Gonzalo Berzosa, gerontólogo: “La soledad se empieza a gestar a los 40”

A sus más de 70 años, este experto defiende que la jubilación no debe vivirse como una retirada, sino como una etapa de crecimiento interior

Gonzalo Berzosa, gerontólogo: “La soledad se empieza a gestar a los 40”

La jubilación suele ser un tiempo de soledad y tranquilidad: descansar, ver crecer a los nietos, disfrutar de una rutina pausada… Sin embargo, bajo esta imagen está latente una posibilidad aún mayor: transformar este fragmento de vida en un renacer cargado de sentido. Esta es la propuesta que realiza Gonzalo Berzosa, especialista en gerontología y psicólogo, en su reflexión sobre el proceso de hacerse viejo, las relaciones y la soledad. Su voz se inscribe en un entorno social, caracterizado por el ajetreo social y el aislamiento, que indaga sobre nuestra preparación para el paso de la vida y encuentra en la jubilación un proyecto de vida, en lo que no es el final.

PREPARARSE PARA VIVIR

PREPARARSE PARA VIVIR
Fuente: Freepik

Gonzalo, con convicción, sostiene que “hay que hacerse a la idea de vivir, y que hay momentos de soledad en la vida”. En esta oración hay un eco de preparación, anticipando emocionalmente lo que muchos le atribuyen el epitafio de tabú: envejecer, dejar de estar ocupado, padecer pérdidas. Tener dinero ahorrado no supone suficiente; es necesario cultivar una vida interior provista de recursos propios.

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Ese “hacerse a la idea de vivir” es aceptar que en el trayecto del camino algunos lazos se debilitan: la jubilación destruye los roles laborales, los amigos se escapan, la familia obedece al flujo de las generaciones. Para él, la soledad no se hace presente de una vez, sino que surge cuando dejamos de cuidar la red de relaciones —«comencé a los 40 años sin tener relaciones, vínculos, encuentros»—; esta afirmación, por lo tanto, apunta a la etapa de la adultez intermedia: si ya dejamos de lado las relaciones despreciándolas, quedará finalmente en la vejez más evidente la carencia de la red.

De este modo, ¿cómo se ha de estar preparado? Berzosa apuesta por la elección de proyectos personales: sueños, ilusiones, algún objetivo que al menos se había de pensar cada mañana. No es un discurso utópico: se trata de la estrategia de tener activos, interior y exteriormente, los recursos de carácter afectivo, cognitivo y social. En ese momento de la jubilación, si ya has cultivado tu jardín interior, dispondrás de recursos más valiosos para que tus días estén más nutridos.

AMORTIGUAR LA SOLEDAD

Gonzalo Berzosa, gerontólogo: “La soledad se empieza a gestar a los 40”
Fuente: Freepik

La segunda gran enseñanza de la reflexión de Berzosa versa en torno a los vínculos: las redes que construimos nos afirman como nuestro puente en el momento de la fractura. No se trata solamente de amigos ocasionales, sino de relaciones profundas, resistentes, compartidas, etcétera.

El experto remarca que la soledad no deseada comienza a los 40 años y tiene un claro punto de llegada en los 70, pues las personas poco a poco van abandonando encuentros, compromisos sociales o emociones que comparten. Cuando llegamos a un tiempo de vejez esas ausencias pesan. Por eso es importante hacer red antes de que se corten los hilos.

¿Cómo cultivar esas redes queriendo muy tarde? Berzosa remarca acciones concretas: implicarse en actividades grupales, asociaciones, aulas de mayores, voluntariado, colaboraciones comunitarias. Este será el modo de pertenecer e implicarse. Esa integración social no es una orientación decorativa: es una vía de escape con la que amortiguamos los avatares emocionales y sostenemos las cotas de afecto.

Las relaciones no son eternas y tampoco son inmunes al cambio. Habrá pérdidas, habrá distancias, habrá mudanzas. Pero aun así, esas redes permiten amortiguar la caída. En sus propias palabras: tener proyectos en la vida es tener salud. Porque quien tiene un hilo de unión vivo, la red de una conexión al mañana, tiene también un hilo que lo tira hacia delante, aun en esos días de silencio.