martes, 14 octubre 2025

Traginer de la Tona, camionero: «Yo lloro en el camión muchas veces, lloro por mis hijos, por mi madre, por colegas…»

En el corazón de Cataluña, entre rutas secundarias y autopistas interminables, Traginer de la Tona se ha convertido en un referente para todos los camioneros. Su nombre, más que una marca, representa la constancia, el esfuerzo y la identidad de un oficio que sostiene la economía cotidiana del país: el de los camioneros.

Detrás del volante, la jornada comienza mucho antes del amanecer. Cargar, revisar la mecánica y planificar la ruta forman parte de una rutina que requiere disciplina y experiencia. “El camión no entiende de horarios, pero sí de responsabilidad”, suele decir Traginer, que ha hecho de su vehículo un espacio de trabajo y de vida. Su historia es la de muchos camioneros que, con discreción y orgullo, mantienen en movimiento a miles de empresas y familias.

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El desafío del presente

Fuente: agencias

El sector del transporte vive momentos de transformación. Los costes del combustible, las regulaciones medioambientales y la digitalización del sistema han cambiado la manera de operar. Para Traginer de la Tona, adaptarse es la única forma de seguir adelante. “Hoy, el camión ya no es solo un motor; es una oficina rodante conectada con todo”, comenta, destacando cómo la tecnología ha optimizado rutas y reducido tiempos, sin alterar la esencia del oficio.

Sin embargo, también hay dificultades que preocupan al sector: la falta de relevo generacional, las largas horas de trabajo y el desgaste físico. Muchos jóvenes no se sienten atraídos por una profesión exigente que, aunque fundamental, a menudo pasa inadvertida. “Somos parte de la economía invisible”, afirma Traginer.


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