martes, 21 octubre 2025

Intrahistoria de la victoria de Banco Sabadell: una dama blanca o el Tezanos de BBVA

La aparición estelar en la operación de Ana Botín fue clave para Banco Sabadell.
BBVA debía haber sido más tajante en su folleto en lugar de culpar a la prensa.
El precio siempre fue la variable más importante y BBVA prefirió omitirla.

Y al final, tras tropecientos meses de incordio, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) dio la gran noticia: Banco Sabadell derrotó a BBVA en la operación financiera del año (y quizás de la década). Un resultado que para el círculo esnobista del sector -directivos, analistas y periodistas- sorprendió y mucho. Aunque no a todo el sector, de hecho, algunos supieron leer muy bien el movimiento para sacar rédito, como hizo Bestinver. Otros incluso intercedieron para que la operación no se llevase a cabo.

Quizás uno de los más sorprendidos fue el presidente de BBVA, Carlos Torres, que en un ejercicio que haría enorgullecerse al mismísimo José Félix Tezanos, presagiaba llegar «hasta el 70% de aceptación» en Banco Sabadell. No obstante, para llegar a la condición de maestro, como ejerce Tezanos en su chiringuito público, Torres contaba con una debilidad fatal: nunca articuló un mensaje realmente sólido y coherente. Una fractura que a la postre probablemente fue fatal.

Publicidad

¿Qué pensaba realmente BBVA sobre Banco Sabadell?

A día de hoy, tras más de 500 días de OPA nadie puede adivinar lo que pensaba BBVA acerca de Banco Sabadell. Y aunque eso pasa por lo más evidente, la valoración real del banco -es la segunda vez que infravaloran a la entidad catalana- también se aplica al relato que ofrecía el banco vasco. Así, mientras que Torres aseguraba que «los accionistas de BBVA y Banco Sabadell serán dueños de un banco mejor preparado para el futuro«. Su consejero delegado, Onur Genç, decía que «si la OPA no sale, no sale; no pasa nada (…) ya somos el mejor banco de Europa ahora.

Las palabras de uno y otro apenas tienen dos meses de diferencia, lo que muestra la descoordinación entre ambos. En parte, porque las palabras del CEO intentaban justificar una posible derrota frente a Banco Sabadell y así poder seguir en el cargo (él, su jefe o ambos). Pero los que saben del deporte suelen decir que cuando sales a competir ya con excusas, la derrota es segura. Más si cabe, cuando la falta de sintonía se extendía a más ámbitos. Por ejemplo, en apenas un mes se pasó de «la oferta es magnífica para ambas partes», diría el directivo turco a subirla en un 10%.

Aunque sin duda, el gran problema fue el crear un relato sostenido sobre la aceptación. Así, de cara al público, Torres y Genç ejercían como auténticos discípulos de Tezanos advirtiendo un seguimiento masivo de su causa. No obstante, en lo importante, en el folleto, BBVA introdujo no solo que si era entre el 30% y el 50% seguiría adelante, sino que esbozó la idea de la posibilidad de lanzar una segunda opa por Banco Sabadell en metálico si no alcanzaba la aceptación del 50%.

De las llamadas agresivas a una prima excesivamente baja

Ahí, Sabadell vio el agujero y lanzó su ofensiva, de tal forma que lo que verdaderamente le llegó al es que habría una segunda OPA con un mejor precio y pago en efectivo. Un caramelo difícil de renunciar. De hecho, muy probablemente bastante accionistas minoritarios de la entidad se lamentaron al ver que BBVA se quedaba por debajo del 30% y no habría segunda ronda. Además, si a eso se le añade una rácana prima a la operación, no en el inicio, pero sí cuando se anunció el megadividendo por TSB el resultado no es tan descabellado.

¿Qué podría haber hecho BBVA? Quizás hubiera sido más idóneo un contraataque ofensivo. Más si cabe, cuando la literatura académica invitaba a ello. Y es que los estudios científicos acerca de las operaciones hostiles ponen el foco en dos aspectos cruciales: primero el precio y después el nivel de aceptación. Y en ambos casos a medida que es mayor tanto una como la otra, las probabilidades de que la operación salga adelante suben consistentemente. 

BBVA y Banco Sabadell
Fuentes: Agencias

Así pues, haber mantenido el nivel de aceptación en el 50%, ya que así hacía que los accionistas se sintieran significativos, junto con una prima elevada habría sido una jugada más arriesgada pero también más astuta. Obviamente, acompañada de una comunicación tajante acerca de que no habría segunda OPA. Y eso no se consigue ni con un aumento insignificante del 10%, que dejó en evidencia a su único aliado, ni con llamadas agresivas por parte del equipo de prensa (que las hubo), sino pagando más y dejando por escrito en el folleto, que no si no se llegaba a ese 50% se retiraba. 

La dama blanca de Banco Sabadell

Todo ello, conduce hasta la última jugada clave: la aparición de la dama blanca de Banco Sabadell. Y es que Ana Botín y sus más de 3.000 millones para comprar TSB, la filial británica de la entidad catalana, resultó ser clave en el desenlace. En especial, porque ofreció munición suficiente para dejar en nada la primera (y más suculenta) oferta de BBVA, la prima real era del 47% si se mide de una forma académica. También obligó a la entidad vasca a rehacer las cuentas e ir con más cautela acerca de lo que podía y no podía pagar.

De la operación en Reino Unido no se sabe más de lo estrictamente necesario, es decir, lo que han informado fuentes oficiales. No obstante, llama la atención la celeridad con la que se cerró una operación de esa envergadura, tanto como la buena sintonía de ambas partes o la ejecución en el momento exacto. Casualmente también es llamativo que la operación ha servido para el propósito de ambos: Banco Santander crece en UK y sigue siendo el segundo banco más grande de España, mientras que Banco Sabadell ha sobrevivido.

En definitiva, BBVA perdió claramente. Pero no hay que desesperar porque la operación también ha servido para aplanar la curva de aprendizaje, para que alguien en la CNMV replantee la Ley de Opas, para que los accionistas recuerden el dicho de ‘más vale pájaro en mano’ y finalmente para dejar expuesto a Banco Sabadell, ya sin TSB. Nadie sabe qué pasará próximamente y aunque Torres dijo recientemente que “no existe ninguna posibilidad” de que vuelvan a querer comprar la entidad catalana, también hemos aprendido que al presidente de BBVA tampoco hay que tomarle al píe de la letra.


Publicidad