánceres, son ahora enfermedades controladas y cronificadas, y por esto es posible vivir una vida más larga y activa. La calidad de vida, más que la mera durabilidad de los años, hoy es el primer objetivo. “Nos importa más conseguir que los avances se produzcan, sobre todo en el terreno cualitativo”, remarca Ribera, con una claridad que desarma la rama de geriatria.
VIVIR MÁS, PERO TAMBIÉN MEJOR: EL VERDADERO DESAFÍO

Sin la menor duda, la longevidad constituye uno de los mayores logros de la humanidad. Pero, como destaca el doctor Ribera, las razones que nos hacen vivir más no tienen tanto que ver con una biología como con una epidemiología. Las vacunas, la mejora de la alimentación, la lucha contra el tabaco y la atención a los factores de riesgo cardiovascular han sido aliados silenciosos de los avances en la esperanza de vida, es decir, no es tanto un descubrimiento de la ciencia moderna sino una consecuencia del progreso como humanidad.
De todos modos, hay que señalar que estamos ante una época cautivada por la idea de la inmortalidad. Desde laboratorios de la genética hasta gurús del antienvejecimiento, muchos prometen llevar una vida hasta límites insospechados. Ribera, con la sensatez que le caracteriza, intenta hacer aterrizar esa euforia: «Eso hoy en día es quimera», sostiene. Es conocedor de los avances en biología molecular y genética que nos permiten hacer creer que se puede vencer las barreras de la longevidad, pero advierte que el único antídoto real contra el envejecimiento sería no morirse y eso por el momento no se está logrando.






