lunes, 27 octubre 2025

Jorge Navarro Bonnet, neurocirujano: «El 90% de las personas experimentará dolor ciático en algún momento de su vida»

- El Dr. Jorge Navarro Bonnet explica por qué el dolor ciático puede convertirse en una señal de alarma… y cómo prevenirlo antes de llegar al quirófano.

El dolor de espalda, ese viejo conocido que todos hemos sufrido alguna vez, tiene nombre y, a veces, un culpable claro: el nervio ciático.
El neurocirujano Jorge Navarro Bonnet lo resume con sencillez y la seguridad que solo da la experiencia:

“El dolor de espalda y el del nervio ciático son la segunda causa de ausencia laboral y de consulta médica, después del resfriado común.”

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Y es que este tipo de dolor no entiende de edades. Puede afectar lo mismo a un albañil que pasa el día agachado que a un joven deportista que se excedió levantando peso en el gimnasio. A veces basta un mal movimiento para que todo el cuerpo “se queje”.

El nervio que manda en la pierna

ciatico
El dolor ciático puede afectar a cualquier edad si no cuidamos nuestra postura. Fuente:Canva

El nervio ciático es como el gran cable eléctrico que conecta la parte baja de la columna con las piernas.
Nace de varias raíces nerviosas (L4, L5 y lumbares) y recorre todo el trayecto desde la cadera hasta los pies. Su función, explica el doctor, “es mover toda la pierna y darle sensibilidad”.

El problema aparece cuando se inflama o se comprime. Entonces, el dolor puede ser tan punzante que caminar, sentarse o incluso dormir se vuelve un reto. En los casos más graves, se pierde la fuerza del pie y el paciente tiene que levantarlo con la cadera. “Ahí ya sabemos que algo serio está pasando”, dice Navarro Bonet con tono preocupado.

Cuando el cuerpo avisa

Columna sana Merca2.es
Fortalecer el core es clave para mantener una columna sana y estable. Fuente:Canva

Las causas más comunes del dolor ciático suelen estar en el desgaste natural de la columna, ese paso del tiempo que no perdona.
Los discos intervertebrales, que actúan como amortiguadores entre vértebras, pierden altura y elasticidad. Si uno se desplaza (lo que conocemos como hernia de disco), presiona el nervio y aparece el dolor.

A esto se suman dos grandes enemigos modernos:

  • El sobrepeso. “Nuestra espalda está diseñada para un peso ideal, pero la mayoría le pedimos más de lo que puede aguantar.”
  • La falta de movimiento. Si los músculos del abdomen y la espalda están débiles, la columna queda sin su sostén natural.

A veces, dice el doctor, hay causas menos comunes: un tumor, una contractura profunda o incluso el músculo psoas, que puede pellizcar el nervio y causar los mismos síntomas. “El cuerpo siempre avisa —añade—, solo hay que saber escucharlo.”

Cómo se llega al diagnóstico

Movimiento consciente Merca2.es
El movimiento inteligente ayuda a prevenir el dolor de espalda y ciático. Fuente:Canva

No basta con una radiografía rápida ni con “tómatelo con calma”. El doctor Navarro Bonnet insiste en hacer un diagnóstico completo y paciente.
Primero, radiografías para ver la estructura ósea.
Luego, resonancia magnética, que muestra si hay hernias o compresiones.
Y finalmente, pruebas neurofisiológicas, que miden la velocidad del impulso eléctrico y revelan si el nervio está dañado.

“Solo así —explica— podemos saber si el problema es mecánico, muscular o neurológico. El dolor no es igual para todos, y tampoco el tratamiento.”

Mejor prevenir que operar

Alivio real Merca2.es
Dormir, moverse y mantener un peso saludable son pilares del bienestar. Fuente:Canva

“En la columna hay que ser prudente, muy prudente,” repite el doctor con calma.
La mayoría de los pacientes mejora sin cirugía, y eso —dice con una sonrisa— “es una excelente noticia”.

El tratamiento suele empezar con tres pasos sencillos, pero poderosos:

  • Perder peso, para aliviar la carga sobre la columna.
  • Fortalecer el core, esos músculos del abdomen y la espalda que hacen de corsé natural.
  • Medicarse de forma controlada, con analgésicos o relajantes musculares. A veces se usan fármacos antineuríticos, “como una cinta aislante que protege el nervio y evita las descargas eléctricas”, explica de forma muy gráfica.

Solo en los casos graves, cuando el dolor no cede o hay pérdida de fuerza, se recurre a la cirugía. Y las nuevas técnicas mínimamente invasivas permiten resultados casi inmediatos:

“Quitas la compresión y el paciente despierta sin dolor. Es impresionante ver ese cambio.”

Cuidado con los tratamientos “milagrosos”

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Navarro Bonnet advierte sobre terapias que suenan atractivas, pero carecen de evidencia: inyecciones de ozono, complejo B o tratamientos alternativos. “El problema”, señala, “es que no son inocuos. Hay pacientes que han terminado con infecciones graves o incluso con un pulmón perforado.”

Su consejo es claro: el dolor nunca es normal.
Y hay dos señales que no deben ignorarse:

  • Dolor muy intenso o persistente.
  • Debilidad en una pierna.

“Son banderas rojas. En esos casos hay que acudir al médico cuanto antes.”

Al final, el mensaje del doctor es casi una invitación a reconciliarse con el propio cuerpo:
“El dolor ciático tiene solución, pero hay que moverse con inteligencia. Fortalece tu cuerpo, controla el peso y no te rindas al sofá.”

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