domingo, 5 octubre 2025

Dr. Alberto Sanagustín, mádico de familia: «Es crucial usar gafas de sol con protección 100% contra rayos UVA o V para retrasar la aparición de cataratas»

- El Dr. Alberto Sanagustín, médico de familia, advierte sobre la importancia de usar gafas de sol con protección 100% UVA y UVB para prevenir cataratas.

Con los años, es normal que la vista empiece a dar señales de desgaste. A veces son solo detalles: te cuesta leer las letras pequeñas del envase de una medicina, o notas que los colores ya no se ven tan vivos como antes. Pero otras veces, esos pequeños cambios tienen nombre y apellido. Uno de los más comunes es este: cataratas.

Sé que la palabra suena un poco seria, incluso intimidante. Pero la verdad es que es algo bastante habitual, sobre todo a partir de los 60 o 65 años. De hecho, según cuenta el Dr. Alberto Sanagustín —un médico que tiene ese don de explicar lo complicado con ejemplos simples—, “tener cataratas es como si el parabrisas de tu coche se fuera empañando poco a poco”. Y, claro, al principio ni te das cuenta. Hasta que un día miras y ya no ves con la misma nitidez.

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Lo cierto es que, para cuando llegamos a los 75, casi todo el mundo tiene al menos un grado de cataratas. No es una excepción, es casi parte del proceso natural de envejecer. Pero eso no significa que haya que resignarse. Todo lo contrario.

Señales que no conviene ignorar (aunque parezcan «normales»)

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Las gafas UV filtran rayos dañinos que aceleran las cataratas. Fuente: Canva

Detectarlas a tiempo puede marcar una gran diferencia. Lo complicado es que los primeros síntomas son tan sutiles, que es fácil confundirlos con otras cosas. “Será que estoy cansado”, pensamos. O “seguro es por el brillo de la pantalla”. Pero a veces no es ni el cansancio ni la pantalla.

Estas son algunas señales a las que conviene prestar atención:

  • La vista se va volviendo borrosa, sobre todo al mirar de lejos. No es de un día para otro, sino algo gradual, casi imperceptible… hasta que un día notas que necesitas entrecerrar los ojos más seguido de lo normal.
  • Deslumbramientos que antes no estaban. Luces de coches que parecen faros de estadio, o reflejos incómodos al atardecer. Es como si tus ojos ya no supieran lidiar con la luz.
  • Colores que se apagan, literalmente. Los tonos se ven más apagados, con un tinte amarillento. Lo azul y lo violeta pierden intensidad, como si el mundo estuviera pasando por un filtro viejo de Instagram.
  • Ver doble en un solo ojo. Suena raro, pero pasa. Abres un ojo, ves una imagen… y otra encima. Como si la luz entrara torcida.
  • Cambios frecuentes en la graduación. ¿Tu oftalmólogo ya te conoce por nombre porque vas cada pocos meses a cambiar los lentes? Eso también puede ser una señal. Incluso hay quienes notan que pueden leer sin gafas cuando antes no podían. Y, aunque suene bien, no lo es: puede ser que el cristalino esté empezando a alterarse.

¿Se pueden prevenir las cataratas? No del todo… pero sí retrasarlas

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Señales como visión borrosa pueden ser síntomas tempranos. Fuente: Canva

Hay cosas que no podemos controlar: la edad, la herencia genética, ese tipo de cosas que simplemente nos tocan. Pero también hay hábitos que sí están en nuestras manos y que pueden ayudarte a frenar o al menos retrasar el avance de las cataratas.

  • El sol no es tan inocente como parece. La radiación ultravioleta daña el cristalino con el tiempo, así que usar gafas de sol con protección real (nada de comprarlas por estética en una gasolinera) es fundamental. Busca siempre las que indiquen protección 100% UVA y UVB. Si tienen el sello UV400, mejor.
  • El tabaco es enemigo de todo, también de tus ojos. Fumar duplica el riesgo de desarrollar cataratas. Lo bueno es que dejarlo, aunque cueste, empieza a revertir el daño con el tiempo. Así que nunca es “demasiado tarde” para hacer algo al respecto.
  • La diabetes también juega un papel importante. Si no está bien controlada, puede aumentar hasta cinco veces el riesgo de cataratas. Cinco. Y eso ya no es una casualidad, es una llamada de atención. Mantener estables los niveles de azúcar ayuda, y mucho.

Lo que comes también importa: la vista se cuida desde el plato

Algo que me sorprendió cuando hablé con un oftalmólogo por primera vez fue descubrir que el cristalino, esa lente interna del ojo, necesita antioxidantes. No vitaminas “porque sí”, sino nutrientes específicos que lo protejan del deterioro.

  • La vitamina C es clave. Se acumula en el cristalino y ayuda a neutralizar el daño causado por la oxidación (sí, como el metal que se oxida con el tiempo, nuestros ojos también lo hacen… en cierto modo).
  • La vitamina E, la luteína y la zeaxantina también son fundamentales. Están presentes en vegetales de hoja verde como la espinaca o la col rizada, y también en la yema del huevo. Sí, ese desayuno con huevos revueltos tiene más beneficios de los que creías.

Pero más allá de nutrientes aislados, lo que realmente hace la diferencia es el conjunto. Una dieta tipo mediterránea —con muchas frutas, verduras, frutos secos, aceite de oliva y pescado— no solo te ayuda a mantenerte en forma, sino también a mantener tus ojos funcionando como deben.

Lo que sí y lo que no sobre el tratamiento

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Aquí toca romper algunos mitos. Porque, aunque nos gustaría creer en soluciones mágicas, la realidad es más sencilla… y más efectiva también.

  • No, no hay gotas que curen las cataratas. A día de hoy, no existe ningún colirio milagroso. Si alguien te lo promete, mejor desconfía.
  • Tampoco hace falta “esperar” a que la catarata esté madura para operarse. Eso era antes. Hoy en día, cuanto antes se actúe, más fácil y segura es la intervención.
  • ¿Miedo a la operación? Es completamente normal. Pero lo cierto es que la cirugía de cataratas es una de las más seguras y exitosas en todo el campo médico. Hablamos de tasas de éxito cercanas al 98%. Y suele hacerse con anestesia local, de forma ambulatoria. En muchos casos, ni siquiera necesitas puntos.

¿Y entonces… cuándo hay que operarse?

No hay una regla única. Nadie puede decirte “ahora o nunca”. Lo importante es cómo te afecta en tu día a día. ¿Ya no puedes conducir con confianza? ¿Leer se ha vuelto un esfuerzo constante? ¿Te cuesta reconocer caras o ver bien la televisión? Si la respuesta es sí, entonces quizá sea momento de plantearlo.

Lo bueno es que la cirugía no solo elimina la catarata. También puede corregir otros problemas como la miopía, el astigmatismo o la hipermetropía gracias a lentes intraoculares especiales. Hay opciones para distintos estilos de vida y necesidades.

El Dr. Sanagustín lo resume muy bien:
“Operarse de cataratas es, en realidad, recuperar calidad de vida. Volver a ver bien, a vivir sin esa niebla constante. Y cuanto antes se detecte, más sencillo será el camino”.

Y tú, ¿cuándo fue la última vez que revisaste tu vista con un profesional?
Tal vez sea momento de mirar, nunca mejor dicho, un poco más de cerca.


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