Así lo ha indicado la Agencia Internacional de Energía (IEA) en su último informe Renovables 2025, donde apunta a un crecimiento de las energías renovables en 4.600GW, el doble de lo desplegado en los cinco años anteriores. De hecho, las previsiones señalan que las energías renovables representarán casi el 40% de toda la energía producida en 2030.
El principal sector que va a representar este crecimiento es la energía solar, con un aumento del 80%. Entre 2025 y 2030, el 42% de las subidas de la energía solar vendrán de instalaciones distribuidas, es decir sistemas descentralizados de carácter residencial, comercial, industrial y fuera de red. La razón de esta expectativa alcista, son los bajos costes de los paneles, ya que según apunta el informe, desde 2023 su coste se redujo cerca del 60%, haciendo más asumible el autoconsumo tras la escalada del precio de la energía fruto de la crisis energética producida por la guerra de Ucrania. Aún así, también el informe apunta a retos propios de esta energía:
- Sobreproducción: Según la IEA, los fabricantes de paneles solares, especialmente los chinos, están produciendo más de lo que el mercado está capacitado para absorber. Dando pie a un escenario de sobreproducción que ha hecho que los precios caigan tanto que los márgenes de beneficio son negativos en un -10%, con unas pérdidas acumuladas que superan los 5.000 millones de dólares desde 2024.
- Necesidad de redes y almacenamiento: Debido a la naturaleza variable de esta energía, hay horas del día donde se produce más energía de la que el sistema puede usar o almacenar, un “curtailment” y precios negativos en algunos mercados. Por lo que la IEA apunta a lo necesario de invertir en redes eléctricas más grandes y flexibles, baterías a largo plazo y realizar una gestión inteligente de la demanda.
La IEA apunta a que la energía eólica será determinante gracias a su estabilidad
La energía eólica es el segundo sector que más peso puede tener en la generación de renovables, creciendo para 2030 un 16%. La IEA apunta a que la eólica terrestre crecerá más de 732GW entre 2025 y 2030, gracias a un descenso en los costes de instalación de un 60% desde 2010, además de que los gobiernos ofrecen contratos de compra a largo plazo dando seguridad financiera a los proyectos.
Por otro lado, la eólica marina tiene un crecimiento proyectado entre 2025 y 2030 de más de 140 GW. Aún así la IEA rebaja su previsión de crecimiento a un 27% frente al informe del año pasado por costes adicionales (los parques marinos requieren una gran inversión inicial) y retrasos en la elaboración de los proyectos.
No obstante, igual que la energía solar, la eólica también tiene riesgos basados en que es una forma de sustento variable, por lo que es necesario tener mecanismo para almacenarla y usarla; sino problemas asociados a la dependencia de materiales críticos. En este sentido, según el informe China, no solo es la principal potencia que va a fomentar este tipo de energía, sino que produce el 90% de los imanes permanentes de los aerogeneradores, que utilizan materiales de tierras raras, donde el gigante asiático controla un 60% de la minería y un 90% de su refinado.
Por lo que, la IEA apunta a que será una energía determinante gracias a su estabilidad, produciendo en momentos del día y del año, donde la solar tiene menos peso. Pero tiene varios problemas como: la dependencia casi de un único país como China para sus imanes; de financiación, con pérdidas acumuladas 1.200 millones de dólares en 2024; y retrasos y cancelaciones de proyectos.
Por otro lado, están las energías hidroeléctrica, bioenergética, geotérmica, solar térmica y CSP (concentrated solar power), que combinadas representarían un 7% de ese crecimiento que la IEA apunta para 2030. Estas se caracterizan por su capacidad de almacenamiento y por su relevancia para el respaldo energético si alguna de las primeras mencionadas sufre problemas.
En resumen este último informe de la IEA apunta al optimismo en cuanto al crecimiento de las energías renovables con 4.600 GW de capacidad renovable, donde la solar y la eólica se prevé que serán las más destacadas. La solar, especialmente por costes y velocidad de despliegue, mientras que otras como la eólica, hidroeléctrica y geotérmica, crecerían más lentamente, pero dando estabilidad en el sistema. Aún así para que este futuro energético se diera aún hay que dar salida a los principales retos a los que se enfrenta el sector como: la inversión en redes eléctricas para tener un sistema descentralizado sin nudos en la demanda, al igual que formas de almacenamiento eficientes.