Tener una buena memoria a los 94 años parece un superpoder inalcanzable, casi un anhelo de ciencia ficción. Pero el Dr. Luis Mateo, con una lucidez que desarma, insiste en que su secreto no está en complicados ejercicios mentales ni en restrictivas dietas milagro; él asegura que su mente se mantiene ágil gracias a un hábito matutino que muchos hemos abandonado. ¿Imaginas cuál podría ser esa sencilla práctica que la ciencia empieza a respaldar?
La clave para potenciar su agilidad mental no reside en una aplicación móvil ni en un suplemento revolucionario que nos venden por internet. El Dr. Mateo sonríe cuando le preguntan por sudokus, y es que su método es una costumbre analógica y profundamente humana que hemos sustituido por el brillo hipnótico de las pantallas. Este gesto, casi un ritual, podría ser la pieza que falta en el puzle de nuestra salud cerebral futura.
¿EL SECRETO MEJOR GUARDADO DE UNA MENTE CENTENARIA?
El doctor Luis Mateo no empieza su día revisando notificaciones en un móvil, sino con un gesto que para él es sagrado. Mientras la casa aún duerme, se sienta con su café y se sumerge en un mundo de papel y tinta; la lectura de un periódico físico o un libro es su primer ejercicio cerebral del día. Este ritual, aparentemente simple, es el pilar sobre el que descansa una capacidad cognitiva envidiable y una mente despierta.
Este neurólogo jubilado defiende que el contacto con lo tangible es fundamental para retener información de manera más profunda. A diferencia del scroll infinito y fugaz de una pantalla, donde la información es volátil, el formato físico crea un mapa mental que nuestro cerebro registra con mayor eficacia. El simple acto de pasar una página ancla los recuerdos y fortalece las conexiones neuronales de una manera que lo digital no consigue imitar.
MÁS ALLÁ DE LA PANTALLA: EL CEREBRO PREFIERE EL PAPEL

La neurociencia moderna empieza a darle la razón al Dr. Mateo. Tocar el papel, sentir su textura y percibir su olor activan regiones cerebrales que permanecen inactivas frente a una pantalla lisa y fría; el cerebro recibe una estimulación multisensorial que enriquece la experiencia de la lectura y, por tanto, la calidad del recuerdo que se genera. No es nostalgia, es pura biología aplicada a nuestra salud del cerebro.
Además, el formato físico potencia lo que se conoce como «memoria topográfica». Recordamos si una información estaba en la parte superior izquierda de la página o al final de un capítulo, algo imposible en un texto digital que fluye sin anclajes espaciales. Según Luis Mateo, esta organización espacial es un truco natural para construir recuerdos sólidos y duraderos, una técnica innata para mejorar nuestra capacidad de recordar.
LA CONCENTRACIÓN, ESA GRAN OLVIDADA EN LA ERA DIGITAL

Las pantallas nos han acostumbrado a un estado de alerta constante, con notificaciones, enlaces y estímulos que fragmentan nuestra atención. La lectura en papel, sin embargo, nos invita a un viaje lineal y sin interrupciones. El Dr. Mateo insiste en que este estado de concentración profunda es el verdadero gimnasio para la mente, un santuario de calma que permite al cerebro procesar y almacenar la información de forma ordenada.
Cuando nos concentramos sin distracciones, la información pasa de la memoria a corto plazo a la de largo plazo con mucha más facilidad. No se trata solo de leer, sino de cómo leemos. Para el Dr. Luis Mateo, la consolidación de los recuerdos depende directamente de la calidad de nuestra atención, y el papel es su mejor aliado para mantener una memoria de hierro a sus más de noventa años.
¿POR QUÉ NO FUNCIONAN IGUAL LOS SUDOKUS O LAS ‘APPS’?

Los sudokus y las aplicaciones de entrenamiento cerebral son excelentes para mejorar habilidades muy específicas, como el cálculo rápido o el reconocimiento de patrones. Sin embargo, el Dr. Mateo señala que la lectura es un ejercicio integral que activa el lenguaje, la imaginación y el pensamiento crítico de forma simultánea. Es la diferencia entre levantar una pesa para un solo músculo o practicar un deporte que moviliza todo el cuerpo.
Es más, mientras que muchas de estas aplicaciones nos guían de forma pasiva por tareas repetitivas, leer nos exige un papel activo. Creamos imágenes, conectamos ideas y formulamos nuestras propias conclusiones. Esta implicación personal y creativa, como recalca el doctor, es lo que realmente nutre una mente activa y protege nuestra memoria frente al deterioro asociado al paso de los años.
UN RITUAL DIARIO AL ALCANCE DE TODOS

Incorporar este ritual en nuestras mañanas es más fácil de lo que parece. Se trata de dedicar apenas veinte o treinta minutos a la lectura en papel antes de que el ruido digital lo inunde todo; este pequeño gesto de desconexión es una inversión directa en nuestra salud cerebral a largo plazo. No es una fórmula mágica, sino la constancia de un hábito que, como demuestra el Dr. Luis Mateo, rinde frutos extraordinarios.
El murmullo de las páginas al pasar, el olor a tinta fresca, la sensación de progreso al avanzar en un libro. Quizá la verdadera clave para una memoria prodigiosa no esté en la tecnología punta, sino en reconectar con estas experiencias sensoriales que nos anclan al presente. Un recordatorio de que, a veces, para potenciar el cerebro, lo único que necesitamos es apagar las pantallas y encender nuestra curiosidad.









