martes, 7 octubre 2025

«Nunca aceptes el ‘¿quiere copia?’ del datáfono: es una puerta abierta al fraude del ticket», avisa Marco Antúnez (59), ex-policía de la unidad de estafas

Un gesto tan automático como rechazar la copia de pago con tarjeta se ha convertido en una mina de oro para los estafadores. Marco Antúnez, con una larga trayectoria en la unidad de estafas, desvela un método delictivo que aprovecha un simple trozo de papel.

La próxima vez que uses el datáfono y el dependiente te pregunte «¿quiere copia?», detente un segundo. Esa pregunta, aparentemente inofensiva, es el inicio de una cadena de riesgos que podrías estar ignorando, tal y como advierte Marco Antúnez (59), un ex-policía de la unidad de estafas. Y no, no hablamos de que te clonen la tarjeta, sino de algo mucho más sutil, un fraude que utiliza tu ticket desechado para cometer un delito perfecto y que te deja completamente fuera de juego.

Puede que pienses que ese papelito no sirve para nada, pero para un delincuente es una llave maestra. Marco lo tiene claro: «Nunca aceptes el ‘¿quiere copia?’ del datáfono: es una puerta abierta al fraude del ticket». ¿Te imaginas que alguien pudiera reclamar una devolución de dinero en tu nombre, con un producto robado, usando tu recibo como única prueba? Pues deja de imaginarlo, porque está pasando ahora mismo mientras lees estas líneas, gracias a ese comprobante de pago que tiraste a la basura sin mirar.

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¿UN SIMPLE PAPEL? EL TESORO ESCONDIDO EN TU BASURA

Este pequeño trozo de papel, que a menudo acaba arrugado en el fondo de un bolsillo o directamente en la papelera más cercana, contiene información más valiosa de lo que la mayoría cree.
Este pequeño trozo de papel, que a menudo acaba arrugado en el fondo de un bolsillo o directamente en la papelera más cercana, contiene información más valiosa de lo que la mayoría cree.

¿Qué es lo primero que haces tras pasar la tarjeta? Seguramente, guardar la tarjeta y esperar a que el empleado te entregue tu compra. En ese momento, el terminal de pago expulsa dos recibos, y es ahí donde empieza el peligro. Aunque el ticket no muestre tu número de cuenta completo, los datos que sí aparecen son suficientes para que los estafadores monten su teatro, una función en la que tú, sin saberlo, eres el protagonista involuntario de un fraude.

Ese comprobante de la tarjeta que rechazas con un gesto de la mano se convierte en un objeto codiciado por quienes rebuscan en las papeleras de las zonas comerciales. No buscan comida, buscan tu confianza. Para ellos, es la prueba de una compra legítima, la pieza que necesitan para completar su puzle delictivo, un plan que se ejecuta con una frialdad y una planificación que asustan y que convierte a cualquier usuario de un datáfono en una víctima potencial.

EL ‘MODUS OPERANDI’ DEL ENGAÑO: PASO A PASO

El método es tan sencillo como efectivo, y se apoya en la política de devoluciones de la mayoría de los comercios. El estafador solo necesita tres cosas: tu ticket, un producto idéntico al que tú compraste pero obtenido de forma ilícita (normalmente robado de la misma tienda) y un poco de descaro. Con estos elementos, el escenario para el fraude del «reembolso falso», como lo denomina Antúnez, está preparado y listo para la acción.

El delincuente acude al servicio de atención al cliente, presenta el artículo robado junto a tu recibo y solicita el reembolso. Como el ticket es auténtico y el producto coincide, el empleado no tiene motivos para sospechar. Procede a la devolución, el estafador recibe en efectivo o en un vale el dinero de una compra que nunca hizo, utilizando tu operación con tarjeta como coartada. Y tú, mientras tanto, continúas con tu vida, ajeno a que tu nombre ha sido utilizado para cometer un delito.

