La depresión resistente, esa que no cede ni con fármacos ni con terapia, encuentra en la estimulación magnética transcraneal (EMT) una vía de esperanza. En los hospitales del grupo Quirónsalud, esta técnica no invasiva se aplica cada vez con más frecuencia en pacientes que buscan recuperar su bienestar emocional. ¿Cómo funciona? ¿Qué resultados ofrece? ¿Quién puede beneficiarse? Lo explican los especialistas que la aplican cada día.
La estimulación magnética transcraneal (EMT) no es ciencia ficción. Es una técnica que reconfigura el cerebro, neurociencia aplicada.
Su funcionamiento se basa en principios físicos y neurobiológicos que permiten actuar directamente sobre las redes cerebrales implicadas en el estado de ánimo. ¿Cómo? Mediante una bobina colocada sobre el cuero cabelludo, se emiten pulsos magnéticos que atraviesan el cráneo y alcanzan regiones específicas del cerebro. En el caso de la depresión, el objetivo suele ser la corteza prefrontal dorsolateral, una zona que regula el estado de ánimo y que, en pacientes deprimidos, muestra una actividad disminuida.
Estas corrientes no provocan dolor ni requieren anestesia. Lo que hacen es modular la excitabilidad neuronal, es decir, ajustar el nivel de actividad de las neuronas en esa zona. Al estimular esta región, se busca restablecer el equilibrio neuroquímico y funcional del cerebro, favoreciendo la producción de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y la noradrenalina, que están implicados en la regulación del estado de ánimo
“Es una técnica segura, no invasiva y de aplicación ambulatoria, que permite, mediante pulsos de campos magnéticos, modular la excitabilidad cortical en una región específica con el fin de mejorar una red cerebral”, explica el Dr. José Luis Guerrero Solano, coordinador de la Unidad de Estimulación Magnética Transcraneal del Centro Médico Quirónsalud Plaza Lodares, en Albacete.
La EMT no requiere ingreso hospitalario. Cada sesión dura entre 20 y 40 minutos, y el paciente puede volver a casa inmediatamente. El tratamiento completo suele incluir entre 20 y 30 sesiones, distribuidas a lo largo de varias semanas.
Cuando los fármacos no bastan
La depresión resistente afecta a entre el 20% y el 30% de los pacientes con trastorno depresivo mayor. Son personas que han probado varios antidepresivos sin éxito, y que a menudo se sienten atrapadas en un bucle de desesperanza. Para ellas, la EMT representa una alternativa real.
“Con la estimulación magnética fundamentalmente, trabajamos en el dolor de origen neuropático, que viene del sistema nervioso. También en trastornos como la fibromialgia, la neuralgia de trigémino, la depresión, y en los cuadros de ansiedad generalizada, cefaleas, migraña, así como en el síndrome de fatiga crónica”, señala el Dr. Fernando Torre Mollinedo, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Quirónsalud Bizkaia.
La clave está en la capacidad de la EMT para modificar la actividad neuronal. “Las ondas electromagnéticas producen cambios en las conexiones neuronales intracerebrales, buscando un alivio del dolor de la patología del paciente”, añade el Dr. Torre.
Resultados que se notan
Los estudios clínicos avalan la eficacia de la EMT en la depresión mayor. Según datos del Instituto Andaluz de Salud Cerebral, más del 40% de los pacientes tratados con EMT bilateral lograron la remisión de los síntomas depresivos, y más del 60% redujeron significativamente la ideación suicida. Además, los efectos pueden aparecer en pocos días.
Los efectos secundarios son mínimos: una leve molestia en la zona de aplicación, cefalea ocasional o sensación de mareo. En comparación con otros tratamientos, la EMT ofrece una excelente tolerancia y puede combinarse con psicoterapia o medicación.
Hospitales que apuestan por la neuromodulación
En centros del grupo Quirónsalud, como por ejemplo en el Hospital Universitario La Luz de Madrid, la EMT forma parte de un programa integral de neuromodulación. “En pacientes con depresión que no mejoran con medicación, hemos observado cómo la neuromodulación puede restablecer el estado de ánimo y recuperar la funcionalidad”, afirma el Dr. David Pérez Martínez, jefe del servicio de Neurología del centro.
La técnica también se aplica en el Hospital Quirónsalud Santa Cristina, donde se utiliza para tratar no solo la depresión, sino también el trastorno obsesivo-compulsivo, el estrés postraumático, la esquizofrenia, la fibromialgia, el deterioro cognitivo leve y las secuelas de ictus.
Una puerta abierta a la esperanza
La estimulación magnética transcraneal no es una solución mágica, pero sí una herramienta poderosa. Para muchos pacientes, representa la posibilidad de volver a sentir, a conectar, a vivir. Y para los profesionales que la aplican, es una muestra de cómo la tecnología puede ponerse al servicio de la salud mental.
En un contexto donde la depresión sigue siendo una de las principales causas de discapacidad en el mundo, técnicas como la EMT abren caminos que antes parecían cerrados. Caminos que no solo alivian el sufrimiento, sino que devuelven la dignidad.