La influencer Anabel Pantoja ha vuelto a abrir su corazón y mostrar su lado más vulnerable, dejando claro que la fama no siempre tiene recompensas y que ser una figura pública supone un precio emocional muy alto. Hace unos días, en una conversación muy sincera, aseguró que si pudiera volver atrás, habría elegido no ser famosa, porque el reconocimiento público implica enfrentar críticas constantes, situaciones incómodas y la exposición permanente de su vida privada, algo que ahora, como madre, se hace mucho más difícil de soportar. «Si yo hubiera visto esta ventanita…», confesó, dejando entrever la añoranza por la tranquilidad de un anonimato perdido.
2Las lágrimas de Anabel Pantoja

Anabel ha dejado claro que, aunque la fama le ha dado oportunidades y privilegios, también le ha impuesto una carga emocional difícil de soportar. La exposición constante, el juicio público y la presión mediática son factores que la han llevado a expresar en más de una ocasión que preferiría un retorno al anonimato. En el pódcast, la influencer insistió en que esta realidad es difícil de asumir, especialmente cuando se intenta compaginar con la maternidad y el deseo de vivir de manera tranquila y normal. Su sinceridad ha generado una ola de apoyo entre sus seguidores, quienes han mostrado preocupación y empatía por su estado emocional.
El momento de llanto de Anabel ha dejado claro que, detrás de la imagen de influencer fuerte y divertida, existe una persona que se enfrenta a emociones intensas y que valora profundamente la vida y las historias que la conmueven. La manera en que se derrumbó ante una serie demuestra que su sensibilidad sigue intacta y que, a pesar de la exposición mediática, conserva la capacidad de emocionarse profundamente.
Sus seguidores han reaccionado de manera masiva, enviándole mensajes de cariño y comprensión, reconociendo que la fama no debería implicar la pérdida de la humanidad y la vulnerabilidad de quien la posee. Anabel también habló de los privilegios que conlleva ser famosa, pero de manera equilibrada, señalando que cada ventaja tiene un coste. Entrar a lugares exclusivos, recibir invitaciones especiales y disfrutar de ciertas comodidades forman parte del lado positivo de la fama, pero el lado oscuro se manifiesta en la invasión constante de su vida privada y en la presión que siente al ser evaluada por miles de personas. Esta dualidad, según ella, hace que a veces la decisión de haber elegido la fama sea cuestionable, y que sus deseos de anonimato y tranquilidad sean cada vez más claros y sinceros.