En un contexto global que en numerosas ocasiones nos conduce a entender a la vejez como una fase silenciosa y aislante, surge una realidad esperanzadora: la tensión entre abuelos y nietos puede transformarse en un genuino “medicamento emocional” para quienes alcanzan la madurez. No solo se trata de una imagen pastoral, campestre y de paseos, se trata de por su complemento físico, cognitivo y emocional más importante. Desde el enlace intergeneracional, las personas mayores asumen un papel fundamental que alimenta su autoestima.
2CÓMO CULTIVAR ESE ‘MEDICAMENTO EMOCIONAL’

Es tan importante tener presente que la relación con los nietos es un recurso de gran poder como salir de esta idea y convertirla en algo concreto. Aquí tienes algunas claves para hacerlo realidad:
Varias actividades como ir a pasear al parque, contar historias, cocinar juntos, bastan para fortalecer la relación y activar el cuerpo – el cuerpo de los abuelos, pero también el de los nietos -. La actividad puede convertirse en un ritual que une generaciones para favorecer la salud integral de las personas mayores.
Para que el intercambio entre abuelos y nietos sea algo nutritivo y sostenible, las familias pueden organizar los momentos de forma compartida e intencionada, anticipando cuándo podrían cuidar a los nietos, qué actividades podrían llevar a cabo juntos y, sobre todo, valorando esta ocupación como relevante.
No todas las familias pueden verse con frecuencia – la distancia, los horarios o cuestiones relacionadas con la salud pueden limitar el encuentro físico -. En tales casos, la tecnología, las llamadas, los mensajes de voz o incluso compartir fotos y vídeos pueden convertirse en buenas soluciones para establecer puentes afectivos eficaces. Es más importante mantener el vínculo.
Los expertos del artículo también señalan 6 prácticas a cultivar para unir la relación familiar: la actividad física, la alimentación equilibrada, un buen sueño, la participación social, la curiosidad y la revisión médica.