sábado, 18 octubre 2025

Dr. Iñaki Piñuel (60), psicólogo e investigador: “Vivir con un psicópata integrado es como el día de la marmota: los mismos engaños, las mismas mentiras, las mismas decepciones”

- El Dr. Iñaki Piñuel advierte que convivir con un psicópata integrado es vivir atrapado en un bucle emocional sin salida.

Hay voces que incomodan, pero son necesarias. Una de ellas es la del Dr. Iñaki Piñuel, psicólogo e investigador, que vuelve a dirigirse a su audiencia con un propósito tan claro como urgente: informar, entrenar y acompañar a las víctimas de los psicópatas integrados, a quienes define, sin rodeos, como “las personas más abandonadas que hay en este universo”.

Desde hace años, Piñuel se ha convertido en un referente incómodo para muchos, precisamente porque su trabajo no gira en torno a los psicópatas, sino a quienes sobreviven a ellos. Lo dice con calma, pero con una firmeza que no deja espacio a la duda: “Las víctimas necesitan saber que no están solas, que lo que les ha pasado no es culpa suya”.

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Muchas de ellas, cuenta, ni siquiera saben que lo son. Han normalizado tanto el maltrato, la manipulación o el desprecio que viven atrapadas en un bucle de culpa y confusión.

“Ni se creen ni se saben inocentes de lo que les han hecho”, lamenta el doctor, con ese tono entre la indignación y la tristeza que ya le es característico.

A quienes le reprochan que “hablar de psicopatía no sirve de nada porque no tiene cura”, Piñuel les responde con ironía serena: su misión no es curar al psicópata, sino reparar a las víctimas. Por eso, su canal y sus materiales gratuitos no paran de crecer. “Cada semana —dice— llegan personas que acaban de descubrir la verdad. Es imposible no seguir hablando de esto.”

La naturaleza inalterable del psicópata integrado

psicópata
El Dr. Iñaki Piñuel explica cómo el psicópata integrado repite patrones de daño una y otra vez. Fuente: Canva

Piñuel se detiene en un punto que parece obsesionarle: la imagen distorsionada que tenemos del psicópata. “Nos han vendido a Hannibal Lecter o a Ted Bundy como modelo, y eso nos despista”, explica.

“La mayoría no matan ni empuñan cuchillos. Son personas que viven entre nosotros, sin conciencia moral, perfectamente adaptadas al sistema.

Habla despacio, enfatizando cada palabra:

Los psicópatas no cambian. Siguen siendo lo que son hasta el último día de sus vidas.

Esa ausencia de conciencia —dice— les permite justificar cualquier abuso o difamación. Y lo más inquietante es que con el tiempo se vuelven mejores en ello, afinan su manipulación, perfeccionan su mentira.

El futuro junto a uno de ellos, advierte, es un bucle sin salida, una historia que se repite con precisión enfermiza:

“El futuro con un psicópata integrado es el día de la marmota: los mismos engaños, las mismas mentiras, las mismas decepciones.”

Y lo más doloroso, añade, es que las víctimas siguen creyendo en las apariencias.

“Las formas y las maneras no significan nada —dice con un suspiro—, pero seguimos queriendo creer que lo que aparentan es lo que son.

La depredación invisible

Sin conciencia moral Merca2.es
Los psicópatas integrados viven sin empatía ni culpa, camuflados en la vida cotidiana. Fuente: Canva

Después de escuchar durante años miles de testimonios, Piñuel ha llegado a una conclusión que resulta tan perturbadora como reveladora: el daño que provocan los psicópatas no es solo emocional o económico, sino energético.

“La víctima queda vaciada, agotada, consumida… a un nivel energético. Es una auténtica violación espiritual.

Describe a estos individuos como depredadores emocionales, que viven parasitariamente de la energía ajena. Nunca se disculpan de verdad —y cuando lo hacen, es solo para seguir controlando—. Son maestros del engaño, capaces de convencer incluso al entorno de que la víctima es la culpable.

Cuando la sociedad también se comporta como un psicópata

El ciclo del abuso Merca2.es
Conocer la verdad y entender el abuso es el primer paso hacia la libertad. Fuente: Canva

En sus charlas, Piñuel suele ir un paso más allá y mirar hacia la sociedad. Con ironía, señala que el perfil perfecto para la política moderna coincide con el del psicópata integrado: individuos encantadores, sin empatía y expertos en manipular.

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“Si la descripción del puesto es político, el candidato perfecto es psicópata”, suelta, sin adornos.

Su enfado, sin embargo, no es solo con los políticos. Es con los profesionales que, por ignorancia o ego, revictimizan a quienes buscan ayuda. Aquellos que distraen a las víctimas con “chuminadas” —como las llama él—, teorías esotéricas o terapias sin base científica.

“Estoy un poco enfadado, se me nota, ¿verdad? Estoy frustrado, ¿se me nota?”, dice entre un gesto de impotencia y humor negro.

La salida del laberinto

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Para Piñuel, la única salida es el conocimiento. “Información justa, técnica y acreditada”, repite. Porque entender lo que ha pasado, y por qué, es la primera forma de sanar.

“Las víctimas son inocentes. Lo que necesitan no es que las entretengan, sino que les expliquen con rigor qué les ha ocurrido”, afirma con serenidad.

Y ahí está, quizás, la esencia de su mensaje: solo la verdad libera, incluso cuando duele.


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