En los últimos años, el nombre Airbnb se ha convertido en sinónimo de turismo moderno y de nuevas formas de alojamiento. Pero detrás de la plataforma que conecta a millones de viajeros con anfitriones en todo el mundo, hay una historia mucho más profunda. En España, este fenómeno genera empleo, impulsa la economía y, al mismo tiempo, abre un intenso debate sobre el acceso a la vivienda.
El director general de Airbnb España, Jaime Rodríguez de Santiago, lo explicó con claridad: el alquiler de corta duración representa el 2% del PIB nacional y da trabajo a más de 400.000 personas. Sin embargo, también es cierto que en el centro del debate público se han instalado preguntas sobre los precios de los alquileres, la gentrificación y las regulaciones que afectan a propietarios y turistas por igual.
1Airbnb: Una historia que nació por necesidad
El modelo original de Airbnb no surgió de una gran estrategia empresarial. Sus fundadores comenzaron alquilando habitaciones en su propia casa porque no podían pagar el alquiler. Esa idea simple creció hasta transformarse en una red global. Sin embargo, en España, la normativa no siempre contempla este tipo de hospedaje dentro del hogar. En algunas ciudades, incluso, se prohíbe o no se regula del todo.
Rodríguez de Santiago considera que la clave está en distinguir entre el uso ocasional y el intensivo de la vivienda. “Hay que permitir que las personas puedan alquilar su casa cuando no la usan”, sostiene. Para él, eso sería una buena herramienta para que muchas familias puedan afrontar sus gastos o pagar su hipoteca.
Además, recuerda que el debate sobre la vivienda en España no puede reducirse únicamente al turismo. “Los salarios llevan más de veinte años sin subir, y la construcción de viviendas está por debajo de los niveles de los años 70”, advierte. Según el ejecutivo de Airbnb, si no se incrementa la oferta de hogares, los precios seguirán subiendo, independientemente del número de pisos turísticos.