Ese picor ahí abajo que aparece y desaparece puede convertirse en una pesadilla recurrente, una batalla silenciosa que muchas mujeres libran en la intimidad de su cuarto de baño. Es una advertencia que la ginecóloga Lorena Millán lanza sobre un picor que no se cura con cremas y que podría ser la primera manifestación de una enfermedad silenciosa. ¿Y si esa molestia insistente no fuera solo una simple infección por hongos, sino la punta de un iceberg mucho más profundo?
La frustración de aplicar tratamientos que no funcionan agota la paciencia y mina la moral, creando un círculo vicioso de visitas médicas y remedios fallidos. Pero, ¿por qué vuelve una y otra vez? Para la doctora Millán, la clave está en entender por qué se produce esta molestia íntima, ya que la causa de fondo podría ser un desequilibrio de azúcar en la sangre. Una realidad que nos obliga a preguntarnos qué nos está intentando decir nuestro cuerpo con esa señal de alarma.
¿POR QUÉ NO SE VA LA MOLESTIA? LA PISTA QUE TU GINECÓLOGO NO DEBERÍA IGNORAR
Cuando una infección vaginal por hongos se vuelve una compañera de viaje demasiado frecuente, es fácil caer en la desesperanza y pensar que es «algo normal». Sin embargo, esta situación es una bandera roja que no debemos ignorar, ya que como advierte la Dra. Lorena Millán, la candidiasis vulvovaginal recurrente puede ser un síntoma temprano de una diabetes no diagnosticada. Este escozor que no cesa no es un problema local, sino el reflejo de un desajuste interno que necesita atención.
El verdadero problema es que solemos tratar el síntoma, la comezón íntima, sin preguntarnos por el origen real del desequilibrio. Es un error de enfoque que puede retrasar un diagnóstico crucial durante meses o incluso años, un tiempo valiosísimo perdido, pues el cuerpo está enviando señales claras que a menudo se malinterpretan como una simple infección ginecológica. La insistencia de la Dra. Millán en este punto es un llamamiento a la acción para profesionales y pacientes.
EL AZÚCAR, EL CALDO DE CULTIVO PERFECTO PARA LA CANDIDIASIS

Este microorganismo vive de forma natural en nuestro cuerpo sin causar problemas, pero se descontrola cuando encuentra las condiciones ideales para multiplicarse. Un exceso de glucosa en la sangre es como un festín para él, ya que los niveles altos de azúcar alteran el pH vaginal y alimentan directamente al hongo, provocando un crecimiento desmedido. Es la explicación biológica a esa irritación vaginal que parece no tener fin y que tanto desespera.
Podríamos decir que un nivel de azúcar descontrolado le pone una alfombra roja a la infección, convirtiendo la zona íntima en el entorno perfecto para su proliferación. Es la tormenta perfecta que explica por qué las cremas antifúngicas a menudo fracasan, pues aunque eliminan temporalmente el hongo, no corrigen el desequilibrio de base que lo hace reaparecer. La experiencia de la ginecóloga Lorena Millán confirma que sin controlar la glucosa, la batalla contra esta molestia persistente está perdida.
CUANDO LAS CREMAS YA NO SON LA SOLUCIÓN: SEÑALES DE ALARMA
La primera señal de alarma es la resistencia al tratamiento convencional. Si has probado varias cremas antifúngicas, óvulos y otros remedios sin obtener un alivio duradero, es hora de sospechar. Como bien señala la Dra. Millán en su advertencia, este patrón es un indicio claro de que algo más está sucediendo, ya que una candidiasis que se vuelve crónica o resistente a los fármacos habituales sugiere un factor subyacente que la perpetúa.
Otro signo inconfundible es la frecuencia. Una cosa es tener una infección por hongos de forma aislada y otra muy distinta es sufrirla tres, cuatro o más veces al año. Este ciclo de infección y tratamiento fallido no solo es agotador física y emocionalmente, sino un mensaje directo de tu organismo, porque la repetición constante del problema es la forma que tiene tu cuerpo de decir que la causa real sigue sin resolverse. Es el escenario que la Dra. Lorena Millán describe como una manifestación de «esa enfermedad silenciosa en tu sangre».
MÁS ALLÁ DE LA ZONA ÍNTIMA: OTROS SÍNTOMAS QUE ACOMPAÑAN AL PICOR

¿Te has dado cuenta de que últimamente tienes mucha más sed de lo normal o necesitas ir al baño con una frecuencia inusual, incluso de noche? Estos no son detalles menores, pues el aumento de la sed y la micción frecuente son síntomas clásicos de hiperglucemia que pueden pasar desapercibidos o achacarse al estrés. La Dra. Lorena Millán insiste en la importancia de conectar estos puntos para tener una visión completa del estado de salud.
El cansancio extremo e injustificado, una visión que se vuelve borrosa de forma intermitente o pequeñas heridas que tardan mucho en cicatrizar son otras piezas del puzle. Este conjunto de señales, junto a esa infección fúngica que no remite, puede ser la clave, porque la diabetes afecta a todo el sistema y sus manifestaciones van mucho más allá de un simple análisis de sangre. Escuchar estas pistas es fundamental para actuar a tiempo, como recalca una y otra vez la ginecóloga.
LA DIABETES NO ES UNA SENTENCIA: RECUPERAR EL CONTROL EMPIEZA POR ESCUCHAR A TU CUERPO
Lejos de ser un motivo de pánico, entender esta conexión es una oportunidad para tomar las riendas de tu salud y realizar los cambios necesarios en tu estilo de vida. Un diagnóstico temprano permite controlar los niveles de glucosa antes de que causen daños mayores, ya que la diabetes tipo 2 es una enfermedad manejable que responde muy bien a una dieta adecuada y al ejercicio físico. Es el mensaje de esperanza que subyace en la advertencia de profesionales como la Dra. Millán.
Al final, nuestro cuerpo es un mapa que nos habla constantemente a través de señales y síntomas, y aprender a interpretarlo es nuestra gran responsabilidad. Ese picor que no se va con nada podría ser el mensajero inesperado que te ponga sobre la pista de algo importante, una invitación a cuidarte desde dentro. Porque, como concluye la Dra. Lorena Millán, la verdadera salud no consiste en silenciar los síntomas, sino en comprender su origen para recuperar el equilibrio perdido.