jueves, 23 octubre 2025

Carlos Egea (59), neumólogo: «Quienes duermen entre siete y nueve horas los fines de semana reducen su riesgo cardiovascular y mejoran su sueño en un 30%»

- El Dr. Carlos Egea advierte que España duerme poco, abusa de los fármacos y necesita una auténtica “revolución del descanso”.

Hablar del sueño parece algo simple, casi trivial. Dormimos —o eso creemos— cada noche. Pero el Dr. Carlos Egea, neumólogo, coordinador del Grupo Sanitario de la Alianza por el Sueño y presidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño, lleva años advirtiendo que no estamos durmiendo bien, y eso nos está pasando factura.

En su intervención en La Ventana, de la Cadena SER, y durante el congreso “Sueño y aprendizaje: hacia unos horarios escolares más saludables”, el especialista lanzó un mensaje tan directo como necesario: España duerme mal. Y duerme poco.

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España, el país que duerme a trompicones

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España lidera el consumo de fármacos para dormir y sufre una epidemia de insomnio. Fuente: Canva

Egea no dramatiza, pero los datos hablan solos. Nuestro país se encuentra entre los que más fármacos para dormir consumen en toda Europa. Entre un 25% y un 35% de los adultos padecen insomnio o problemas de descanso.
“Yo diría que estamos en un seis”, comentó con humor. “El 40% de la gente duerme bien, pero el 60% no. No porque no puedan, sino porque no tienen tiempo. Somos pobres de tiempo, y eso se paga caro.”

Y tiene razón. Vivimos con prisa, dormimos a deshora y luego nos quejamos del cansancio como si fuera un virus. Pero dormir no es perder el tiempo, recuerda Egea. “Dormir es vivir, porque si no duermes, la palmas.”
La ciencia lo respalda: dormir menos de siete horas o más de nueve acorta la esperanza de vida. Así de simple.

El sueño perdido y un corazón que se resiente

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Dormir bien mejora la salud cardiovascular y alarga la esperanza de vida. Fuente: Canva

Durante la semana, millones de españoles sobreviven con lo justo y tratan de recuperar el sueño los fines de semana. Pero, ¿sirve de algo ese parche? Egea lo tiene claro: aunque no compensa del todo, algo ayuda.
Las personas que duermen entre siete y nueve horas los fines de semana reducen su riesgo cardiovascular en un 30%.

Aun así, advierte que esa compensación no basta. Dormir poco afecta al corazón, a la memoria, al metabolismo y al ánimo. Es como intentar llenar un depósito con un vaso de agua: tarde o temprano, se vacía.

Una generación que ya no duerme

Pero lo más preocupante, según Egea, no ocurre en los adultos. Está pasando entre los más jóvenes. Casi el 35% de los adolescentes españoles tiene ya problemas de sueño, una cifra que en Francia alcanza el 70%.
¿Las consecuencias? Bajos resultados académicos, peor concentración, irritabilidad y, sobre todo, una peligrosa herencia: convertirse en adultos que tampoco saben descansar.

“Dormir mal en la adolescencia”, explica, “es el primer paso hacia una vida adulta con trastornos del sueño.”
Y la causa no siempre es médica. A veces son las pantallas, los horarios tardíos o la simple falta de educación sobre el descanso.

La educación del sueño: una lección olvidada

Espana duerme demasiado poco Merca2.es
El sueño, más que descanso, es el taller nocturno donde el cerebro se repara. Fuente: Canva

“Sabemos usar cuchillos y tenedores, sabemos matemáticas… incluso algo de educación sexual”, bromea Egea. “Pero nadie nos enseña a dormir.”
Su tono puede ser irónico, pero su propuesta es seria: crear una Estrategia Nacional del Sueño, un plan que eduque desde la infancia en la importancia del descanso. Dormir, dice, debería ser parte del currículo vital, igual que comer sano o hacer ejercicio.

En el fondo, no se trata solo de cerrar los ojos, sino de aprender a respetar los ritmos del cuerpo.

Cerebro, fármacos y una sociedad agotada

Egea también habló de lo que ocurre en el cerebro mientras dormimos. Durante la noche, el cuerpo limpia y repara, especialmente las neuronas. “Si no dormimos”, explica, “esas neuronas —que no se regeneran— se desgastan como una rueda que nunca deja de girar.”
Dormir, en cierto modo, es el taller nocturno del cuerpo.

Y mientras tanto, España lidera el ranking mundial de consumo de fármacos para dormir. “Somos campeones del mundo, además de en fútbol”, ironiza. Pero advierte: el abuso de benzodiacepinas puede reducir la esperanza de vida y dañar la función cerebral.
Sobre la melatonina, alerta: aunque es natural, tomarla sin control médico puede ser peligroso. “Hay quien toma la pastilla de la vecina sin saber si es un suplemento o un sedante”, comenta entre risas, aunque su mensaje es serio.

Una llamada a despertar

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Egea termina con una frase que resume todo su pensamiento: “El sueño no es un lujo, es una necesidad biológica.”
Dormir bien no solo alarga la vida, sino que mejora el aprendizaje, el estado de ánimo y la salud mental. “Necesitamos una revolución del descanso”, concluye.

Y quizá tenga razón. Tal vez ha llegado el momento de entender que dormir no es rendirse, sino reconectar con la vida. Porque solo cuando aprendamos a descansar de verdad, podremos —como él dice— despertar del todo.


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