domingo, 5 octubre 2025

La OMS advierte: en 25 años más de la mitad de la población mundial sufrirá alergias

- El inmunólogo Alfredo Corell explica cómo cuidar el sistema inmunitario con hábitos sencillos y reales.

La OMS alerta sobre el aumento global de las alergias. El inmunólogo y catedrático Alfredo Corell, miembro de la Sociedad Española de Inmunología, lo tiene claro: entender cómo funciona nuestro sistema inmunitario debería ser casi un conocimiento básico para cualquiera. No hablamos de un tema lejano ni de un manual para especialistas, sino de algo que condiciona directamente cómo nos sentimos y cómo vivimos. Tras la pandemia, lo vio con más claridad que nunca: el miedo abrió la puerta a charlatanes, a productos milagro y a promesas vacías que solo aprovecharon la vulnerabilidad de la gente. “La gente necesitaba certezas y se aprovechó ese miedo para vender falsas promesas”, lamenta.

La misión del sistema inmunitario

Corell lo explica con una sencillez que engancha: nuestro sistema inmunitario está hecho para protegernos. No solo contra lo que llega de fuera —virus, bacterias, hongos—, también contra lo que se nos puede descontrolar por dentro. “El organismo reacciona cuando detecta algo peligroso, incluso si es una célula propia que ha mutado y empieza a comportarse como un tumor”, comenta. Es, en cierto modo, nuestro vigilante nocturno: silencioso, incansable, siempre atento.

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Suplementos: luces y sombras

Claves del sistema inmunitario Merca2.es
El sistema inmunitario actúa como un vigilante silencioso que protege nuestro cuerpo. Fuente: Canva

Vivimos rodeados de pastillas y polvos que prometen “subir las defensas”. Pero Corell baja a tierra esas expectativas: “la mayoría no tienen ninguna base científica”. Lo que suele ocurrir es un truco de marketing: el producto estrella apenas aporta nada, pero lo adornan con zinc o vitamina D —sustancias que sí ayudan— para darle apariencia de seriedad. “En realidad, nos están vendiendo gato por liebre”, denuncia.

¿La recomendación? Mucho más simple que cualquier suplemento: si comes bien, duermes lo suficiente y te mueves con regularidad, no necesitas nada más. Solo en casos muy concretos —una intolerancia, una dieta muy restrictiva, un tratamiento médico que debilite el organismo— puede ser necesario un extra, pero siempre con control profesional. Porque, recuerda Corell, un exceso de vitamina C se elimina por la orina, pero la vitamina D se acumula y puede ser peligrosa.

Dieta, probióticos y microbiota

Riesgos de suplementos falsos Merca2.es
La alimentación equilibrada y los probióticos naturales ayudan a mantener las defensas fuertes. Fuente: Canva

En la mesa está gran parte de la solución. Corell insiste en evitar los hidratos refinados y no olvidarse de la fibra, “la comida de nuestras bacterias intestinales”. Además, aconseja sumar a la rutina un probiótico diario: un yogur, un kéfir, algo tan sencillo como eso, siempre sin exceso de azúcar.

Para que se entienda mejor, pone un ejemplo muy gráfico: María Branyas, la mujer más longeva de Olot, tenía una microbiota propia de alguien de 20 años. Un detalle que explica mucho de su vitalidad. Y para los que no consumen lácteos, hay alternativas veganas con soja o avena que cumplen la misma función.

Alergias y estrés: la cara oculta

Habitos que fortalecen defensas Merca2.es
El exceso de pantallas y el estrés crónico debilitan el sistema inmunitario. Fuente: Canva

Los datos asustan: para 2050, la OMS calcula que más de la mitad de la población mundial será alérgica. ¿El motivo? Lo que se conoce como la “hipótesis de la higiene”. Nuestro sistema inmunitario necesita entrenarse en la infancia, y cuando lo aislamos de bacterias, tierra o incluso parásitos, crece mal preparado. De ahí que, por ejemplo, crecer con mascotas pueda ser un regalo para las defensas de un niño.

El estrés, por su parte, es otro enemigo silencioso. Corell distingue entre el estrés agudo, ese que nos espabila y nos mantiene atentos, y el crónico, que erosiona poco a poco. “Cuando el cortisol se dispara durante demasiado tiempo, las defensas caen en picado”, resume.

Pantallas, ruido y sueño

El exceso de pantallas no solo roba horas de sueño. También nos encierra en la inactividad, altera la alimentación y dispara la ansiedad. Y aquí aparece un detalle curioso: el ruido digital. “Los pitidos de consolas o redes sociales son una forma de contaminación acústica, y el ruido es malo para las células inmunitarias”, explica Corell. En cambio, un entorno con música clásica resulta beneficioso, casi como un pequeño bálsamo para las defensas.

Ejercicio: la dosis justa

YouTube video

Moverse es clave, pero no vale cualquier cosa. El ejercicio moderado —150 minutos de actividad cardiovascular a la semana y un par de sesiones de fuerza— puede reducir a la mitad el riesgo de infecciones respiratorias. Pero ojo: pasarse de frenada es contraproducente. El ejercicio extenuante puede multiplicar por cinco ese riesgo. Como ironiza el inmunólogo: “es peor pasarse que no hacer nada”.

Alcohol y falsas promesas

En cuanto al alcohol, Corell no admite matices: “no existe ningún alcohol inmunosaludable”. Ni vino, ni cerveza, ni combinados. Da igual que contengan polifenoles o taninos; el hecho de estar en un entorno alcohólico anula cualquier posible beneficio y acaba dañando órganos clave.

Cuidado con la PNI clínica

Para cerrar, advierte sobre la Psiconeuroinmunología (PNI). La ciencia ha demostrado que el sistema nervioso, el endocrino y el inmunitario están conectados. El estrés, por ejemplo, puede causar úlceras. Pero de ahí a vender terapias milagrosas va un trecho. “No hay evidencias sólidas que la respalden y, a menudo, la practican personas sin cualificación médica”, señala con firmeza.


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