Ser barbero está de moda, pero detrás del brillo de los espejos y las luces de neón, existe una realidad que pocas veces se cuenta. Manuel Cortés lo sabe bien. Desde su barbería en España, ha pasado de cortar el pelo en un garaje a tener en su silla a celebridades como Cristiano Ronaldo y Bad Bunny. Sin embargo, tras esa fama, hay un oficio exigente, sacrificado y, sobre todo, humano.
El auge de la barbería no solo refleja una tendencia estética, sino también una nueva forma de entender la identidad masculina. Pero mientras las redes sociales muestran fades perfectos y sillones de diseño, Cortés revela lo que no se ve: largas jornadas, márgenes ajustados y el peso mental de un trabajo que exige mucho más que pulso firme.
Del garaje a las estrellas: el camino que forja una barbería
Manuel Cortés empezó cortando el pelo en el garaje de su mejor amigo. Sin formación, sin clientes y sin cobrar. Durante casi dos años, practicó gratis para mejorar su técnica y ganarse la confianza de su barrio. “Cortaba de tres de la tarde a diez de la noche, uno tras otro”, recuerda. De esa constancia nació su primera barbería, montada con apenas 10.000 euros y mucha voluntad.
En un sector donde el precio medio del corte ronda los 15 euros, la rentabilidad depende del volumen. “Un buen día son quince personas”, explica. Y aunque el número impresione, detrás hay una rutina agotadora: “Llegas a casa, te duchas, te duermes, abres los ojos y estás otra vez en la barbería.”
Su esfuerzo lo llevó a experiencias únicas. Cortar el cabello de Cristiano Ronaldo o de Bad Bunny no fue solo un logro profesional, sino también un momento de tensión. “Cuando fui a coger la máquina, me empezó a temblar la mano. Cambié de mano para no estar en tensión”, confiesa. Detrás de cada anécdota hay disciplina, respeto y una pasión que trasciende la fama.
El futuro incierto de la barbería: sacrificio, gestión y resiliencia

A pesar del auge, Cortés no oculta las dificultades. Muchos jóvenes se lanzan a abrir su propia barbería sin entender los costes reales. “El error es no saber gestionar el dinero. Si te gastas lo que ganas, al final de mes no queda nada”. Su consejo para los nuevos barberos es claro: trabajar mucho, estudiar y no dejarse llevar por las redes sociales.
En España, un barbero contratado apenas ronda los 1.100 euros netos, mientras los autónomos luchan contra impuestos y alquileres. Para ser rentable, una barbería necesita clientela constante y una buena administración. “Primero paga lo que debes, y lo que sobra te lo quedas”, insiste Manuel.
Respecto al futuro del oficio, es contundente: “En Estados Unidos un corte cuesta 50 pavos. Aquí no podemos traer eso. Creo que cortarse el pelo va a ser un lujo”. La barbería, dice, seguirá viva, pero exigirá cada vez más profesionalización y equilibrio mental.