“Casi 800.000 mayores de 50 años buscan trabajo sin éxito: el otro rostro del paro de larga duración”

“Los mayores de 50 años concentran el aumento del desempleo, mientras los jóvenes logran mínimos históricos.”

“Casi 800.000 mayores de 50 años buscan trabajo sin éxito: el otro rostro del paro de larga duración”

Más de tres lustros han transcurrido transcurridos desde el desplome de Lehman Brothers pero, sin embargo, el mercado laboral de mayores español aún tiene profundas cicatrices. Al margen de que el empleo ya prácticamente ha recuperado sus niveles de fines del 2007, el paro de larga duración sigue siendo un lastre para miles de personas, en especial para peces gordos, o sea, para las personas de más de 50 años, quienes constituyen la principal cara visible de un fenómeno que, de no ser atajado, puede convertirse en endémico: el paro sénior. Al tiempo que la franja de edad de las personas jóvenes y la de las personas asalariadas adultas han conseguido mejorar las tasas de ocupación y valores de inserción, a los mayores de 50 años les toca hacer frente a un incesante círculo vicioso de exclusión social y/o disconformidad en las competencias formativas.

UN MERCADO DE TRABAJO QUE SE RECUPERA SIN TODOS SUS PROTAGONISTAS

UN MERCADO DE TRABAJO QUE SE RECUPERA SIN TODOS SUS PROTAGONISTAS LOS MAYORES
Fuente: FREEPIK

La economía de España, simplemente, parece haber superado los espectros de la Gran Recesión. Con más de 21 millones de personas ocupadas, España logra el dato más elevado de su historia, que bien podría ser celebrado sin reservas si no escondiera una dura realidad: la economía española no ha devuelto el desempleo a las cifras del año 2008. La tasa de paro de las personas mayores, por otros lugares situada en su entorno del 10,29%, se mantiene como la de mayor entidad del occidente de Europa y ligeramente cinco décimas por debajo de la del año fatídico.

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Detrás de ese estancamiento existe un apunte fundamental: aquel paro se concentra en los trabajadores sénior, cuyo número ha aumentado un 138,4% respecto de 2008. Actualmente existen más de 790.000 personas mayores de 50 años que desean trabajar y, más de la mitad de ellos llevan más de un año intentando hacerlo sin conseguirlo. Por su parte, el paro juvenil ha caído un 21% y el de los de entre 25 y 49 años en un 11%. La recuperación, así, ha sido radicalmente desigual. Ese desequilibrio no es casualidad en la obtención de trabajo para las personas mayores. Las reestructuraciones de los bancos, la desaparición de las cajas de ahorro y la crisis del ladrillo han hecho que miles de empleados cualificados abandonaran un mercado que, en muchos casos, se llenó de individuos más jóvenes y de coste laboral inferior.

EL LABERINTO DEL DESEMPLEO DE LARGA DURACION

“Casi 800.000 mayores de 50 años buscan trabajo sin éxito: el otro rostro del paro de larga duración”
Fuente: FREEPIK

En el caso que hay que utilizar un índice que sintetice la dificultad para reincorporarse en el mercado laboral de las personas mayores, nada mejor que el paro de larga duración. Más de la mitad de los empleados de 50 años o más en paro -el 55%- llevan más de un año en busca de empleo, una proporción que multiplica por más de dos la de los jóvenes. Si bien esta proporción ha disminuido desde la de un 72% que mostraba los años que precedieron a la pandemia, su evolución no responde a un incremento real de las oportunidades, sino más bien al efecto de las prejubilaciones masivas en la banca o en los sectores más importantes.

La situación se vuelve todavía más problemática si la analizamos desde una perspectiva histórica en el mercado de trabajo de las personas mayores. Desde 2008, el paro de larga duración ha aumentado en un 95% en España, representando en la actualidad al 38,4% del total de parados. Pero las diferencias de edad son abismales: estos incrementos han sido del 27,5% para los menores de 25 años, del 51,9% para los parados de 25 a 49 años y del 234% en el caso de los de 50 años o más. Los sénior no son ya sólo los que sufren la peor parte de la crisis, sino, además, se han convertido en el colectivo más golpeado por la cronificación del paro. Este hecho tiene un efecto demoledor.