viernes, 10 octubre 2025

Phil Hugo (33), nutricionista y farmaceutico: «El déficit crónico de magnesio se asocia con un aumento del 155 % en el riesgo de ictus y un 33 % en el riesgo de mortalidad por todas las causas»

- El farmacéutico y nutricionista revela cómo la dieta cetogénica y el ayuno intermitente transformaron su cuerpo, su mente y su forma de vivir.

El magnesio es el punto de partida del equilibrio que defiende Phil Hugo, nutricionista y farmacéutico.

Hay momentos en la vida en los que el cuerpo te obliga a parar.
A Phil Hugo, ese momento le llegó con ataques de pánico. No podía dormir, sentía que perdía el control y que su cabeza iba por un lado y su cuerpo por otro. “Era como si se me hubiera roto el motor interno”, recuerda.

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Farmacéutico de formación, nutricionista y hoy también inversor, decidió aplicar la ciencia que conocía —pero de una forma radicalmente distinta— a sí mismo. Cambió su forma de comer, de moverse y hasta de entender el tiempo.
“La cetosis me dio algo que no sabía que había perdido: tiempo, energía y, con ello, libertad.”

Cuando el cuerpo cambia de combustible

magnesio
Phil Hugo explica cómo la cetosis transforma el metabolismo y la energía diaria. Fuente: Canva.

Phil habla de la dieta cetogénica con la pasión de quien ha vivido en carne propia lo que predica. Explica que no se trata de dejar de comer, sino de enseñar al cuerpo a usar otra gasolina. En lugar de depender del azúcar, la dieta keto busca que el cuerpo entre en cetosis, un estado en el que el hígado produce cetonas, unas moléculas que se convierten en una fuente limpia de energía para el cerebro, el corazón y los músculos.

“El betahidroxibutirato, o BHB, es como una gasolina sin humo”, dice. “Produce menos residuos que la glucosa y protege las células. Por eso ayuda tanto en enfermedades neurológicas o metabólicas.”
“No hace falta ser atleta —añade—. La mayoría de personas sedentarias se beneficiarían más de una buena cetosis que de apuntarse al gimnasio sin cambiar lo que comen.”

Carbohidratos, cultura y exceso

Ayunar para ganar claridad Merca2.es
El ayuno intermitente permite al cuerpo reparar y recuperar su equilibrio interno. Fuente: Canva.

Según Phil, el problema de fondo no es solo lo que comemos, sino cuántas veces lo hacemos y por qué. “Nos enseñaron que hay que comer seis veces al día, pero eso no tiene base fisiológica. Es un invento moderno”, asegura.

Y es que, según él, confundimos cultura con biología. “La gastronomía nos une, sí, pero no siempre nos sienta bien. Hay cosas que forman parte de nuestra tradición… pero también de nuestras enfermedades.”

“Nuestro cuerpo es como una esponja empapada de glucosa. Si sigues echando agua, se desborda.” Con esa imagen sencilla, explica lo que ocurre con la resistencia a la insulina: exceso, inflamación y cansancio.
Para las personas activas, sugiere una cetosis flexible. “Un poco de miel, unos arándanos o un boniato después de entrenar. No se trata de vivir sin carbohidratos, sino de saber cuándo y cómo tomarlos.”

Lo que solemos hacer mal

Muchos, dice, caen en el error de confundir cetosis con comer grasa sin control. “Veo gente metiendo mantequilla en el café, bacon cada mañana y nada de verduras. Eso dispara el colesterol y rompe el equilibrio.”

También critica el miedo a las proteínas. “Las grasas no construyen músculo, las proteínas sí. Y sin músculo no hay salud metabólica.”

“No es falta de voluntad, es falta de minerales.” Así resume lo que ocurre con los antojos dulces. Explica que el cerebro no distingue entre la falta de sal y la de azúcar, y por eso el cuerpo pide dulce cuando lo que necesita es sodio, magnesio o proteínas.
Su consejo es sencillo: más sal marina, más magnesio y más agua mineral rica en electrolitos. “A veces lo que el cuerpo necesita no es azúcar, sino equilibrio.”

El ayuno como descanso mental

Los pilares del bienestar Merca2.es
Magnesio, creatina y colágeno, los aliados básicos para mantener un cuerpo funcional. Fuente: Canva.

Phil habla del ayuno intermitente con calma, casi con ternura. “Ayunar no es sufrir, es darle paz al cuerpo”, dice. “Nos pasamos el día comiendo, y eso impide que el cuerpo respire. Cuando ayunas, el cuerpo repara.”

También desmonta un mito: “No, el ayuno no sube el cortisol. Lo que eleva el cortisol es la vida que llevamos y lo poco que comemos después. Si ayunas bien, te da foco, claridad y tiempo.”

“Ayunar es cerrar pestañas mentales: de pronto todo va más fluido.”
A la hora de romperlo, recomienda hacerlo con cuidado: una cucharada de vinagre de sidra de manzana, que estabiliza la glucosa, y un poco de colágeno hidrolizado, que ayuda a saciar y cuida la piel y las articulaciones.

Los cinco básicos que nunca faltan

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Phil tiene su propio ritual de bienestar. Lo llama “los cinco pilares”: magnesio, colágeno hidrolizado, creatina, vitamina C y omega 3.
“El magnesio es el más importante: la mayoría de la gente tiene déficit, y eso lo cambia todo, desde el sueño hasta el humor.”

El colágeno, dice, “actúa por dentro y por fuera”.
La creatina, asegura, no es solo para deportistas: “También mejora el ánimo y la energía mental.”
La vitamina C es “el escudo antioxidante”, y el omega 3 “el antiinflamatorio natural del cerebro y el corazón.”

Y si el bolsillo aprieta, añade entre risas: “Con magnesio, creatina y colágeno ya tienes el 80% del trabajo hecho.”


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