Enagás y Cemex han firmado un acuerdo de colaboración para analizar y desarrollar soluciones integrales para el transporte marítimo de CO₂ capturado procedente del proceso de fabricación de cemento.
La alianza se enmarca en el creciente impulso europeo a la captura, almacenamiento y utilización de carbono (CCUS), una de las tecnologías consideradas esenciales para alcanzar la neutralidad climática en 2050. En España, el sector cementero representa cerca del 7% de las emisiones industriales, por lo que el desarrollo de infraestructuras para gestionar el CO₂ capturado se perfila como un paso clave dentro del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC).
El acuerdo contempla el diseño y puesta en marcha de toda la cadena de valor del CO₂, desde su captura en las plantas de Cemex hasta su transporte marítimo en estado licuado y posterior almacenamiento en emplazamientos subterráneos autorizados y operativos en el sur de Europa. Este proceso requerirá nuevas soluciones logísticas, tecnológicas y regulatorias que aseguren la trazabilidad y seguridad del dióxido de carbono durante todas las fases.
En este sentido, Scale Green Energy desarrollará un buque de nueva generación con capacidad de 20.000 m³, diseñado específicamente para el transporte de CO₂ licuado. Esta embarcación permitirá una mayor flexibilidad operativa, facilitando la conexión con diferentes puntos de almacenamiento del Mediterráneo y reduciendo los tiempos de traslado. Además, la naviera aprovechará la experiencia acumulada de Enagás en infraestructuras de gas natural licuado (GNL), aplicando su conocimiento técnico y sus estándares de seguridad al nuevo vector de transporte de CO₂.
Este acuerdo alcanzado entre Enagás y Cemex representan un paso estratégico dentro del mapa de ruta de des-carbonización de ambas compañías
Para Jesús Saldaña, director general de Desarrollo de Negocio y Sociedades Participadas de Enagás, este acuerdo “representa una oportunidad de liderar conjuntamente la innovación para ayudar a descarbonizar la industria”. Saldaña ha destacado que esta operación logística abre una oportunidad para potenciar la competitividad de la industria española que le permitirá “desempeñar una posición destacada para ayudar a alcanzar el objetivo de la Comisión Europea de capturar 50 millones de toneladas de CO₂ para 2030”.

Por su parte, Benjamín Cabrera, director de Operaciones de Cemento y Tecnología de Cemex España, ha subrayado la importancia de “desarrollar soluciones logísticas a gran escala que permitan gestionar grandes volúmenes de CO₂ de forma segura, eficiente y competitiva”. Asimismo, ha señalado que el acuerdo entre ambas compañías permitirá sentar las bases de una red de infraestructuras que conectará las plantas de Cemex en España con los principales «hubs» de almacenamiento del Mediterráneo. Un acuerdo que, según el propio Cabrera, fortalecerá “nuestros proyectos de captura de carbono”.
El pacto se alinea con la estrategia de sostenibilidad de Cemex, denominada “Futuro en Acción”, centrada en reducir las emisiones de sus fábricas mediante innovación tecnológica y el uso de combustibles alternativos. La compañía ya participa en varios proyectos piloto de captura de carbono en Europa, como el programa LEILAC (Low Emissions Intensity Lime and Cement), y prevé acelerar la implantación de estas soluciones a escala industrial antes de 2030.
Mientras que para Enagás, el proyecto refuerza su papel como agente clave en la transición energética. La empresa, que recientemente fue designada gestor del sistema de transporte de hidrógeno en España, amplía ahora su alcance al campo del CO₂, aprovechando su red de infraestructuras gasistas y su experiencia en el desarrollo de proyectos de transporte marítimo y almacenamiento de gases de baja huella de carbono.
Este acuerdo alcanzado entre Enagás y Cemex representan un paso estratégico dentro del mapa de ruta de des-carbonización de ambas compañías, especialmente en lo que respecta a la reducción de emisiones de difícil abatimiento en la industria pesada. Esta colaboración se alinea con los objetivos climáticos de la Unión Europea y podría servir de modelo para otros sectores industriales que buscan soluciones viables y escalables para gestionar sus emisiones.