domingo, 26 octubre 2025

Sergi Figueras, sommelier, nos enseña a decantar un buen vino

Sergi Figueras, sommelier, nos invita a descubrir el arte de catar un vino. Desde el color y los aromas hasta el sabor en boca, cada copa revela historia, variedad y sensaciones únicas.

Cada botella de vino es mucho más que un simple líquido; es el resultado de años de trabajo del viticultor, el cuidado del enólogo y la pasión de quienes lo producen. Aprender a catar nos permite apreciar sus matices, su historia y su carácter, descubriendo un universo sensorial que va mucho más allá del sabor. Sergi Figueras, sommelier reconocido, nos guía en este recorrido para entender y disfrutar cada copa.

La cata de un vino se divide en tres fases: visual, olfativa y gustativa. Cada una de ellas revela secretos sobre la edad, la variedad y la crianza, ofreciendo una experiencia completa que combina conocimiento y placer.

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La fase visual: el primer vistazo al carácter del vino

La fase visual: el primer vistazo al carácter del vino
Fuente: agencias

Observar un vino es mucho más que fijarse en su color. En la fase visual se analiza el tono, los reflejos y la claridad de la bebida. Por ejemplo, un vino blanco joven como el Bisig Godó 2012 muestra un amarillo pálido con reflejos verdosos, mientras que un vino con crianza en madera adquiere tonos dorados más intensos. En los tintos, un joven Cepale Brel 2012 presenta ribetes violáceos sobre un color ciruela, y un reserva como el Hachón 2008 ofrece un cereza con matices rosados.

Otro indicador importante es la formación de la lágrima, que refleja el nivel de alcohol y la densidad. Vinos de zonas cálidas forman lágrimas más densas y lentas, mientras que los de regiones frías caen más rápidamente. Esta observación nos permite anticipar la textura y la potencia del vino antes de probarlo.

El aroma y el gusto: descubrir la esencia

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La fase olfativa es clave para identificar la intensidad y la complejidad del vino. Sin mover la copa, se perciben aromas primarios, como la fruta tropical en un Verdejo o los frutos rojos en un Tempranillo. Al agitar la copa, emergen los aromas secundarios, que provienen de la fermentación, y los terciarios, que caracterizan a los de reserva o gran reserva, con notas de cuero, tabaco o chocolate.

La fase gustativa es donde revela su verdadera personalidad. La entrada en boca, la evolución y el posgusto permiten evaluar su equilibrio y persistencia. Vinos tintos como el Hachón 2008 muestran una entrada suave, con evolución que combina vainilla, chocolate y cueros, dejando un posgusto largo. Los blancos, por su parte, destacan por frescor, acidez y un posgusto medio que invita a seguir descubriendo nuevas sensaciones.

Aprender a catar no solo es un ejercicio de conocimiento, sino también de disfrute. Probar diferentes variedades, realizar catas a ciegas o simplemente dejarse llevar por los aromas y sabores convierte la experiencia en un verdadero viaje sensorial. Gracias a la guía de Sergi Figueras, cada copa de vino se transforma en una oportunidad para descubrir su historia y su esencia, convirtiendo el acto de beber en un arte que puede disfrutarse a diario.


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