En la actualidad, el mundo atraviesa una de las crisis más complejas de su historia reciente: el flujo migratorio incontrolado. Millones de personas huyen de la pobreza, la violencia o la falta de oportunidades, buscando en otros territorios una vida digna. Sin embargo, el fenómeno no deja de crecer y plantea desafíos sociales, políticos y humanitarios de una magnitud nunca antes vista.
El analista económico Marc Vidal, de 48 años, sostiene que “el mayor problema que tiene la humanidad en estos momentos es el flujo migratorio incontrolado”. Con una mirada crítica, advierte que el origen del conflicto no está en las fronteras ni en los países receptores, sino en las raíces profundas de la desigualdad global.
Europa ante el espejo del flujo migratorio

Europa se encuentra en el epicentro de este fenómeno. Según Vidal, el flujo migratorio que atraviesa el continente no es un problema exclusivo de la región, sino la consecuencia de un mundo profundamente desequilibrado. La llegada constante de personas desde África subsahariana y el norte de África —principalmente de Marruecos y Mauritania— ha encendido un debate político intenso. España, por ejemplo, vive una creciente tensión entre partidos que discuten cómo actuar ante la presencia de miles de menores migrantes no acompañados, conocidos como “menas”.
El flujo migratorio hacia las Islas Canarias se ha convertido en una ruta crítica, donde las barcazas recorren enormes distancias para alcanzar territorio europeo. “Una vez están ahí, hay que recogerlos; no podemos permitir una masacre”, explica Vidal, haciendo hincapié en el dilema ético que enfrentan los países receptores. Sin embargo, advierte que la respuesta no puede limitarse a la asistencia o la contención. Para él, la solución solo puede surgir si se actúa en origen, generando condiciones de vida dignas en los países de partida.
El flujo migratorio, además de mover a millones de personas, mueve también posturas políticas y reacciones sociales. Algunos partidos europeos han endurecido su discurso, mientras otros apuestan por una política de acogida. Pero, según Vidal, “ninguna de las dos posturas es sostenible: no se puede cerrar completamente las fronteras, ni tampoco asumir un ingreso ilimitado”. El equilibrio, señala, pasa por entender las causas reales de la migración y actuar sobre ellas.
Un desafío que supera fronteras
El flujo migratorio no es solo un fenómeno europeo. América, Asia y Oceanía también enfrentan movimientos humanos que ponen a prueba sus sistemas políticos y sociales. En palabras de Vidal, “este problema lo tiene Estados Unidos, lo tienen todos los países del mundo”. La desigualdad, el cambio climático y los conflictos armados son factores que empujan a millones de personas a dejar atrás sus hogares.
El analista recuerda que la humanidad ha progresado como nunca antes en educación, salud y tecnología, pero también ha alcanzado niveles de desigualdad sin precedentes. “Nos hemos vuelto un mundo más desigual que nunca”, señala, responsabilizando a la desidia de los líderes internacionales. Para él, la pasividad de organismos como la ONU o la UNESCO demuestra la desconexión entre las élites políticas y la realidad que viven millones de migrantes.