La situación de los repartidores del sector delivery sigue siendo delicada. Tras la presión del gobierno, Glovo decidió contratar a sus repartidores, lo que se ha traducido, según estos, en unas peores condiciones de trabajo. Ahora, las declaraciones recientes de la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, sobre Uber Eats les hacen temer que pierdan una de las últimas islas donde hasta ahora han podido mantener sus condiciones actuales, y siguen operando como autónomos.
La mayoría de estos repartidores, que consideraron desde un principio que la nueva ley rider podía traducirse en una mala noticia para ellos, están ahora en alerta o buscando otro tipo de trabajo. Para algunos, el problema se traduce simplemente en la necesidad de dejar la bicicleta estacionada y buscar otro trabajo, pero para otros, aquellos que alquilan cuentas, es casi una sentencia de muerte. No es ningún secreto que el trabajo para las aplicaciones de delivery ha sido un salvavidas para muchos migrantes que alquilaban las cuentas mientras esperaban que se regularizara su situación en cuanto a documentos, o mientras consiguen otra cosa.
Para otros, que si eran autónomos registrados a estas aplicaciones, el poder definir su horario, sus horas de trabajo y poder sumar horas extra para aumentar su facturación les permitían ahorrar al empezar a operar con estas aplicaciones. Lo cierto es que no fueron solo las aplicaciones las que defendían el modelo de autónomos, sino los repartidores, quienes se preocupaban por mantener lo que todavía hoy consideraban que funcionaba.
La realidad es que estos repartidores están en la complicada situación de quedar en el fuego cruzado entre las aplicaciones y el gobierno. Para quienes operan todavía en Uber Eats, la situación de Glovo es una preocupación real, sobre todo por qué no se trata solo de peores condiciones, sino que saben que el proceso dejará a algunos por fuera, obligados a pelear por qué su baja se considere un despido, con la antigüedad apropiada, pero sin su opción de sustento. Aun así, la mayoría consideraba evidente este paso una vez que se confirmó que Glovo contrataría a sus repartidores.
PRESIONAR A UBER EATS PARA IGUALAR LAS NORMAS
Lo cierto es que mientras que Uber Eats siga operando con autónomos, se crea un desequilibrio evidente en el mercado del delivery. La empresa tiene la ventaja de que sus repartidores ocupan por sí solos todos los horarios disponibles, sabiendo que algunos de los más incómodos son también los más atractivos a la hora de calcular la facturación. El tener riders contratados obliga a las empresas a marcar horarios, tener sueldos fijos y zonas fijas mucho más estrictas. Es la realidad con la que se han estrellado tanto Glovo como sus repartidores.
En cualquier caso, es uno de los puntos que tiene años reclamando el tercer jugador del sector: Just Eats. La empresa contrató a sus repartidores y cambió su modelo antes, incluso, de que se aprobara la ley rider, por lo que ha permitido que resuelvan la mayoría de los problemas que ahora enfrentan estos competidores. Sin embargo, aun así, este modelo los había puesto en una desventaja competitiva, tanto para captar clientes como para atraer repartidores, para cubrir la plantilla necesaria para que la empresa pueda operar de la forma esperada.

Será interesante ver como reacciona Uber Eats a la presión. La primera inspección de trabajo tras el cambio de modelo de Glovo fue un primer aviso de su nueva realidad, como la oveja negra del mercado que sigue operando con autónomos, los comentarios recientes de Yolanda Díaz son una confirmación más de esa presión, lo que los obligará a adaptarse a la nueva realidad, o al menos a buscar una fuerte defensa legal para mantener su espacio. Tienen la ventaja de un servicio de transporte que, en momentos de crisis, puede servir como red de seguridad para la empresa.
UBER EATS YA INTENTÓ OPERAR CON FLOTAS
El otro punto delicado de la situación es que Uber Eats ya ha intentado operar con flotas de riders contratados en el pasado. Si bien eran contratos subarrendados, el experimento acabo tras 2020, con la empresa decidiendo volver a un formato de autónomos, aunque ha mantenido un modelo mixto, usando flotas sobre todo para recoger los pedidos de los supermercados. Es un recordatorio de lo complicado que puede ser aplicar este tipo de modelos a una empresa que funcionaba a base de repartidores autónomos.
La ventaja es que tienen esta experiencia, lo que puede servir para aprender como aplicar los cambios en la actualidad. Aun así, no parece una buena noticia para los repartidores que prefieren seguir siendo autónomos, y que ven cómo sus opciones siguen reduciéndose por una ley contra la que protestaron en su momento.