
La pandemia de COVID-19 no solo trastocó la salud física de millones de personas, sino que también aumentó la desinformación y la circulación de información falsa. Un Estudio de Comunicación indica que el 66% de las personas mayores piensan que han aumentado los bulos tras la pandemia. Esta cuestión afecta particularmente al colectivo de las personas mayores, quienes debido a distintas circunstancias se ven en una situación de vulnerabilidad frente a la desinformación.
LA DESINFORMACIÓN PARA LOS MAYORES

Los bulos políticos y los bulos sanitarios son los que más afectan a las personas mayores. Un 63,3% de quienes participan en el estudio confiesa sentirse angustiado, ansioso o enfadado por la desinformación de tipo político, un porcentaje que se reduce a un 40,6% cuando se les pregunta por la desinformación de tipo sanitario. Esta percepción creciente de la desinformación les hace sentir a las personas mayores vulnerables precisamente porque muchos de ellos refieren que no pueden diferenciar información cierta de información falsa.
Por otro lado, es importante señalar que la exposición constante a la información falsa y a los bulos tiende a tener un efecto progresivo y acumulativo en el bienestar emocional de las personas mayores. Muchas de estas personas mayores expresaron su inseguridad en el momento de compartir información con sus familiares, compañeros o amigos por temor a la posibilidad de propagar en palabras ajenas datos erróneos. Esta ansiedad no solo perturba su estado emocional, sino que también transfiere la falta de confianza en sus relaciones sociales y en las instituciones que deberían ofrecerles protección de la desinformación.
LA NECESIDAD DE ALFABETIZACIÓN

La literacia mediática se ha convertido en algo fundamental para que las personas mayores puedan manejarse en el mundo digital. Proyectos como ‘Salud sin bulos’ enseñan a este colectivo a detectar información falsa y adoptar decisiones más seguras en relación a su salud y bienestar. La educación digital no persigue sólo combatir los bulos, sino empoderar a las personas mayores, facilitándoles relacionarse de una forma más crítica con los medios y las redes sociales.
El colectivo de las personas mayores presenta una vulnerabilidad ante la desinformación, pero también es muy importante concienciar a la sociedad; crear entornos de apoyo donde puedan resolver sus dudas y contrastar la información disminuye la ansiedad y media en un uso responsable de la tecnología. Con educación e involucrando a la sociedad se logra afrontar la incidencia de los bulos y cuidar la salud emocional de este sector tan importante de la población.