
La realidad del edadismo, o la discriminación en razón de la edad, va siendo poco a poco asumida por la sociedad española, que comenzaba a ignorarlo. La primera encuesta del CIS sobre el edadismo revela que una de cada tres personas mayores (36%) se ha sentido ignorada y que, además, un 60% de los españoles percibe que los hijos cuidan peor de sus padres en la actualidad. No sólo se trata de un fenómeno que afecta a las relaciones interpersonales, sino que el edadismo se sitúa, como ya hemos podido ver, en otros ámbitos, como el laboral, el institucional e incluso el financiero, dejando entrever el problema estructural que puede requerir atención.
MANIFESTACIONES DEL EDADISMO

Es en diversos contextos en los que tiene lugar el edadismo, y no siempre resulta fácil de identificar. Para Vânia de la Fuente-Núñez, especialista internacional en envejecimiento y edadismo, el fenómeno tiene lugar de formas diferentes en ambientes institucionales, interpersonales o en la forma en la que cada uno de nosotros nos percibe a nosotros mismos.
En nuestra vida diaria puede concretarse de muchas maneras, como por ejemplo, en expresiones como ‘para tu edad’ o “que eres un viejuno», o en emplear un lenguaje infantil o de una persona más joven hacia las personas mayores, o en la decisión de no proporcionar un servicio por edad».
Las limitaciones también son evidentes en el contexto institucional. A partir de situaciones en las que personas mayores pueden tener dificultades para conseguir créditos o productos bancarios, la manera en la que pueden tener condiciones propias para acceder a tratamientos médicos o a la vivienda, son ejemplos en los que las personas mayores pueden encontrarse con limitaciones que pueden reflejar un sesgo sistemático.
La experta señala que medir estas situaciones no es sencillo porque no todo retraso o limitación es sinónimo de discriminación directa, pero reconoce los patrones evidenciados en estudios anteriores que sí identifican que el edadismo está presente en nuestro país y que es especialmente significativo en el ámbito profesional.
URGENCIA DE CONCIENCIACIÓN SOCIAL

Uno de los mayores obstáculos para extirpar el edadismo reside en que una parte importante de la población no lo concibe como un problema significativo; es más, es posible aventurar que más de la mitad de los españoles no piensan que exista algo que se ajuste a la expresión discriminación por edad o aseveran que no se trata de un problema relevante, lo cual dificulta que se puedan poner en práctica maneras que sean efectivas para su sobrellevar a corto plazo.
La ausencia de esta consciencia social es grave, en tanto que dilata los cambios que, bien por vía legislativa bien por medio de la vía cultural, pueden ofrecer algún tipo de protección a aquellos grupos sociales que son vulnerables. Pero no sólo tiene un impacto en el ámbito social, el edadismo presenta un coste económico muy importante.
Estimaciones realizadas en Estados Unidos constatan que la discriminación hacia la edad de 50 años y más acarreó pérdidas de 850.000 millones en el 2018, así como el hecho de que el exceso de gasto del sistema de salud asociada con la existencia de barreras relacionadas con la edad llegó a hasta los 73.000 millones de dólares al año.
Se trata de números que demuestran que el edadismo no sólo hace daño a quienes lo padecen, sino que va más allá, de manera que afecta a la sociedad misma, lo cual refuerza y demuestra que son necesarias las políticas públicas y las estrategias comunicativas, etc., para intentar revertir el problema que aquí tratamos.