En nuestro país, cuando la lluvia golpea fuerte y el frío atraviesa la ropa, la mayoría de las personas busca refugiarse en casa. Sin embargo, para Tania, repartidora de Glovo, esos días son una oportunidad de oro. Entre calles mojadas y temperaturas que enfrían las manos, ella asegura que “con la lluvia el trabajo se duplica, pero las ganancias se triplican”.
Colombiana, madre soltera y residente en la capital española, Tania es una de esas trabajadoras que no se rinden. Su rutina es dura: soportar la inclemencia del clima sobre una moto mientras reparte pedidos que van desde llaves olvidadas hasta ramos de flores. Pese a la dureza del oficio, lo afronta con optimismo y con la certeza de que cada sacrificio vale la pena.
2Ser madre, migrante y autónoma

Más allá de la lluvia y los números, la vida de Tania está marcada por un esfuerzo constante. Como madre soltera, combina el cuidado de su hijo con las largas horas en la calle. Reconoce que no siempre es fácil confiar en alguien para dejar a su pequeño, pero afirma que trabaja con la tranquilidad de ofrecerle una vida mejor.
Además, subraya que ser autónoma en España le permite cierta independencia. Aunque debe pagar una cuota mensual, considera que Glovo le ofrece la libertad de manejar su tiempo y decidir cuándo activar la aplicación. En un mes regular, logra reunir entre 2.200 y 2.300 euros, una cifra que, según cuenta, le da estabilidad y dignidad.