Enrique Sanz Bascuñana no es solo un maestro perfumista; es uno de los grandes pioneros de la aromaterapia científica y la cosmética natural en España. Con más de 30 años de experiencia, ha creado fórmulas, formado a cientos de profesionales y, sobre todo, ha mostrado que los aceites esenciales no son solo aromas bonitos: tienen un verdadero poder terapéutico. Para él, la cosmética no debería girar únicamente en torno a la belleza, sino a la salud y al bienestar, promoviendo alternativas naturales y caseras frente a los productos convencionales.
Críticas a la cosmética convencional y sus engaños

Sanz Bascuñana no se anda con rodeos: la cosmética industrial puede ser peligrosa. Muchos productos incluyen sustancias químicas sin estudios suficientes sobre sus efectos a largo plazo. “Pueden dar un efecto rápido —que es lo que todos buscamos—, pero no sabemos qué harán dentro de unos años… y muchas veces eso se paga con enfermedad o sufrimiento”, explica, con esa mezcla de seriedad y cercanía que hace que te replantees lo que aplicas en tu piel.
Además, denuncia la gran diferencia entre el precio y el valor real de los ingredientes. “Una crema de 50 € normalmente no lleva más que 50 céntimos en componentes”, añade. Gran parte del precio está en marketing y packaging, pero, según él, tú mismo puedes hacer una crema premium en casa y que funcione igual o mejor.
Y ni hablemos de los efectos “ilusorios” de algunos productos de belleza. “La arruga no desaparece, tu piel no se ha mejorado… incluso podrías empeorarla”, advierte, refiriéndose a los productos que solo estiran temporalmente la piel.
La filosofía del menos es más

Para Sanz Bascuñana, la cosmética natural debe estar intrínsecamente ligada a la salud, no solo a la apariencia. “Una cosmética natural tiene que ir ligada al concepto de salud, no solo a la estética”, afirma. Su consejo para quienes quieren empezar a crear sus propios cosméticos es simple: menos es más. “Cuantos menos ingredientes utilizo, más los conozco y más los puedo controlar.”
En cuanto a la honestidad, un cosmético etiquetado como natural debería contener un porcentaje muy alto de ingredientes naturales, idealmente el 100%, y si no, el fabricante debería declarar claramente el resto.
Ingredientes a evitar y mitos comunes

Sanz Bascuñana no duda en señalar qué ingredientes evitar: derivados del petróleo, siliconas o cualquier componente que aporte solo textura o color y que no beneficie a la piel. “No aportan nada bueno. Y lo peor es que muchas veces el organismo los metaboliza de formas que no sabemos del todo”, explica.
Rompe también el mito de que “todo lo natural es inocuo y todo lo artificial es perjudicial”. “Si generalizamos, perdemos el foco”, aclara, señalando que incluso lo natural puede ser peligroso si se usa en exceso.
Fórmulas y cosmética casera
Entre sus recetas más conocidas están:
- Limpiador tónico: mezcla de hidrolato de rosa con glicerina vegetal, sin conservantes, ajustable según el tipo de piel.
- Serum antimanchas minimalista: rosa mosqueta (99%) y aceite esencial de semillas de apio (1%), aplicado por la noche por su fotosensibilidad.
- Mascarilla de arcilla blanca: caolín con hidrolato a partes iguales, con un 10% de glicerina opcional para evitar tirantez.
- Aceites para cabello y barba: jojoba para cabello fino, coco para cabello seco o rizado, y aceites grasos como argán, aguacate o manteca de karité. Para la barba, aceites esenciales de madera como cedro, amiris o copaiba aportan aroma masculino.
Utensilios e higiene
Sanz Bascuñana subraya que la mayor causa de contaminación en la cosmética casera es el agua. Por eso debe ser destilada, mineral o hervida. Los utensilios y envases deben desinfectarse con alcohol al 70%, y el frío ayuda a conservar mejor los productos. “Si la crema huele mal, aparecen hongos o se separa, mejor desecharla.”
Para Enrique Sanz Bascuñana, la cosmética natural es mucho más que estética: es salud, conocimiento y respeto por lo que aplicamos en nuestra piel. Con sus enseñanzas, busca empoderar tanto a usuarios como a profesionales para crear cosmética consciente, segura y efectiva, hecha desde casa pero con rigor profesional.