jueves, 23 octubre 2025

Rubens García (32), exfutbolista y experto en movimiento: «Creemos que la tecnología nos beneficia, pero en realidad está reduciendo nuestro potencial humano y volviéndonos dependientes»

- Rubens, exfutbolista y experto en movimiento, impulsa una “revolución del movimiento” para recuperar la vitalidad y el equilibrio perdidos en la era de la comodidad.

El exfutbolista y experto en movimiento Rubens lanza una reflexión que descoloca: “Hemos tenido que iniciar una revolución del movimiento cuando el movimiento debería ser parte natural de nuestra vida como seres humanos.”
Tiene razón. Suena paradójico que tengamos que “reaprender” algo tan básico como movernos. Pero aquí estamos, viviendo en una sociedad que ha olvidado lo que antes era instintivo: usar el cuerpo para vivir, no solo para existir.

Su mensaje es tan sencillo como contundente: moverse no debería ser un esfuerzo, sino una forma de estar vivos.

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Rubens recuerda, con cierto tono de nostalgia, cómo durante siglos las personas vivían en contacto con la tierra. Se movían porque la vida lo pedía: cultivaban su comida, caminaban kilómetros, trabajaban bajo el sol. Hoy, en cambio, “vivimos a la sombra, rodeados de cemento, con horarios fijos y el cuerpo cansado sin haber hecho nada físico.”
Y ese cansancio, dice, no viene del esfuerzo, sino de algo peor: de la desconexión con nosotros mismos.

Nos agotamos sin movernos, y eso —según Rubens— es la mayor señal de que algo va mal.

La comodidad que nos debilita

movimiento
Redescubrir la conexión entre cuerpo y naturaleza es el primer paso hacia el equilibrio. Fuente: Canva

Rubens lo explica sin rodeos: “Creemos que la tecnología nos beneficia, pero en realidad nos debilita.”
Nos vendieron la comodidad como sinónimo de progreso, pero él lo ve al revés. Cuanto más cómoda es nuestra vida, menos necesidad tenemos de movernos, y cuando dejamos de movernos… empezamos a apagarnos.

“Con la comodidad surge la debilidad”, resume, y en esa frase parece encerrarse toda una advertencia sobre la vida moderna.

Y lo respalda con un dato que impacta: “Hace apenas 100 años, el 90% de las enfermedades que hoy padecemos no existían.”
El cuerpo, diseñado para luchar contra el entorno, se ha quedado sin enemigos. ¿Y qué hace? Se gira hacia dentro. “Empieza a atacarse a sí mismo”, explica. De ahí surgen muchas de las enfermedades autoinmunes que hoy nos acompañan como una sombra moderna.

Nuestro propio cuerpo, al no tener desafíos, termina luchando contra sí mismo.

La incomodidad como medicina

El cuerpo pide accion Merca2.es
Cada paso, cada respiración, devuelve al cuerpo su propósito original: moverse. Fuente: Canva

La solución, según Rubens, no está en buscar más confort, sino justo lo contrario: “Estamos obligados a buscar la incomodidad si queremos alcanzar nuestro potencial humano.”
Y tiene sentido. Toda evolución humana ha nacido de la necesidad: del frío, del hambre, del esfuerzo. Esos desafíos templaron nuestro carácter y nuestro cuerpo.

“Todas nuestras capacidades surgieron de luchar contra la incomodidad. Y debemos seguir por ahí.”

Rubens no habla solo de moverse, sino de una forma de estar en el mundo. De elegir la acción frente a la pasividad. De cambiar la pantalla por el aire libre. De recordar que el bienestar no siempre es sinónimo de descanso, sino de equilibrio.

Moverse, insiste, es volver a sentirse parte del mundo.

Más allá del gimnasio: volver a jugar

La revolucion del movimiento Merca2.es
En el juego y la acción está la clave del bienestar duradero. Fuente: Canva

También desmonta un mito: el del gimnasio como templo del movimiento.
“El gimnasio no es el escenario ideal donde el cuerpo florece. El lugar perfecto es el espacio libre: la calle, el parque, el campo.”
Y no se refiere solo a correr o levantar pesas. Habla de recuperar el juego. De movernos por placer, no por obligación.

“El juego y el movimiento tienen la respuesta a muchas de las cosas que nos pasan.”

Quizá el secreto sea ese: jugar más, exigirnos menos. Recordar cómo se sentía moverse sin pensar en calorías ni resultados.

El cuerpo, al fin y al cabo, recuerda lo que la mente ha olvidado: moverse es alegría.

Pequeños gestos que despiertan al cuerpo

Rubens predica con el ejemplo. Camina dos horas cada día, y no por disciplina militar, sino porque “mi cerebro funciona mejor cuando estoy en movimiento.”
Y propone soluciones sencillas para quienes pasan la vida frente a un escritorio:

  • Una cuerda de saltar. “Por cinco euros tienes la herramienta más potente para activar tu cuerpo y despertar tu energía.”
  • Una barra o anillas. Colocarlas en casa o en el trabajo ayuda a compensar el tiempo que pasamos sentados.

No se trata de encontrar tiempo, sino de integrarlo: moverse un poco, pero cada día.

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El paso más importante: tomar acción

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Rubens insiste una y otra vez en lo mismo: “La respuesta siempre es el movimiento.”
No importa si es poco o mucho, caminar o saltar, bailar o subir escaleras. Lo esencial es empezar. “Tomar acción —dice— y rodearte de personas que compartan tus aspiraciones.”

Moverse genera impulso, y el impulso genera cambio.

Su mensaje final es una invitación, casi un desafío: volver al cuerpo, reconectar con la incomodidad y redescubrir el placer de estar vivos.
Porque, como concluye con una sonrisa, “El cuerpo no fue hecho para estar quieto: fue hecho para vivir en movimiento.”

Una frase sencilla, pero capaz de recordarnos que la verdadera revolución empieza al dar un paso.


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