domingo, 12 octubre 2025

Óscar Fuentes (42), Guardia Civil de Tráfico en Picos de Europa, lanza el aviso definitivo: «Esa luz de tu coche en la niebla es tu peor enemigo, te hace invisible»

Un gesto instintivo al volante con niebla densa puede ser el mayor error que cometas en la carretera. Los agentes más veteranos revelan cuál es el protocolo correcto para ver y, sobre todo, para ser visto.

La advertencia de la Guardia Civil resuena con la contundencia de una verdad incómoda, de esas que preferiríamos no escuchar pero que necesitamos saber. Llega desde la experiencia de un agente acostumbrado a lidiar con las trampas de la montaña, y es que Óscar Fuentes, destinado en los Picos de Europa, sabe que muchos conductores confían en una solución que en realidad les condena a la invisibilidad. ¿Y si te dijeran que esa potente luz que enciendes para ver mejor es precisamente lo que te borra del mapa?

El misterio se esconde en un fenómeno físico que todos hemos experimentado pero pocos comprenden. Imagina una pared blanca que levantas tú mismo sin darte cuenta, un muro luminoso que te ciega y oculta a los demás. La veteranía de la Benemérita en estas situaciones es un grado, porque la elección de las luces en condiciones adversas no es una cuestión de potencia, sino de pura estrategia y conocimiento. Sigue leyendo, porque lo que vas a descubrir cambiará para siempre tu forma de conducir en la niebla.

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¿POR QUÉ TU COCHE SE CONVIERTE EN UN FANTASMA EN LA CARRETERA?

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Muchos creen que ante la duda, la luz más potente es la mejor aliada. Sin embargo, la Guardia Civil alerta sobre el efecto contraproducente de esta decisión, ya que la luz larga choca contra las diminutas gotas de agua suspendidas en el aire y se refleja directamente hacia tus ojos. Es como apuntar con una linterna a un espejo. De repente, la visibilidad que pretendías ganar se reduce a cero, creando una cortina blanca impenetrable justo delante de ti, anulando tu capacidad de reacción ante cualquier imprevisto.

El cerebro te pide más luz, pero la carretera te exige inteligencia. El verdadero peligro de este error es que genera una falsa sensación de seguridad durante una fracción de segundo, pero lo que realmente sucede es que el conductor queda deslumbrado por su propio vehículo sin apenas darse cuenta. Conducir así es como avanzar a ciegas, confiando únicamente en la suerte. La Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil insiste en que comprender este principio básico de la seguridad vial es fundamental para evitar una tragedia segura en condiciones de baja visibilidad.

LA LUZ QUE CIEGA AL OTRO: EL PELIGRO QUE NO VES VENIR

La situación se vuelve aún más crítica cuando pensamos en los otros usuarios de la vía. Unas luces largas en plena niebla no solo te anulan la visión a ti, también lo hacen con el conductor que circula en sentido contrario. Según la Guardia Civil, el haz de luz de las largas se expande y difumina creando un halo cegador que impide al otro conductor percibir tu posición real. Te conviertes en un destello sin forma ni distancia, una amenaza que aparece de la nada y contra la que es imposible reaccionar a tiempo.

Es una de las peores pesadillas para cualquier agente de la Agrupación de Tráfico. El escenario es desolador: dos vehículos acercándose sin ser conscientes el uno del otro, ocultos por una falsa barrera de luz que ellos mismos han creado. La prevención de accidentes en estas circunstancias pasa por desterrar un hábito muy extendido, ya que la colisión frontal en estas condiciones suele ser inevitable y sus consecuencias fatales. Por eso, el aviso de la Guardia Civil no es una recomendación, es una instrucción vital.

EL PROTOCOLO DE LA GUARDIA CIVIL: LAS LUCES QUE SÍ TE SALVAN LA VIDA

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La solución es mucho más sencilla de lo que parece y se basa en una lógica aplastante: usar la luz adecuada para cada situación. Lo primero, según las recomendaciones de la Benemérita, es encender las luces de cruce o cortas. Este gesto tan simple es el más efectivo, ya que su haz se proyecta hacia abajo, iluminando el asfalto sin rebotar en la niebla, lo que te permite ver la carretera inmediata y las líneas que la delimitan. Es la base sobre la que se construye toda la seguridad en estas circunstancias.

Pero, ¿qué pasa con las luces específicas de niebla? Aquí la Guardia Civil es muy clara. Las antiniebla delanteras son un complemento ideal a las de cruce, porque emiten una luz ancha y baja que se «cuela» por debajo del banco de niebla. Por otro lado, la luz antiniebla trasera es diferente: es un arma de doble filo. Es extremadamente potente para que te vean desde lejos, pero solo debe usarse con niebla muy densa porque puede deslumbrar y confundirse con la luz de freno, provocando alcances.

PICOS DE EUROPA, EL LABORATORIO NATURAL DE LA NIEBLA MORTAL

El agente Fuentes habla con conocimiento de causa. Las carreteras de los Picos de Europa son un laboratorio perfecto donde la naturaleza pone a prueba a los conductores a diario. Los bancos de niebla pueden aparecer tras una curva, espesos y repentinos como una pared. La experiencia de la Guardia Civil en la vigilancia en montaña confirma que los accidentes más graves en estos tramos no se deben a la velocidad, sino a errores de visibilidad. Aquí, saber usar las luces no es una opción, es el principal sistema de supervivencia.

Por eso, una lección aprendida en un puerto de montaña es una lección universal para cualquier carretera envuelta en bruma. Lo que ocurre en las sinuosas rutas asturianas o cántabras es extrapolable a cualquier autovía o comarcal de la península en un día de otoño cerrado. El control de carreteras que ejerce la Guardia Civil persigue un único fin: que todos lleguemos a nuestro destino, y para ello es crucial interiorizar que la adaptación del conductor al entorno es más importante que cualquier tecnología del vehículo.

LA DECISIÓN DE UN SEGUNDO QUE MARCA LA DIFERENCIA

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La clave, como insisten las autoridades viales, es luchar contra el impulso primario y actuar con la cabeza. Cuando la niebla te envuelve, tu primer pensamiento no debe ser «necesito más luz», sino «¿cuál es la luz correcta?». Ese pequeño cambio de mentalidad es el que separa un susto de una tragedia, porque la conducción segura se basa en el conocimiento y en la anticipación a los riesgos. La experiencia de la Agrupación de Tráfico demuestra que el factor humano sigue siendo la pieza fundamental en la prevención.

El aviso de Óscar Fuentes, ese veterano Guardia Civil que conoce cada curva y cada trampa de la montaña, es un regalo que nace de ver demasiadas veces el mismo error. No es una crítica, sino un salvavidas lanzado a todos los que nos ponemos al volante. Porque en la carretera, especialmente cuando el mundo desaparece tras un velo blanco, hacerte visible para los demás es el acto de generosidad más grande y la maniobra más inteligente que podrás realizar jamás.


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