Aquí hay tomate revolucionó las tardes de Telecinco desde marzo de 2003, convirtiéndose en un fenómeno que atrapó a millones de españoles tras la comida. Jorge Javier Vázquez y Carmen Alcayde lideraron un espacio de crónica social que alcanzó cifras récord, con una media de 2,7 millones de espectadores y un 23,2% de share durante sus casi cinco años en antena. La fórmula del programa combinaba reportajes grabados, entrevistas explosivas y un enfoque irónico que rozaba constantemente la sátira más ácida. El formato producido por La Fábrica de la Tele se emitía de lunes a viernes en horario de sobremesa.
La época dorada del programa coincidió con una transformación radical de la televisión española. El espacio presentado por Vázquez y Alcayde marcó un antes y un después en el tratamiento de la prensa rosa, estableciendo nuevos estándares de agresividad informativa que otros formatos intentarían replicar sin éxito. Durante sus más de 1.200 programas emitidos, el equipo ofreció más de 1.000 exclusivas que mantuvieron enganchada a la audiencia, convirtiéndose en líder indiscutible de su franja horaria temporada tras temporada, solo amenazado ocasionalmente por culebrones latinoamericanos que tampoco lograron arrebatarle el trono de forma permanente.
2TODO VALE POR UNA EXCLUSIVA
La máxima no escrita del programa era clara: no había límites. La maquinaria funcionaba bajo la premisa de que cualquier método era válido si el resultado era una exclusiva impactante que reventara los audímetros. Esta forma de entender la crónica social sentó un precedente peligroso que normalizó prácticas consideradas hasta entonces inaceptables en la profesión periodística. La ética profesional quedó relegada a un segundo plano frente a la necesidad de generar contenido polémico a diario, estableciendo una cultura de la agresividad informativa que otros programas posteriores intentarían emular.
Esta filosofía se materializaba en persecuciones implacables a los famosos. El equipo convirtió el acoso mediático en su seña de identidad, llevando a muchas celebridades a situaciones límite que generaban un enorme desgaste psicológico. El seguimiento exhaustivo y sin tregua no distinguía entre la vida pública y la privada de los personajes del corazón, y precisamente esa invasión constante fue la clave de su arrollador y controvertido éxito. Los reporteros del programa perseguían a sus objetivos sin descanso, creando situaciones que a menudo derivaban en enfrentamientos públicos que alimentaban aún más el morbo de la audiencia.