«LO PEOR NO ES EL DINERO, ES LA IMPUNIDAD»: LA VISIÓN DE UN EXPERTO

Marco Antúnez insiste en que, aunque la pérdida económica para la tienda es evidente, el verdadero problema subyace en la sensación de impunidad con la que operan estos delincuentes.
Marco Antúnez insiste en que, aunque la pérdida económica para la tienda es evidente, el verdadero problema subyace en la sensación de impunidad con la que operan estos delincuentes.

«La gente se preocupa mucho por la tecnología del datáfono, por si es seguro el contactless o si les pueden copiar los datos, pero descuidan lo más básico: el papel», sentencia Antúnez. Su experiencia le ha demostrado que los criminales siempre buscan el eslabón más débil, y en la cadena de pago electrónico, el punto más vulnerable sigue siendo el factor humano y sus descuidos cotidianos, como tirar un recibo sin destruirlo antes.

Para Marco, el fraude del ticket es especialmente frustrante porque es muy difícil de rastrear. El comercio registra una devolución legítima y tú ni siquiera te enteras de que has sido parte del engaño hasta que es demasiado tarde, si es que llegas a saberlo. «No hablamos de grandes cantidades por operación, pero es un goteo constante», explica. «Es la impunidad lo que más duele, la facilidad con la que se aprovechan de un gesto de confianza del consumidor que usa un lector de tarjetas».

CÓMO PROTEGERTE SIN VOLVERTE PARANOICO: GESTOS QUE MARCAN LA DIFERENCIA

La solución no pasa por volver al dinero en efectivo ni por desconfiar de cada pago con tarjeta. La clave está en incorporar pequeños hábitos de seguridad que no cuestan nada y que cierran la puerta a este tipo de fraudes. La prevención, como casi siempre, es la mejor herramienta de la que disponemos para evitar convertirnos en una estadística más en los archivos policiales.

El primer paso es evidente: acepta siempre la copia que te ofrece el datáfono. Guárdala en un lugar seguro, al menos hasta que hayas verificado el cargo en tu cuenta bancaria. Si decides deshacerte de ella, no la tires sin más a una papelera pública. Lo ideal es destruirla, romperla en pedazos pequeños para que nadie pueda reconstruir la información que contiene y usarla en tu contra. Un gesto tan simple como este inutiliza por completo el plan del estafador.

EL FUTURO DEL PAGO Y LOS RIESGOS QUE NADIE TE CUENTA

A medida que avanzamos hacia una sociedad sin efectivo, los métodos de pago evolucionan, pero también lo hacen las artimañas de quienes buscan explotar sus debilidades.
A medida que avanzamos hacia una sociedad sin efectivo, los métodos de pago evolucionan, pero también lo hacen las artimañas de quienes buscan explotar sus debilidades.

El datáfono se ha convertido en una extensión de nuestra cartera, un dispositivo omnipresente que ha simplificado nuestras vidas. Sin embargo, esta comodidad también nos ha vuelto más confiados, más relajados ante los posibles riesgos. Creemos que la seguridad es algo que depende exclusivamente de la tecnología, del chip de nuestra tarjeta o de los sistemas del banco, pero la responsabilidad final sobre nuestros datos más básicos sigue estando en nuestras manos, incluso sobre un trozo de papel.

El consejo de Antúnez va más allá del simple recibo del TPV. Nos invita a ser más conscientes en cada paso del proceso de compra, desde que introducimos el PIN hasta que nos deshacemos del comprobante. «El futuro es pagar con el móvil o el reloj, y eso traerá nuevos desafíos», comenta. Mientras ese futuro llega, el viejo ticket de papel sigue siendo un cabo suelto, un recordatorio de que en el mundo del fraude, incluso la tecnología más avanzada puede ser vencida por el más antiguo de los trucos: hurgar en nuestra basura. La próxima vez que uses el datáfono, ya sabes qué responder.


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