En lo que respecta a la investigación privada, pocas fechas generan tanto movimiento como la Navidad. Las luces, las cenas de empresa y los reencuentros suelen despertar emociones dormidas. Según el detective español David Rodrigo, es precisamente en esta época del año cuando se produce el mayor número de infidelidades. Sin embargo, detrás de ese dato se esconde una realidad mucho más compleja y, sobre todo, menos romántica de lo que parece.
Rodrigo, con años de experiencia en el sector, asegura que la imagen del detective dedicado exclusivamente a descubrir infidelidades ha quedado atrás. Hoy, la mayor parte de su trabajo se centra en las empresas y en cuestiones económicas. Sin embargo, cada diciembre el teléfono vuelve a sonar con historias de sospechas, miradas cruzadas en cenas de trabajo y parejas que buscan una confirmación, aunque a veces no sepan si realmente quieren encontrarla.
2Entre la tecnología y la discreción: el nuevo rostro del detective

El oficio también ha evolucionado de la mano de la tecnología. Rodrigo recuerda con humor los tiempos en que una cámara debía esconderse en una caja de zapatos o dentro de un periódico. Hoy, los detectives utilizan gafas o relojes con microcámaras prácticamente indetectables. “El trabajo es más preciso, pero también más responsable. Cada grabación puede tener un impacto enorme en la vida de alguien”, señala.
Las infidelidades, además de ser un tema recurrente en la cultura popular, reflejan un aspecto íntimo de la sociedad: la búsqueda de certezas emocionales. En muchos casos, los clientes no pretenden obtener una ventaja legal, sino una respuesta personal. “Hay personas que solo quieren demostrar que no están locas, que su intuición era correcta”, cuenta el investigador.