miércoles, 8 octubre 2025

Javier Alonso (67), micólogo, alerta sobre el ‘beso de la muerte’ en los bosques: «Es idéntica a la comestible, pero te destroza el hígado en 48 horas»

Sus síntomas iniciales se confunden con una indigestión, pero provocan un fallo hepático irreversible en 48 horas, como advierte el micólogo Javier Alonso. La única prevención segura es la certeza absoluta en la identificación: ante la más mínima duda, la recomendación de los expertos es no consumir la seta bajo ningún concepto.

El otoño trae consigo el temido beso de la muerte a nuestros bosques, una trampa mortal vestida de manjar que cada año se cobra nuevas víctimas. El experto micólogo Javier Alonso, a sus 67 años, lo tiene claro, y es que según su experiencia la confusión con una seta comestible puede ser letal en cuestión de horas. Su advertencia resuena con fuerza: «Es idéntica a la comestible, pero te destroza el hígado en 48 horas». ¿Te atreverías a distinguirla?

La promesa de un paseo por la naturaleza y una cesta llena de delicias se puede torcer en una auténtica pesadilla por culpa de esta seta mortal. Lo peor es que sus primeros síntomas se confunden con una simple indigestión, pero como advierte Alonso, para cuando te das cuenta el veneno ya ha comenzado su avance irreversible por el organismo. El peligro es real, silencioso y se esconde a plena vista, esperando un solo descuido para actuar.

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EL OTOÑO ESCONDE UNA TRAMPA MORTAL

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Los colores ocres y la humedad del ambiente crean el escenario perfecto para la proliferación de cientos de especies de setas, un espectáculo que invita a la recolección. Sin embargo, este entorno idílico es también el hábitat de la Amanita phalloides, y es que este hongo es el responsable de más del 90% de las intoxicaciones mortales por setas. Un peligroso error en el bosque que puede costar la vida.

Conocida popularmente como oronja verde o canaleja, su apariencia puede ser engañosamente atractiva, con tonos que van del verde oliva al blanco. Javier Alonso insiste en su advertencia sobre esta confusión fatal, pues su morfología puede imitar a la perfección a otras setas muy apreciadas en la gastronomía. Este es el verdadero peligro que convierte una jornada de ocio en una tragedia anunciada, el temido beso de la muerte.

«TE DESTROZA EL HÍGADO»: LA AGONÍA SILENCIOS

El drama de esta intoxicación por setas comienza con lo que parece un simple malestar gastrointestinal unas horas después de su consumo. Lo más cruel es que tras este primer aviso, el paciente suele experimentar una falsa mejoría, pero como recalca Alonso, es una calma engañosa mientras las toxinas aniquilan el hígado en silencio. Un espejismo que retrasa la búsqueda de ayuda médica urgente y sella un destino fatal.

Pasadas 24 o 48 horas, el daño es ya catastrófico. El fallo hepático fulminante se manifiesta con toda su crudeza, una realidad que el micólogo resume en su frase: «te destroza el hígado». En esta fase, el único recurso para salvar la vida del afectado suele ser un trasplante de urgencia. Por eso, la advertencia de no consumir nada ante la duda es la mejor prevención contra este beso de la muerte.

¿POR QUÉ ES TAN FÁCIL CAER EN EL ENGAÑO?

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La principal causa de la confusión fatal es su asombroso parecido con otras especies de gran valor culinario, como algunas rúsulas o la codiciada Amanita caesarea cuando es joven. Incluso un recolector habitual puede cometer un error, ya que las condiciones ambientales pueden alterar ligeramente el aspecto de los ejemplares. Un simple descuido en la identificación de sus láminas blancas o la ausencia de su volva la convierten en una sentencia.

Además, el factor humano es determinante. He visto a gente muy segura de sí misma cometer errores garrafales», lamenta Alonso. La prisa, la euforia de un buen día de recolecta o el fiarse de «trucos de la abuela» sin base científica son actitudes temerarias, pues la confianza ciega es la puerta de entrada a la intoxicación más grave. No hay atajos seguros cuando te enfrentas al beso de la muerte.

LA VOZ DE LA EXPERIENCIA: CÓMO EVITAR LA TRAGEDIA

La regla de oro es innegociable y tremendamente simple: ante la más mínima duda, esa seta no se come. Jamás. Alonso es tajante en este punto, pues es preferible renunciar a un manjar que arriesgar la vida por una imprudencia. No se deben recolectar ejemplares jóvenes, rotos o que no se puedan identificar con una certeza del cien por cien. La seguridad es siempre la prioridad absoluta.

Es fundamental formarse, acudir a asociaciones micológicas y consultar siempre con expertos antes de consumir las setas recolectadas. Las aplicaciones móviles de identificación son una ayuda, pero no infalibles, y como nos recuerda la experiencia de Javier Alonso, la tecnología puede fallar donde la prudencia y el conocimiento experto aciertan. Un gesto de humildad que nos aleja del peligro de las setas venenosas.

UN LEGADO DE PRUDENCIA FRENTE AL BOSQUE

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Salir a recolectar setas es una de las tradiciones más bellas de nuestro otoño, una actividad que nos conecta con la tierra y sus ciclos. Sin embargo, esta afición conlleva una responsabilidad ineludible, ya que la naturaleza nos ofrece regalos, pero también exige un profundo respeto por sus reglas. Ignorarlas puede traer consecuencias devastadoras, como bien sabe Javier Alonso.un supermercado Cada ejemplar que recogemos debe ser un acto de conocimiento y certeza, nunca de azar o suposición.

La belleza de la Amanita phalloides es la metáfora perfecta de que no todo lo que brilla es oro, una última llamada de atención frente a la tentación de un beso de la muerte que, como sentencia Alonso, «te destroza el hígado en 48 horas»


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