Amador Mohedano ha regresado a los focos mediáticos en un momento en el que, como suele ocurrir con la familia de Rocío Jurado, las polémicas nunca descansan. En esta ocasión, el hermano de “La Más Grande” ha decidido volver a sentarse en un plató de televisión, concretamente en el programa “¡De Viernes!”, después de un año marcado por los problemas de salud que lo llevaron a ingresar en un hospital de Jerez de la Frontera.
2Los problemas en la familia de Rocío Carrasco

No deja de ser significativo que esta cadena de reproches coincida con una fecha simbólica: el próximo verano se cumplirán 20 años del fallecimiento de Rocío Jurado, víctima de un cáncer de páncreas a los 62 años. Lejos de servir este aniversario como un motivo de unión familiar o de homenaje sincero, se convierte en la antesala de nuevas tensiones y en la excusa perfecta para reabrir heridas. Mientras la cantante es recordada en escenarios y homenajes, su familia protagoniza titulares que poco tienen que ver con la música y sí mucho con las cuentas corrientes de quienes encuentran en la televisión un modo de vida. Rocío Carrasco ha hecho casi una treintena de programas en Telecinco contando su versión de la historia; su hija, Rocío Flores, ha rentabilizado su conflicto con ella en diferentes platós; Rosa Benito, cuñada de Rocío Jurado, mantiene su lugar como colaboradora gracias al apellido; Antonio David Flores, primer marido de Carrasco, también se benefició durante años de esa exposición; y más tarde se fueron sumando nombres como Ortega Cano, Ana María Aldón, Raquel Mosquera o Gloria Camila, todos ellos orbitando alrededor de una figura cuya memoria debería servir para elevar el nivel de la conversación y no para hundirlo en un mar de insultos y cuentas pendientes. La televisión, sin embargo, sigue premiando estas comparecencias, y el regreso de Amador Mohedano no ha sido más que un capítulo más de esta interminable serie en la que la intimidad se vende al mejor postor.
El propio estado de salud de Amador añade un matiz particular a este regreso mediático. Hace solo unos meses, su ingreso hospitalario generó preocupación tanto en sus seguidores como en su familia, que se movilizó para acompañarlo durante ese trance. A la salida, una fotografía en la que aparecía rodeado de sus seres queridos tranquilizó a muchos, aunque también suscitó dudas sobre si podría recuperar la energía necesaria para afrontar un año complicado. Él mismo reconoció en entrevistas posteriores que se encontraba mejor, aunque aún arrastraba ciertas limitaciones físicas. Este contexto personal contrasta con la dureza de sus palabras hacia Rocío Carrasco, demostrando que, a pesar de sus problemas de salud, no ha perdido las ganas de polemizar ni la disposición de participar en un espectáculo que, en esencia, se alimenta del dolor familiar. Lo que debería ser un tiempo de calma y de reconciliación se transforma en más gasolina para un incendio que, por lo visto, nunca termina de apagarse. A fin de cuentas, en este entorno, la paz no da titulares y, mucho menos, genera ingresos.