Meter el pescado crudo en el congelador sin limpiar la tripa es la receta perfecta para una intoxicación, una advertencia de Clara Aguado (41) que resuena con fuerza en un gesto que miles de españoles repiten cada día. ¿Quién no ha llegado a casa con la compra y ha metido directamente el paquete de la pescadería en el congelador por falta de tiempo? Pues bien, según Aguado, ese hábito tan común podría ser la antesala de un problema de salud serio, transformando un alimento saludable en una fuente de riesgo.
La alerta de Clara va más allá de un simple consejo culinario, se adentra de lleno en la seguridad alimentaria de nuestros hogares al comprar pescado. Nos obliga a preguntarnos si realmente sabemos cómo tratar este manjar desde que sale del mar hasta que llega a nuestro plato, ya que la clave para evitar una intoxicación está en el tratamiento previo a la congelación, un paso que a menudo se ignora por completo. La contundencia de su frase nos enfrenta a una realidad incómoda: quizás llevamos toda la vida cometiendo un error garrafal.
EL PELIGRO INVISIBLE QUE SE ESCONDE EN LA TRIPA
Lo que Clara Aguado define como “la receta perfecta para una intoxicación” se fundamenta en una verdad biológica aplastante que muchos desconocen. Dentro de la tripa del pescado conviven bacterias y, en ocasiones, parásitos como el temido anisakis, y al congelar la pieza entera sin limpiarla, estos huéspedes indeseados permanecen junto a la carne que luego consumiremos. Es un riesgo silencioso que se activa en el momento en que decidimos posponer la limpieza de este producto del mar.
Mucha gente cree que el frío del congelador lo soluciona todo, pero se equivocan de lleno en lo que respecta a la manipulación del pescado. La congelación detiene la proliferación de la mayoría de microorganismos, pero no los elimina por completo, pues las bacterias presentes en las vísceras pueden liberar toxinas que contaminan la carne del animal. Es precisamente el error que subraya Clara Aguado: pensar que el hielo es un escudo infalible cuando, en realidad, solo es una pausa en un proceso de descomposición.
¿POR QUÉ CONGELAR NO ES LA SOLUCIÓN MÁGICA?

El tiempo es un factor crítico, y aquí la frase de Clara Aguado adquiere todo su sentido al hablar de una intoxicación casi segura. Si no se retiran las vísceras rápidamente tras la captura, los parásitos como el anisakis pueden migrar desde el aparato digestivo hacia los músculos, y una vez que el parásito ha alcanzado la carne, la congelación lo inactivará pero no lo eliminará físicamente. Seguirá ahí, listo para provocarnos una reacción alérgica severa si no cocinamos bien la pieza.
Además del riesgo parasitario, hay otro factor que degrada la calidad de este alimento tan apreciado y que apoya la tesis de Aguado. Las enzimas presentes en el estómago del pescado no se inactivan por completo con el frío, por lo que siguen actuando lentamente y descomponiendo la carne desde dentro, afectando a su textura y sabor. Por eso, a veces, un producto pesquero que hemos congelado en casa nos sabe «raro» o tiene una consistencia blanda y desagradable al descongelarlo.
LA PESCADERÍA: TU PRIMERA LÍNEA DE DEFENSA
El primer paso para evitar problemas es siempre elegir un pescado de máxima frescura, pero el segundo, y casi más importante, es pedir un favor clave. No tengas reparo en decirle a tu pescadero que lo prepare para congelar, pues un profesional siempre sabrá cómo eviscerar y limpiar la pieza de forma correcta y segura, eliminando la principal fuente de riesgo. La alerta de Clara Aguado nos recuerda que delegar esta tarea en quien sabe es una decisión inteligente y práctica.
Desde que eliges ese rodaballo o esa merluza hasta que lo guardas en casa, la cadena de frío es tu mejor aliada para una correcta conservación del pescado. Si vas a tardar en llegar a casa, utiliza una bolsa isotérmica, porque romper la cadena de frío acelera la proliferación bacteriana y la posible migración de parásitos. Es parte de esa «receta perfecta para una intoxicación» de la que habla Clara Aguado: un cúmulo de pequeños errores que acaban en un gran problema.
EL ERROR QUE COMETES NADA MÁS LLEGAR A CASA

El gesto es automático: llegas cargado con la compra y dejas la bolsa con los productos frescos en la encimera mientras ordenas el resto. Según expertos como Clara Aguado, este es uno de los peores hábitos, ya que cada minuto que el pescado pasa a temperatura ambiente es una oportunidad de oro para las bacterias. Su advertencia de no meter el pescado crudo en el congelador sin limpiar la tripa se extiende a no dejarlo olvidado en la cocina antes de procesarlo.
La rutina correcta debería ser una prioridad absoluta y no una tarea a posponer para más tarde. Nada más llegar, debes sacar el producto del mar de su envoltorio, porque lo ideal es lavarlo bajo el grifo de agua fría, secarlo a conciencia con papel de cocina y guardarlo inmediatamente en un recipiente hermético en la nevera o prepararlo para el congelador. Es el único modo de frenar esa «receta para la intoxicación» que denuncia con acierto Clara Aguado.
MÁS ALLÁ DEL ANISAKIS: OTROS RIESGOS OLVIDADOS
Centrarse solo en el anisakis es ver únicamente la punta del iceberg de los riesgos de una mala manipulación de los alimentos del mar. Cuando Clara Aguado se refiere a una “intoxicación” en su ya famosa frase, también piensa en otras bacterias, pues la contaminación por Listeria o Salmonella puede ocurrir si las vísceras entran en contacto con la carne durante un tiempo prolongado. Estos patógenos no mueren con la congelación y pueden causar cuadros gastrointestinales realmente graves.
Al final, la clave para disfrutar de este manjar sin sobresaltos no reside en fórmulas mágicas, sino en el conocimiento y el respeto por el producto. La advertencia de Clara Aguado sobre meter el pescado crudo en el congelador sin limpiar no es una exageración, sino un recordatorio necesario, ya que la seguridad alimentaria depende de una cadena de buenas prácticas que empieza en el mar y termina en nuestra mesa. Ser un consumidor informado es, hoy más que nunca, la mejor garantía de salud.











