El cierre de la Administración estadounidense copará el interés informativo de la semana, con una agenda un poco más ligera en el apartado macro.
Pese a ello, el lunes tendremos ventas minoristas de agosto en la UEM, el martes balanza comercial estadounidense de agosto, el miércoles producción industrial alemana de agosto y Actas de la Fed correspondientes a la reunión del 17 de septiembre. Por último, el viernes habrá datos de Confianza del consumidor medida por la Universidad de Michigan de octubre.
Hans-Jörg Naumer, director Global Capital Markets & Thematic Research de Allianz Global Investors apunta que “es cierto que el “mítico” Oktoberfest, que ya ha traspasado las fronteras de Múnich para convertirse en un evento de alcance mundial, ya habrá terminado cuando se publiquen estas líneas. A diferencia de lo que sugiere su nombre, la famosa fiesta de la cerveza se celebra tradicionalmente en septiembre y solo se prolonga unos días en octubre.”
“Por tanto, ¿podríamos vivir un “Oktoberfest” también en los mercados? Tal y como ha ocurrido históricamente, septiembre volvió a experimentar volatilidad: numerosos segmentos de la renta variable tuvieron dificultades para mantener sus niveles, con algunos índices incluso cayendo. Los bonos soberanos también se vieron presionados a medida que avanzaba el mes. En cambio, la mayoría de las materias primas mostraron un buen comportamiento, con el oro reforzando aún más su ya sólida trayectoria».
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Atentos a al cierre de la Administración en EEUU
Deborah Cunningham, Chief Investment Officer de global liquidity en Federated Hermes, señala que no está nada claro cuánto tardará la Reserva Federal en alcanzar su tasa terminal. Su último Resumen de Proyecciones Económicas indica un consenso razonable en torno a dos recortes más de 25 puntos básicos este año, lo que reduciría el rango objetivo al 3,50-3,75 %, Pero si el actual cierre del Gobierno estadounidense impide que la Oficina de Estadísticas Laborales publique este viernes el informe de empleo de septiembre, es posible que la Fed mantenga los tipos sin cambios en la reunión de octubre. Eso añadiría más incertidumbre a las previsiones a largo plazo.
Lo más importante son las predicciones de los funcionarios de la Fed sobre dónde estarán las tasas en el futuro, indicadas por puntos negros trazados en un gráfico. El «gráfico de puntos» para 2026 parece haber sido alcanzado por perdigones. La amplia dispersión probablemente sea fruto de las dudas provocadas por las presiones del presidente Trump al banco central. La legalidad de la destitución de Lisa Cook de la junta de gobernadores está ahora en manos de la Corte Suprema. Sea cual sea el resultado, la Administración seguramente continuará con sus intentos de limitar la independencia de la Fed, lo que provocará una dosis extra de incertidumbre.
Por su parte, Libby Cantrill, directora de políticas públicas de PIMCO, recuerda que la financiación del Gobierno de EEUU expiró el 1 de octubre, lo que provocó el cierre de los servicios no esenciales, el primero de este tipo desde 2018.
¿Por qué es importante para la economía? Un cierre temporal no tiene prácticamente ninguna repercusión en la macroeconomía, ya que todos los trabajadores federales afectados (aunque no necesariamente los contratistas) reciben el pago retroactivo tan pronto como se reanuda la actividad del Gobierno.
Sin embargo, cuanto más se prolongue el cierre, más efectos «no lineales» podrían producirse (por ejemplo, destrucción de la demanda, pérdida permanente de actividad del PIB, etc.). Estimamos que el PIB real anualizado se ve afectado negativamente en un 0,1 %-0,2 % por semana, pero podría acelerarse a medida que se prolongue el cierre. Hay que tener en cuenta que el cierre total más largo, similar a este, se produjo en 2013 y duró 16 días.

¿Esta vez es diferente?La opinión generalizada es que el pasado será el prólogo, el cierre será breve y, por lo tanto, cualquier impacto económico o en los mercados será transitorio y probablemente se revertirá. Aunque es probable que esto sea cierto, existe una elevada probabilidad de que no lo sea, ya que, a diferencia de 2013, no existe ningún mecanismo coercitivo para reabrir el Gobierno.
Si el cierre se prolonga más de lo previsto, podríamos asistir a un empeoramiento de los efectos económicos en un momento en el que esperamos una «ventana de debilidad» en el crecimiento de Estados Unidos antes de la reaceleración prevista para principios de 2026 debido a los nuevos recortes fiscales que entrarán en vigor para los hogares.