lunes, 27 octubre 2025

Casi 13.200 accidentes en 2025 por distracción: el error mortal que persigue la DGT

La DGT vuelve a ser protagonista de los titulares en un año en el que las distracciones al volante se han cobrado miles de vidas. Las campañas y las sanciones, más duras que nunca, intentan abrir los ojos a un país que sigue mirando el móvil más que la carretera.

El problema crece y preocupa. La DGT no solo intensifica controles, sino que recurre a la tecnología para cazar despistes y malas costumbres que se repiten una y otra vez. Porque, aunque muchos crean que “no pasa nada por un segundo”, ese segundo puede ser el último, y es entonces cuando, el error más pequeño se vuelve fatal.

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LA DISTRACCIÓN QUE MÁS MULTAS GENERA

Basta una notificación en el móvil para perder la concentración al volante. La DGT lleva tiempo advirtiendo de ello, pero una y otra vez se repite el mismo fallo: mirar la pantalla mientras se conduce. Este año, más de 13.000 accidentes tuvieron un denominador común: una mano fuera del volante y unos ojos fuera de la carretera, demostrando que un gesto tan normal se convierte en tragedia.

El organismo de tráfico prepara una nueva ofensiva en redes y carreteras. No se trata de asustar, sino de mostrar cómo una simple distracción acaba con vidas y familias. Cámaras instaladas en puntos estratégicos ya detectan movimientos peligrosos en tiempo real, y los conductores están aprendiendo, a base de sanciones, que el reflejo digital puede salir caro.

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EL USO INCORRECTO DE LAS LUCES, EL NUEVO FOCO

La Dirección General de Tráfico ha puesto el punto de mira en algo que pasa desapercibido: la mala utilización de las luces. Encenderlas demasiado tarde o no usar las de cruce cuando corresponde puede ser la diferencia entre ser visto o quedar invisible. Los accidentes nocturnos y al amanecer han aumentado, y las cifras no mienten, porque conducir sin visibilidad es conducir sin futuro.

Esta negligencia no solo pone en riesgo a quien comete el error, sino también a los demás. Muchos conductores aún creen que las luces automáticas lo hacen todo, olvidando que la tecnología no sustituye el sentido común. Las nuevas normativas serán más estrictas en sanciones y controles, marcando un antes y un después en la seguridad vial.

UNA CAMPAÑA QUE VA MÁS ALLÁ DE LAS MULTAS

La DGT no quiere que el miedo a la sanción sea la única razón para cambiar de hábitos. Por eso ha lanzado campañas emocionales, con testimonios de víctimas y familiares, que buscan tocar la fibra del espectador. Las imágenes son crudas, pero necesarias, porque solo entendemos el peligro cuando ya es demasiado tarde.

Este enfoque humano está calando especialmente entre los conductores jóvenes, quienes crecieron con el móvil en la mano. Para ellos, el reto es mayor: aprender que la multitarea no existe frente a un volante. Estos esfuerzos se reflejan también en programas educativos promovidos en colegios y autoescuelas de toda España.

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CONTROL, TECNOLOGÍA Y FUTURO

Los nuevos sistemas de detección son capaces de identificar el uso del móvil, la falta de cinturón o el giro de la cabeza hacia una distracción. Cámaras de alta resolución y algoritmos de inteligencia visual trabajan ya en ciudades como Madrid y Valencia, donde se registra gran parte del parque automovilístico. Según los expertos de la DGT, estos ojos electrónicos no descansan ni un segundo.

Con ellos, la Administración busca reducir al mínimo los márgenes del error humano. Incluso parado, un conductor puede ser sancionado si mantiene el coche encendido mientras manipula el teléfono. El mensaje es claro: no hay excusas. Y aunque algunos lo consideren exagerado, los datos muestran que cada diez segundos de distracción equivalen a cruzar cien metros a ciegas.

¿LA MULTA MÁS TEMIDA DE 2025?

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Desde hace semanas corre por redes un dato curioso: la multa más repetida de 2025 no viene del radar, sino del comportamiento frente al volante. Según Merca2, la DGT te persigue hasta encontrarte, incluso parado, y puede sancionar con 200 euros y seis puntos por usar el móvil con el motor en marcha. Muchos no lo sabían; ahora no hay excusa.

La medida divide opiniones. Algunos la ven lógica, otros un exceso de control. Pero lo cierto es que el propósito es claro: reducir el riesgo en los momentos más cotidianos, cuando creemos que nada puede pasar y, sin embargo, el accidente acecha al menor descuido.

UNA LECCIÓN QUE LLEGA TARDE

Quizá lo más triste es que muchos cambian de hábitos solo después de un susto. La DGT insiste en que el aprendizaje no puede venir del dolor, sino de la prevención. Pero en la práctica, seguimos repitiendo los mismos errores. Cada multa busca evitar una tragedia, aunque parezca simple recaudación. En realidad, cada sanción evita una historia que no debería escribirse.

El futuro apunta hacia una conducción más automatizada y una vigilancia permanente, pero mientras tanto, la conciencia sigue siendo la mejor herramienta. No es cuestión de miedo, sino de respeto. Al volante, un segundo basta para perderlo todo, y 2025 lo está dejando dolorosamente claro.


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