miércoles, 15 octubre 2025

Àlvaro López, adiestrador canino: «Cuando entiendes sus señales la mayoría de los problemas con tu perro desaparecen»

Comprender el lenguaje de los perros es mucho más que una cuestión de intuición. Según el adiestrador canino Álvaro López, la verdadera conexión con un perro comienza cuando aprendemos a interpretar sus gestos, posturas y miradas. Solo entonces, asegura, es posible evitar conflictos y mejorar la convivencia diaria.

Desde su experiencia como adiestrador, López explica que no se trata de adivinar ni de aplicar fórmulas mágicas, sino de observar, anticiparse y reaccionar con calma. Su objetivo es que cada persona pueda entender lo que su perro comunica antes de que surjan los problemas.

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Adiestrador canino: el lenguaje que pocos saben leer

Fuente: agencias

Para este adiestrador, la mayoría de los errores humanos proviene de no saber interpretar las señales más simples. “Muchas personas creen que si un perro mueve la cola está feliz, y no siempre es así”, advierte. La cola, explica, puede estar rígida o fluir con suavidad, y esa diferencia cambia por completo el mensaje.

El adiestrador propone observar cinco partes clave del cuerpo: ojos, orejas, cola, cuerpo y boca. Cada una revela información valiosa. Por ejemplo, una boca tensa y cerrada puede indicar incomodidad, mientras que una lengua suelta y un jadeo tranquilo suelen ser señales de calma.

Las orejas, aunque no siempre tan expresivas, también dicen mucho. “Un perro que echa las orejas hacia atrás suele estar contento o relajado; en cambio, unas orejas hacia adelante muestran interés o alerta”, explica. El cuerpo, en tanto, es el gran indicador. Un perro rígido o encorvado está incómodo; uno suelto y relajado demuestra confianza.

El adiestrador insiste en que la comunicación no se limita a los gestos, sino también a la distancia. Saber cuándo un perro necesita espacio o cuándo se siente invadido puede evitar reacciones indeseadas. “Si mi perro se tensa, me acerco, lo llamo con calma y cambio de dirección. Anticiparse es la clave”, señala López.

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